Opinión

Podemos, la pedagogía y lo que nos queda por (des)aprender

Pero si hay un aspecto que siempre he tenido presente y que a día de hoy sigo viendo fundamental aprender (aunque no sé si debería decir desaprender) y que ya indicábamos entonces, es el de impulsar una cultura crítica hacia la información que nos llega. En otras palabras, a tomar conciencia de no asumir como verdades absolutas lo que la prensa nos cuenta y a aprender a analizar por nosotros mismos la realidad.

Los que somos miembros o simpatizantes de Podemos lo sabemos bien. Ya lo comentaba en mi anterior artículo en este mismo medio, que el hecho de que demasiados dueños de medios de comunicación tengan intereses muy alejados de los de la mayoría de la población, hace que en ocasiones tengan la tentación de ‘moldear’ la realidad a su antojo. No en vano, saben que es relativamente sencillo hacer que la idea que ellos pretenden, cale en gran parte de la sociedad. Colocar una noticia antes que otra en la escaleta de un telediario no es un tema baladí. Poner a unos contertulios u otros en un debate radiofónico tampoco es algo que se deje al azar. Y por supuesto, elegir unas palabras u otras para describir un mismo caso, no es algo aleatorio. Por ejemplo, coincidirán conmigo en que no es lo mismo decir “debatieron en abierto sus diferentes estrategias para el futuro del partido” que “sus ansias de poder dieron lugar a un enconado enfrentamiento público”. (Si el ejemplo les suena a algún tema de actualidad, será por mera coincidencia…).

Y ante esto, ¿cómo defendernos? Pues no es sencillo, porque evidentemente no siempre podemos recurrir a las fuentes para constatar la versión que nos cuentan, aunque es lo más recomendable. Por ejemplo, recomiendo consultar el programa de Podemos cuando oigamos las ‘barbaridades’ que el partido quiere llevar a cabo si gobierna. También, revisar el tratamiento que dan diferentes medios a un misma noticia, puede ayudar a contrastar la información. Y por último -y quizá lo más complejo- plantearnos qué objetivo puede tener un medio o una persona, al contar algo que es de dudosa credibilidad, o bien, al hacerlo de una manera un tanto sospechosa o exagerada.

Volviendo a lo de recurrir a las fuentes. El pasado jueves se hizo público el manifiesto “Por una Asamblea Ciudadana en Podemos Castilla-La Mancha”. Un texto que a día de hoy ya han firmado casi 200 personas de la región, entre las que me encuentro. Si firmé, fue porque el texto me pareció claro en su redacción, explícito y directo en la demanda que plantea y, sobre todo, coherente con los principios que yo defiendo en Podemos. Y como yo, me imagino que cada uno de los que firman algo así, tienen sus razones para hacerlo. Pero desde luego, lo que parece obvio, es que las personas que decidimos poner ahí nuestro nombre y apellidos, lo que suscribimos es el texto en sí, no las interpretaciones que del mismo quieran hacerse. Que en este caso, además, son a todas luces innecesarias.

Digo esto porque a raíz de su difusión, he visto y escuchado cosas que poco o nada tienen que ver con lo que leo una y otra vez en el manifiesto en busca de razones. No encuentro frases que justifiquen a los que hablan de “enfrentamiento”, de “poner las caras por delante de las propuestas”, de “poner en duda o cuestionar” a tal o cual persona… Y no las encuentro por la sencilla razón de que no están. Pero hasta qué punto habrán llegado esas versiones de “lo que se pretende”, que alguno hasta ha pedido la retirada de su nombre del manifiesto “a la vista de la interpretación” que se estaba haciendo. Un claro ejemplo, de que la presión informativa (con conocimiento de causa o como en este caso, todo lo contrario), en ocasiones, tiene sus efectos.

Resulta evidente que quien pretende que lo que prevalezca es el relato del enfrentamiento, tiene entre sus objetivos perjudicar a Podemos. O, lo que es peor, lo hace sin ser consciente de ello o no importándole tal cosa, porque entre sus intereses no ve ahora mismo prioritario que en Castilla-La Mancha seamos sus ciudadanos y ciudadanas los que reflexionemos y debatamos sobre qué proyecto organizativo y político es necesario implementar desde ya.

Las opciones que Echenique explicó en la rueda de prensa (a partir del minuto 19) del pasado lunes 12, abrían la oportunidad de llevar a cabo algo que, en nuestra región, hasta ahora, no se ha hecho. Y que además, desde mi punto de vista, si es prioritario, por necesario y urgente. De hecho, que más de 40 personas de las 5 provincias de la región, que tienen o han tenido cargos orgánicos en el partido, o bien, que trabajan o han trabajado de manera directa o indirecta en él, hayan firmado el manifiesto, me hace entender que resulta evidente que hay problemas en el seno de la organización. Y los problemas en democracia, como siempre defendemos, se solucionan con más democracia. Nunca voy a entender que nadie me diga que perjudico a Podemos por pedir más participación democrática y más transparencia. Y eso y sólo eso, es lo que para mí significa llevar a cabo una Asamblea Ciudadana.

Y evidentemente, una vez definidos los proyectos y votados, ya habrá tiempo después de elegir a las personas (sean las que sean) para que los lleven a cabo. Pero siempre por este orden. No cabe otra opción, aunque hay quien se empeñe en hacer creer lo contrario.

Esperar a que hagamos esa Asamblea, una vez realizada la estatal, supone subordinar, una vez más, las necesidades y la opinión de las gentes de Castilla-La Mancha, a lo que venga dictado desde Madrid. En nuestra región tenemos un panorama político particular, que hace necesario abrir el proceso de manera autonómico y cuanto antes. Así lo han entendido también en otras CCAA, en las que, si no han decidido llevar a cabo el proceso, como mínimo, lo han discutido en sus respectivos Consejos Ciudadanos. Aquí ni siquiera ha ocurrido tal cosa.

Nos sigue quedando mucho por hacer y por aprender. Pero no hay otra manera de avanzar.

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