Opinión

Se buscan políticos valientes que defiendan los servicios públicos

Es triste observar cómo el Gobierno de Emiliano García-Page continúa la estela del Ejecutivo de María Dolores de Cospedal, dejando abandonados a miles de votantes que anhelaban un cambio y se han encontrado con las mismas políticas que le hicieron perder las elecciones al Gobierno de Barreda. Compañeros y compañeras con los que compartimos trincheras para proteger los servicios públicos contra los recortes salvajes del PP, y que ahora se sienten profundamente decepcionados. Se sorprendería Page al saber cuántos cargos intermedios de la Junta no comparten para nada el modelo que les imponen, con mano de hierro, desde Hacienda y Presidencia, y en cuántos despachos, con su foto de fondo, nos muestran apoyo y nos dan aliento para seguir defendiendo lo público, frente a su propio gobierno. Aunque tras el recuento de los avales de sus primarias seguro que se puede hacer una idea.

Pero más triste todavía es ver la posición en la que el personalismo de Molina ha situado a Podemos, transmitiendo a la gente el mensaje de que no es de fiar y que toma decisiones por sorpresa, sin avisar y sin consultar a nadie. Justo lo contrario que está haciendo Podemos en el resto de territorios, en los que se está consultando a los inscritos sobre las decisiones más importantes, incluidos los presupuestos, siguiendo el documento organizativo elegido en 'Vistalegre II', "Mandar Obedeciendo" de Pablo Iglesias y Pablo Echenique. No hay nada más antagónico a los principios de “Unidad y Humildad” que presidieron 'Vistalegre II' que la gestión de Molina al frente de Podemos estos tres años. Y nada  menos valiente que cambiar el sentido del voto sin haberlo anunciado antes en el Plenario, dejando tirados a los movimientos sociales y sindicales que han luchado con uñas y dientes a tu lado.

El punto 4 del acuerdo de investidura firmado ante notario por Page y Molina (misteriosamente desaparecido de la página oficial de la formación morada castellano-manchega), establecía un Plan de Recuperación de Servicios Externalizados, que consistía en la paralización de todos los planes de privatización de los servicios dependientes de la JCCM y la revisión de los procesos privatizadores emprendidos a nivel autonómico. El acuerdo, que tenía de plazo hasta noviembre de 2015, nunca se cumplió por parte del Gobierno, demostrando, como en la fábula de la rana y el escorpión, lo poco de fiar que son. Pero sí sirvió para contener más privatizaciones y externalizaciones masivas. Hasta que Molina, unilateralmente y sin contar con nadie, rompió el acuerdo.

Con las manos libres y sin acuerdo que les sujete, el Gobierno regional ha iniciado una oleada de externalizaciones de todas las residencias de nueva apertura en Bienestar Social, tanto de mayores como de personas discapacitadas. Todas ellas residencias de construcción 100% pública, a estrenar, con unas excelentes calidades y totalmente equipadas. Una inversión millonaria, pagada con el dinero de los ciudadanos y ciudadanas, y que ahora pretenden cedérselas a su Red Clientelar.

Lo de Page es un escándalo en toda regla. Su animadversión hacia lo público ha llegado al punto de intentar revertir un acuerdo firmado en la Mesa General de Función Pública con el Ejecutivo de Barreda, que garantiza una “gestión directa con personal propio” para una de esas Residencias, el Hospitalito del Rey, lo que supone una deslealtad institucional hacia los acuerdos firmados por otros gobiernos (de su mismo signo político, que tiene guasa), con los representantes de los trabajadores. Él, que tanto se llena la boca con el diálogo social, la negociación colectiva y los pinchos de tortilla. Pero no es el único que se ha lucido. Por un lado tenemos a la Consejera de Bienestar Social, Aurelia Sánchez, que pese a ser funcionaria de “La Casa” se ha mostrado incapaz de defender en el Consejo de Gobierno un modelo público para los servicios sociales de nuestra región. Y por otro, el Consejero de Hacienda y Administraciones Públicas, J.A. Ruiz Molina, otro funcionario de la Junta, que con su falta de responsabilidad ha puesto en riesgo la seguridad jurídica de los propios acuerdos que se puedan firmar bajo su mandato. Si Page se puede descolgar alegremente de los acuerdos firmados por gobiernos anteriores ¿por qué el siguiente, o la siguiente, que venga no puede hacer lo mismo con los que se firmen ahora?

Lo de Podemos es como “El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde”, con dos identidades y personalidades opuestas entre sí, en cuanto a la defensa de lo público, dependiendo de si a la tribuna se sube el portavoz parlamentario, David Llorente, o el secretario autonómico de Podemos, José García Molina.

David Llorente defiende abiertamente un modelo de servicios públicos con gestión directa y personal propio, se enfrenta cara a cara con los consejeros/as, les saca los colores y les muerde los tobillos para que avancen en la reversión de los recortes y privatizaciones de Cospedal. La mejor definición de sus intervenciones la hizo un compañero de CC.OO: “cuando le oyes en las Cortes, es como si cualquiera de nosotros estuviera allí”. En la semana de comparecencias de las Consejerías en la Comisión de  Presupuestos, fue protagonista de una de las intervenciones parlamentarias más destacadas de lo que llevamos de legislatura. Y no es que lo diga yo, lo dice la periodista Sara Burgos, que escribió un articulo al respecto y cuya lectura recomiendo: Llorente, el parlamentario de Podemos que desmiente el tópico de diputado vago.

Y luego está Molina, capaz de bajar a una concentración en defensa de las residencias públicas a contarnos que la solución a la cerrazón del PSOE para contratar personal propio es una Cooperativa de iniciativa social, es decir una externalización amable. Dos veces tuvimos que subir a las Cortes sindicalistas de la función pública a explicárselo, y dos veces nos dejó tirados. La primera con el Centro de Atención a Personas con Discapacidad Intelectual Grave (CADIG) “Las Moreras” de Talavera, para el que gente de STAS, CC.OO y UGT elaboramos una enmienda para su apertura pública, con una Relación de Puestos Trabajo clavada que nos costó mucho trabajo elaborar, y que en el último día de plazo decidió retirarla y optar porque una entidad del tercer sector, ASPRODETA, que en ese mismo momento llevaba tres meses sin pagar a sus trabajadores, se quedara con el recurso público.

La segunda vez que Molina nos dejó tirados fue con la enmienda del Hospitalito, que tras la tramitación parlamentaria fue aprobada con los votos a favor del PP y de Podemos y el voto en contra del PSOE (como la del amianto, o la de la Fundación Impulsa), siendo incluida en el Dictamen de los presupuestos, pero que finalmente fue rechazada, junto con el resto de los presupuestos, con los votos a favor del PSOE y en contra del PP y Podemos. Los unos por los otros, y el Hospitalito sin abrir, de momento.

¿Quién defiende entonces los servicios públicos en Castilla-La Mancha? Pues los de siempre, las trabajadoras y trabajadores públicos que, con la cabeza alta y la cacerola en la mano, estamos dispuestos a plantar cara a las políticas privatizadoras que los distintos gobiernos de turno nos intentan imponer. Y que a nadie le quepa duda de que lo seguiremos haciendo en la segunda vuelta de la negociación de los presupuestos. La única diferencia será que esta vez aparecerán más caras en los carteles: García Page, Ruiz Molina, García Molina. ¡CAPICÚA!

Soy consciente de que lo que cuento es doloroso para las gentes de izquierdas que votaron tanto al PSOE como a Podemos, pero lo que cuento es la verdad, la que nadie me tiene que contar porque lo he vivido y sufrido en mis propias carnes. Y también soy consciente de que habrá quien intente reprocharme que lo hago en pleno periodo de primarias, tanto de unos como de otros, pero precisamente eso es lo que creo que se debe hacer, plantear las posiciones antes de que concluya la votación, para que la gente pueda votar informada y después de saber lo que ha pasado.

Al respecto de las mismas, no puedo más que mandar ánimo a las compañeras y compañeros de Podemos y del PSOE que apuestan por el cambio. Porque como sigamos por este camino el resultado de las siguientes elecciones está claro: volverá Cospedal y entonces será ya tarde para reaccionar.

Es la hora de los valientes, los de verdad. ¡Sí se puede!


Gustavo Fabra Sánchez-Garnica

Funcionario de la Junta, sindicalista e inscrito de Podemos

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