Opinión

La educación es un derecho

En menos de dos meses, se ha puesto en marcha el curso escolar con grandes cambios, el balance es absolutamente positivo, teniendo en cuenta además que para aplicar estos cambios es precisa la coordinación con otras consejerías, e incluso con otras administraciones.

Este nuevo curso recupera las ayudas para que todos los alumnos puedan acudir a comedores escolares, las ayudas y becas para libros y material, la disminución del ratio de alumnos por clase con la apertura de nuevas unidades y la recuperación de la plantilla de docentes, la incorporación de todos los maestros desde el 1 de septiembre y, por supuesto, la reapertura de escuelas rurales, previo acuerdo y petición de madres y padres de alumnos y ayuntamientos.

La escuela es una dotación esencial para un pueblo si de verdad creemos necesaria y queremos la recuperación del medio rural. Adoptar decisiones que cambian las vidas de las personas, de los pueblos y de las comarcas basándose solamente en el ahorro inmediato es una mala política, porque la solución coyuntural puede acarrear, como es el caso, un daño estructural irreversible, aumentando a medio y largo plazo el problema que se quiere atajar.

Por eso, el presidente García-Page quiso abrir el curso escolar en una pequeña escuela rural injustamente cerrada hace cuatro años atrás, pasando por encima incluso de sus propios decretos, de sus propias valoraciones: el CRA Los Sauces de Puente de Vadillos, en el término municipal de Cañizares.

Esta escuela simboliza muchas cosas importantes para Castilla-La Mancha. Es el ejemplo del daño generado por la política de recortes en la Educación Pública y en el Medio Rural. Es el ejemplo de cómo se aplicó una política de apisonadora frente a la razón y al derecho. Es el símbolo de la protesta social, de la respuesta ciudadana en defensa de la escuela rural, y de la gestión al servicio de los ciudadanos. Y, desde este curso, es el símbolo del cambio y de que no hay tiempo que perder cuando se puede cumplir lo prometido.

Es, además, el recuerdo de que el proyecto de región que ha llevado a Emiliano García-Page a la Presidencia de la Junta es el fruto de un trabajo de años conociendo sobre el terreno los problemas, las preocupaciones y las esperanzas de los castellano-manchegos. Lejos pues de incitar al odio, la fotografía del niño borrando el mensaje escrito en la pizarra del aula vacía por el presidente Page, un año atrás, es un mensaje de esperanza y de reconciliación de la administración regional con la ciudadanía, un vínculo que jamás debería haber sido roto.

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