La importancia de los primeros auxilios

Has quedado con unos amigos para cenar. Mientras estáis preparando la comida, uno de ellos tiene la mala suerte de cortarse un dedo. ¿Qué haces? ¿A qué sería beneficioso tener unos conocimientos básicos sobre primeros auxilios en una situación así? No solo sabrías cómo curarle la mano y evitar que tu conocido se desmayara, sino también qué hacer para conservar el apéndice.

Otros escenarios donde la atención inmediata a una persona enferma o accidentada es esencial son, por ejemplo, una insolación por culpa del excesivo sol de verano; la fractura de un tobillo tras tropezar en la calle; la dolorosa (y a veces peligrosa) picadura de un insecto; una quemadura de aceite hirviendo mientras fríes un trozo de carne; o la obstrucción del conducto respiratorio cuando se te atraganta una aceituna.

En todas estas circunstancias, los primeros auxilios te ayudarán a conservar la vida de la persona que necesita atención médica, evitar complicaciones y aliviarle el dolor físico. Ahora bien, todo ello se conseguirá satisfactoriamente solo si se conocen bien las técnicas. En casos así, hay que evitar que el remedio sea peor que la enfermedad, y nunca mejor dicho. Es imprescindible saber cómo aplicar las curas y los cuidados de forma efectiva para no empeorar la salud de dicha persona.

¿Pero cómo afrontar una situación de emergencia? Lo primero es mantener la calma y evaluar la escena para poder ofrecer la asistencia de la forma más rápida y apropiada posible. Luego habrá que comprobar si el herido está consciente, respira y tiene circulación sanguínea, y avisar urgentemente a una ambulancia.

También será necesario poner en práctica primeros auxilios básicos como detener el sangrado aplicando presión, limpiar las heridas con agua y jabón antiséptico, lavar una quemadura con abundante agua y cubrirla con un paño limpio, alternar las comprensiones con el boca a boca para la reanimación cardiopulmonar o aplicar la Maniobra de Heimlich en caso de asfixia.

Los remedios caseros pueden ser asimismo una buena alternativa, pero hay que saber diferenciar bien aquellos métodos realmente útiles y aquellos que son solo un mito. Por citar algún ejemplo, los torniquetes son a menudo más perjudiciales que otra cosa, no hay que poner hielo ni pasta de dientes sobre una quemadura ni provocar el vómito en caso de intoxicación por un producto corrosivo como la lejía.

Además de utilizar el sentido común, es importante disponer de la información suficiente para asistir médicamente, ya que ello podría llegar a salvar la vida de una persona o, por lo menos, no empeorar la situación en la que el afectado se encuentra. Por suerte, hay muchas empresas e instituciones de referencia dentro del sector sanitario que organizan cursos de primeros auxilios que están al alcance de todos. Ya no hay excusa.

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