Opinión

Unidos Podemos ganar también el Senado

La Cámara Alta ha servido durante este tiempo para muchas cosas. Para aforar y sustraer de la Justicia ordinaria a Rita Barberá. Para que señorías como el socialista valdepeñero Jesús Martín (también beneficiario del aforamiento), en un alarde de pretendida astucia, formule preguntas escritas sobre cosas absurdas como: "¿Puede ilustrar el Sr. Ministro del Interior ante esta Cámara sobre la relación entre la supervivencia de la especie y las políticas de su Ministerio?". En ese ambiente de camaradería resultan obscenas las imágenes de la Cámara Alta con más sillones vacíos que llenos, o las noticias sobre los viajes escandalosos de sus señorías que pagamos todas.

Una de las funciones que tiene el Senado es el cambio de la Ley Electoral. Esta ley es hoy injusta porque permite que un partido como el PP, que tiene un porcentaje estimado en votos inferior al 30%, consiga en muchas provincias el 75% de los senadores. Al PSOE ha ido en buena parte de España, hasta ahora, el 25% restante.

En este contexto -y ante su situación actual- se entiende que la cúpula del PSOE se negara en pocos minutos a debatir siquiera la propuesta de Podemos de confluir en una lista conjunta al Senado que permitiera romper el control que el PP ha tenido durante décadas en la Cámara Alta.

Unidos Podemos quiere un Senado diferente del actual; no un cementerio de elefantes útil sólo a unos pocos de la Casta. Lo queremos, entre otras cosas, para cambiar la Ley Electoral, con el fin de hacerla más justa y representativa de la sociedad. El Senado no debe ser por más tiempo un Club privado al servicio de las élites políticas.

Teniendo este objetivo claro, es preciso recordar que la elección al Senado se hace mediante un sistema de listas abiertas. Cada provincia proporciona cuatro miembros al Senado. Cada persona puede marcar hasta un máximo de tres cruces de entre todas las candidaturas que aparecen en la papeleta de color sepia. Los cuatro senadores que más votos sumen son los elegidos. La realidad demuestra que, al final, el reparto de escaños es mínimo: tres de una formación (PP, mayoritariamente) y el cuarto, de otra (PSOE como segunda fuerza mayoritaria, hasta ahora).

Al existir en las elecciones a esta Cámara Alta el procedimiento de listas abiertas no es definitivo que la cúpula del PSOE haya dicho 'No' al cambio en el Senado. La ciudadanía debe saber que aún es posible evitar que la situación enquistada se perpetúe. Para conseguirlo, el electorado de otras fuerzas políticas diferente de Unidos Podemos podría votar a los dos primeros candidatos de su partido tradicional y al primero de Unidos Podemos. Otra opción -en concreto la de los votantes socialistas reacios a la derechización que ha mostrado el PSOE- podría ser la de votar al primero del PSOE y a los dos primeros de Unidos Podemos. Una tercera posibilidad es que la gente que quiera un cambio de progreso en este país dé sus tres votos a la candidatura con más opciones de quedar segunda, especialmente en las provincias donde se prevea una victoria del PP.

El Senado puede convertirse en una verdadera Cámara de representación de la soberanía popular. Con la gente unida concentrando esfuerzos e ilusión, podemos ganar también el Senado.

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