La Junta de Castilla-La Mancha autoriza una mina de fosfatos a cielo abierto en el entorno de Cabañeros

  • El proyecto, que el Gobierno regional considera ambientalmente viable, se desarrollará en una superficie de 1.260 hectáreas, en el término municipal de Fontanarejos (Ciudad Real).
  • Ecologistas en Acción ha presentado alegaciones alertando de las graves afecciones, tanto para la salud humana como para la economía local y el medio ambiente, que provocaría la puesta en marcha de esta explotación.

CIUDAD REAL.- El Gobierno regional considera ambientalmente viable el proyecto de mina de fosfatos impulsado por la empresa Alcudia Mining en la localidad ciudadrealeña de Fontanarejo, en el entorno del Parque Nacional de Cabañeros.

Así lo recoge el Diario Oficial de Castilla-La Mancha, que publica la Declaración de Impacto Ambiental (DIA) del proyecto 'Alcudia 1', una explotación a cielo abierto, considerando viable la actuación prevista, siempre y cuando se cumplan las determinaciones incluidas en el Estudio de Impacto Ambiental y en la información complementaria que la compañía ha entregado a la Junta.

Un proyecto al que había presentado alegaciones el colectivo Ecologistas en Acción, desde el que se apuntaban las graves afecciones a la salud humana y a la economía local, así como los graves impactos que provocaría la mina en las aguas superficiales y subterráneas, en el paisaje y a numerosas especies amenazadas.

Del mismo modo, señalaban las numerosas irregularidades procedimentales y la ”pésima calidad” del estudio de impacto ambiental presentado por la empresa, pues según el colectivo conservacionista ”debería haber sido inadmitido por el órgano ambiental”.

Alegaciones que fueron presentadas ante los directores provinciales de Agricultura, Medio Ambiente y Desarrollo Rural, y de Economía, Empresas y Empleo, María del Prado Amores González-Gallego y Agustín Espinosa Romero, como titulares del órgano ambiental y del órgano sustantivo del proyecto minero que afectará al municipio.

Y es que ya el propio método de explotación de la mina a cielo abierto, mediante maquinaria pesada y uso de explosivos, se desarrollará a menos de 2.000 metros de distancia del núcleo urbano de Fontanarejo, por lo que sus habitantes se verán afectados por contaminación por ruido y vibraciones. De este modo, indicaban desde Ecologistas, se estaría incumpliendo la norma de que industrias consideradas como peligrosas, insalubres o molestas deban emplazarse a una distancia mayor.

Desde el colectivo recordaban asimismo a la Administración la obligación de identificar y evaluar todas las fuentes de ruido y vibraciones del proyecto, las cuales deben quedar reflejadas en un mapa de contaminación acústica, en cuya elaboración se debe tener también el régimen de vientos local.

Pero no sólo los ruidos afectarán a los vecinos de Fontanajrejo, sino que también Ecologistas en Acción alerta de la importante afección a la salud humana por dispersión de partículas en la atmósfera que supondrá como consecuencia de las actividades extractivas. Algo especialmente grave, apuntan, ante la dispersión de partículas inferiores a diez micrómetros.

En este sentido, apuntaban que la inexistencia de un estudio de vientos en la documentación presentada por los promotores ha supuesto que no se haya realizado una modelización de las emisiones producidas por la mina, con el objeto de poder evaluar adecuadamente sus efectos en la salud humana.

GRAVE IMPACTO EN EL AGUA

Por otra parte, las alegaciones planteadas por los ecologistas recogen también el grave impacto que supondrá en las masas de agua superficiales y subterráneas, puesto que la mina a cielo abierto está proyectada en la cabecera del río San Marcos, afluente del río Guadiana, lo cual afectaría a numerosos arroyos.

Un deterioro que se podría producir por las graves alteraciones hidromorfológicas que provocaría la corta y la escombrera, así como debido a la contaminación por vertidos de aguas ácidas, de lixiviado y residuales procedentes del tratamiento para obtener los fosfatos.

Además, señalan que cualquier vertido accidental podría afectar críticamente al río Guadiana, así como al embalse del Cíjara.

En lo que se refiere a las aguas subterráneas, explican que la corta minera modificará y destruirá las vías preferentes de circulación de las aguas subterráneas, siendo el riesgo tan elevado que hasta el propio promotor contempla el sellado de las mismas de producirse.

A todo ello se suma el riesgo de contaminación de estas aguas como consecuencia de la existencia de tres focos principales con alto contenido de metales pesados: los lixiviados de la escombrera, la infiltración de aguas contaminadas desde las balsas y por el relleno de la corta con los estériles generados.

Ecologistas en Acción también ha denunciado en sus alegaciones que no se ha tenido en cuenta el impacto acumulativo y sinérgico que tendrá en la comarca natural y su fauna amenazada las minas de Fontanarejo, Arroba y Abenójar, todas ellas incluidas en un radio de 15 kilómetros desde la mina de Arroba, afectando a uno de los corredores ecológicos más importantes de la península ibérica recientemente identificado por WWF, el corredor número 10 Montes de Toledo-Sierra Morena.

Este corredor es utilizado por especies en peligro de extinción como el milano real, el águila imperial ibérica, el águila-azor perdicera y la cigüeña negra, y que recientemente ha sido colonizado por el lince ibérico en el marco del programa Life+ Iberlince.

Un proyecto, el de la mina de fosfatos, contra el que ya se han recogido a través de la plataforma change.org más de 100.000 firmas.

1.260 HECTÁREAS DE EXPLOTACIÓN

Pese a todo ello, la Declaración de Impacto Ambiental (DIA) del proyecto formulada por la Junta considera ambientalmente viable la actuación proyectada. De este modo el Gobierno regional da el visto bueno a la concesión de explotación para la obtención de fosfatos y la planta de tratamiento de mineral proyectada.

La empresa Alcudia Mining pretende obtener roca fosfórica que se comercializará en forma de concentrado con un 27-31% de pentaóxido de difósforo (P2O5).

Según la DIA, el permiso de explotación se centrará en una superficie de 42 cuadrículas mineras, equivalente a unas 1.260 hectáreas que íntegramente están incluidas en el término municipal de Fontanarejo.

Esta explotación minera para la obtención de concentrado fosfórico sería la única existente en un contexto europeo, ya que actualmente este material, que presenta numerosas aplicaciones, se importa desde otros países extracomunitarios.

La explotación minera, recoge este documento oficial, acarrearía la apertura en la comarca de un entramado empresarial asociado a la industria derivada de este tipo de productos, lo que generaría puestos de trabajo directos e indirectos, como medida para combatir la despoblación que amenaza a estos territorios ante la falta de oportunidades.

El proyecto objeto de evaluación de impacto ambiental contempla la apertura de una mina a cielo abierto con una vida útil de 35 años.

A lo largo de esta vida útil, se ha previsto la extracción de un volumen bruto total de material de 7,7 millones de metros cúbicos, de los cuales se estima que 0,9 millones de metros cúbicos serán aprovechables en una planta de tratamiento asociada a esta explotación minera.

El volumen de los estériles obtenidos durante la vida de esta explotación se estima en 6,8 millones de metros cúbicos, de los cuales 3,5 millones serán depositados en una escombrera permanente de finos codispuestos con gruesos, mientras que 3,3 millones irían destinados a una escombrera temporal para reutilizarlos progresivamente en el relleno y la restauración de los huecos de extracción de las dos cortas previstas en el proyecto.

La zona de extracción estará formada por dos cortas independientes y el desarrollo del proyecto consta de cuatro fases.

La primera fase tendrá una duración de 18 meses y consiste en la puesta en marcha de la explotación minera, incluyendo la construcción de la planta de tratamiento de mineral y de todos los elementos e infraestructuras asociados.

La segunda fase se corresponde con la vida productiva de la explotación minera, cifrada en 35 años, y las otras dos fases finales se asocian a la clausura y desmantelamiento de las instalaciones mineras.

El proyecto se ha planteado asegurando el ”vertido cero” de aguas contaminantes que afecten a los recursos hídricos de la zona, para lo que se ha proyectado más de una decena de balsas para contener aguas ácidas, salmueras, precipitados de lodos espesados o lixiviados, entre otros elementos.

La necesidad total de agua en la explotación minera para cubrir todos los procesos y labores se ha estimado en 214.552 metros cúbicos al año.

Según la declaración ambiental de la Junta, el proyecto minero no presenta afecciones negativas significativas directas a espacios naturales protegidos y señala que el espacio natural protegido más próximo a la zona de actuación es la Microrreserva del Bonal del Cerro de los Barranquillos, localizada a 3,5 kilómetros al sureste del proyecto, quedando desvinculada desde el punto de vista hidrológico al pertenecer a otra subcuenca diferente.

Asimismo, señala que tampoco existe afección a los hábitats naturales y elementos geomorfológicos de protección especial, ni presenta una especial relevancia desde el punto de vista de la conservación de la fauna silvestre, en particular de la fauna terrestre y de la avifauna.

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