Opinión

El desprecio como acción de gobierno

Durante estos cuatro largos años, no ha habido día en que este gobierno no diese ejemplo de trato lejano y menosprecio hacia aquellos a los que debía defender; e incluso a veces, han parecido burlarse de los ciudadanos, mientras se aplicaban al uso de un discurso plagado de eufemismos y circunloquios; diciendo lo contrario de lo que se proponían hacer, mostrando con ello su profundo desprecio a la ciudadanía y propiciando el crecimiento de un intolerable déficit democrático.

Tanto se ha asumido este comportamiento vejatorio en la acción gubernamental que, aunque se acerquen las elecciones, no se aprecia en el PP ningún cambio de “talante”; con desfachatez se ríen de la ciudadanía en relación con asuntos que han causado llanto a mucha gente honrada de esta tierra; gente que sin ir más lejos, haya tenido la fatalidad de ponerse enferma durante esta legislatura de gobierno del PP.

Ejemplos los hay por miles, porque, cada vez que este Gobierno ha actuado, lo ha hecho para defender a los poderosos; y, por ende, traicionar a muchas personas que, votaran o no al PP, habrían debido constituir, sin ningún género de dudas, el motivo primordial de sus desvelos. Como por ejemplo los enfermos de hepatitis C. Hay que recordar en este punto que, mientras el portavoz del Gobierno decía que no escatimaría ni un solo euro para estos enfermos, los miembros de la plataforma que les ha venido apoyado desde el comienzo eran expulsados de las Cortes regionales, con modos semejantes a los correspondientes a una pandilla de indeseables.

A Cospedal y a todo su Gobierno les debían haber quitado el sueño los niños enfermos de cáncer y sus padres; gentes que han tenido que pelear muy duro, no solo contra la enfermedad, sino también contra un gobierno al que veían responsable de desmantelar el Servicio de Pediatría Oncológica de Toledo. El Gobierno de Cospedal se limitaba a decir que todo era mentira y a no dar audiencia a los afectados; mientras que los concejales del PP, exhibiendo una actitud de soberbia incalificable, abandonaban con notable grosería aquel pleno municipal en el que se proponía tomar la palabra la madre de un niño enfermo.

Cuando el desprecio se convierte en elemento habitual de la acción de un gobierno, éste se hace insensible a lo que hace sufrir al pueblo. Solo así se concibe que a nuestros gobernantes no les ha importado que, hace unas semanas, el Comité de Tumores de Mama del hospital ‘Virgen de la Luz’ de Cuenca calificase de “preocupante” la situación del programa de detección precoz del cáncer de mama, del que dicen que dejará ahora fuera de las revisiones al 55% de mujeres con alto riesgo de padecerlo. Ni que recientemente se supiera que el Hospital General Universitario de Ciudad Real deriva las pruebas diagnósticas de ecografías al despacho 202 del Hotel Cumbria, donde las realiza una fundación privada. Ni que de manera tosca envíen a un camión a quienes necesitan hacerse una resonancia magnética. O que tampoco se inmutaran, así es su desprecio por la gente común, tras conocer que al menos 15 niños, de entre 2 y 7 años de edad, derivados del SESCAM a la clínica privada La Milagrosa, en Madrid, fueron operados de manera deficiente. ¡Sin ruborizarse siquiera!

Al final de la legislatura, la radiografía de la sanidad pública que nos deja Cospedal queda paradójicamente ejemplarizada en las palabras sabias de una mujer corriente, vecina del pueblo de Honrubia: “No te pongas a las nueve que no te vale el santolio... Como te dé una miaja de apechusque, la roscas".

Se suele decir que como muestra basta un botón, pero este Gobierno tiene cientos de botones imposibles de resumir en uno. Estos botones relatados aquí son recientes, lo que refleja que aun acercándose las elecciones, no tienen reparo en tratarnos de manera indolente y de hacer estas barbaridades. Imaginemos por un instante de qué serían capaces si vuelven a ganar.

Pues bien, el 24 de mayo estará en nuestras manos la posibilidad de impedir que semejantes gobernantes despóticos sigan haciéndonos daño. En nuestras manos estará decirles adiós. Será un gran momento para todos los ciudadanos que hemos padecido en nuestras carnes el desprecio de Cospedal.

El momento está cerca y no hay duda: “Podemos” conseguirlo. Sí Se Puede. 

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