Sin embargo, como ha ocurrido demasiadas veces en la historia de España, otra vez parece que las provincias menos pobladas pueden llegar un poco más tarde a este cambio.
Mientras en las grandes ciudades y en las zonas que aglutinan la mayor fuerza demográfica del Estado el cambio es evidente, en el interior parece como si el discurso del miedo y la resignación se hicieran fuertes. Parece como si el bipartidismo resistiera mejor en las maltratadas ciudades de provincias y en nuestros pueblos cada vez más olvidados.
Puede parecer paradójico que sea aquí donde el ansia de cambio se haga menos patente. Mientras que en las grandes capitales se lucha –con tanta razón como intensidad- contra los recortes en los servicios públicos, en zonas como Castilla - La Mancha ni siquiera se han alcanzado los estándares contra los que en otros sitios se protesta en las plazas. Si los recortes en el sector público son, en las zonas más pobladas, un atentado contra la igualdad de oportunidades, en las pequeñas ciudades del interior son –además- un torpedo en la línea de flotación del sufrido comercio familiar, de los autónomos y de la pequeña empresa. Si los jóvenes que viven en ciudades con grandes universidades se ven obligados a emigrar en busca de mejores oportunidades de empleo ¿qué futuro puede esperarles a esos jóvenes cuyas familias parten de la desventaja de una consistente política de ninguneo en las infraestructuras de transporte, de una olímpica desinversión en las instituciones y de una absoluta falta de oportunidades de empleo?
Es imposible no ver como las políticas dictadas por una lejana Troika siguen aprovechando el escaso poder político y demográfico de nuestras provincias, ya de por sí desfavorecidas, para cebarse en los recortes, convirtiéndolas incluso en crueles experimentos de un frío neoliberalismo que pretende expulsar de “su” sociedad a todo aquello que considera sin valor económico.
Junto a esto, no es casualidad que la propaganda más rancia, el uso más partidista de las instituciones locales y la descalificación más grosera y descarada de las alternativas de cambio, sean moneda corriente en estos lugares. Elementos tan básicos como el acceso a internet en los pueblos o unos medios de transporte dignos siguen siendo una quimera en la mayor parte de nuestro territorio, víctimas de una voluntad política que los mantiene apartados de la dinámica de cambio, presos de su mero valor electoral, fruto de una ley injusta que beneficia a los grandes partidos y no a sus habitantes.
Todo eso está cambiando, es cierto. Tímidamente varios ayuntamientos ya han entreabierto sus puertas al cambio, a la sensatez y a la decencia que aporta la gente normal cuando se decide a hacer política por sí misma. Pero es fundamental no llegar otra vez tarde a las grandes instituciones del Estado. Castilla – La Mancha en general –y Toledo en particular- no pueden permitirse que de nuevo la España decisoria vuelva a contarle su propia historia. Porque hay problemas y oportunidades propias que hay que poner encima de la mesa al mismo tiempo que los demás. Problemas y oportunidades que no se resolverán ni aprovecharán de igual forma si no protagonizamos ese cambio.
Es un deber político empujar a nuestras vecinas y vecinos a encabezar el cambio político que devuelva todas las instituciones a la gente. Es un deber político conquistar la iniciativa para nuestros pueblos, para nuestros jóvenes, para nuestras maltrechas empresas que luchan por mantenerse a flote frente al desprecio de una política económica que sólo atiende a los lobbies y a los intereses de su círculo de poder.
Hay mucho que defender y mucho que aportar desde los pueblos y las ciudades olvidadas de este país. Y el momento es ahora. Este 20 de diciembre debemos colaborar todas y todos en sacudir toda esa resignación con la que nos inundan, a incorporarnos sin miedo al momento histórico que está viviendo este país. Tenemos que ser decisorios. Porque ahora, por primera vez en mucho tiempo, las cosas van a cambiar. Porque ahora –y mucho más con nuestra gente- SÍ SE PUEDE.
Gloria Elizo es candidata de Podemos al Congreso por Toledo