Vive la Semana Santa en Castilla-La Mancha

Guía turística para no perderse detalle en las celebraciones que tienen lugar estos días por todo el territorio castellano‑manchego.

TOLEDO.- Castilla-La Mancha vive la Semana Santa con gran intensidad, aunando el sentido religioso y el cultural, la tradición y el atractivo turístico, haciendo de esta región un destino único para estas fechas. Celebraciones que están declaradas de Interés Turístico Internacional en Toledo y Cuenca, así como en Hellín, donde su Tamborada ha sido merecedora también de ese reconocimiento.

TOLEDO

Sus calles empedradas y estrechas, sus cobertizos, el recogimiento y una sobriedad cargada de historia, unidos a la devoción y el esfuerzo de su veintena de hermandades hacen de la Semana Santa toledana una cita inexcusable. Una Semana de Pasión única, declarada de Interés Turístico Internacional desde el año 2014, durante la cual en Toledo se respira tradición, solemnidad y sentimiento.

Sus procesiones comienzan el Viernes de Dolores y no finalizan hasta la madrugada del Domingo de Resurrección con el Encuentro del Cristo Resucitado y la Virgen de la Alegría, pasando por la gran procesión del Santo Entierro, el Viernes Santo.

Una Semana Santa toledana en la que conviven hermandades y cofradías fundadas en los siglos XVI y XVII con aquellas surgidas en el siglo XXI, reflejo de la historia y la cultura de la ciudad.

Estos días salen a la calle auténticas obras de arte, como la del Cristo de la Misericordia y de la Soledad de los Pobres, talla policromada de finales del siglo XIII, imagen titular de la Cofradía de la Santa Caridad -la más antigua de la ciudad, fundada en el siglo XI por Alfonso VI-, que procesiona el Martes Santo, o la imagen de Nuestra Señora de la Soledad, que data de 1874, con la que su Real e Ilustre Cofradía desfila el Viernes de Dolores y el Viernes Santo. Cofradía a la que también pertenece la escuadra de armados, compuesta por 27 armaduras del siglo VII, que da escolta a su imagen titular y al Santo Sepulcro, talla de un Cristo yacente obra de la Escuela Toledana del siglo XVII a la que acompaña su Capítulo de Caballeros.

Una de las procesiones más sobrecogedoras y espectaculares por el escenario, los faroles y el sonido del tambor con los bordones destemplados es la del Cristo Redentor acompañado por sus caballeros penitentes la noche del Miércoles Santo. Una imagen del Cristo con la cruz a cuestas, realizada a principios del siglo XVIII, que es portada a hombros por las empedradas calles el Casco histórico toledano, a través de los cobertizos en los que se refleja la tenue luz de los faroles portados por sus penitentes. Un Vía Crucis procesional  del que resuena el canto del Miserere.

El Jueves Santo es el turno de la Cofradía de Nuestra Señora del Amparo, con imágenes como el Cristo amarrado a la columna, obra del siglo XVII; el Santísimo Cristo de la Agonía, que data de mitad del siglo XVI o el más reciente paso de la Oración en el huerto, realizado por el toledano Luis Martín de Vidales.

CUENCA

Pasión y música, son las señas de identidad de la Semana Santa conquense, declarada también de Interés Turístico Internacional. Una celebración en la que tiene también un papel destacado el trazado medieval de su Casco Antiguo, que hace que sus desfiles procesionales adquieran una singular belleza al anochecer.

Procesiones que se suceden desde el Domingo de Ramos con La Borriquilla y el paso de Nuestra Señora de la Esperanza; a la procesión de la Vera Cruz del Lunes Santo, la del Perdón el Martes Santo y la del Silencio el Miércoles Santo.

Sus días culminantes son el Jueves Santo con la procesión de La Paz y La Caridad, y el Viernes Santo cuando son tres las procesiones que recorren la ciudad. Al amanecer lo hace la del Camino del Calvario, conocida popularmente como Las Turbas. Una procesión que no deja indiferente a nadie y en la que se representan las burlas que sufrió Jesús camino de la cruz, para lo cual durante todo el recorrido se acompañan de un estruendo al toque de tambores y clarines, que contrastan con momentos de absoluto silencio, como cuando se entona el Miserere en la escalinata de San Felipe Neri.

Pero si Cuenca se transforma estos días en espectacular escenario que transporta a tiempos pasados con sus desfiles, también lo hace de la mano de la música, al celebrarse en estas fechas su Semana de Música Religiosa, que vive este año su 58 edición, convertida en uno de los referentes europeos de la interpretación de música religiosa y espiritual.

HELLÍN

En la localidad albaceteña la Semana Santa es el momento más señalado del año, no solo para los hellineros sino para los miles de visitantes que acuden a la localidad cada año para encontrarse con la tradición.

Una celebración en la que se entremezclan la pasión por lo religioso, a través de sus procesiones, en las que participan veintiséis cofradías y hermandades que desfilan con imágenes y grupos escultóricos de Mariano Benlliure, Federico Coullaut Valera o José Zamorano; y la fiesta pagana, con su Tamborada, declarada de Interés Turístico Internacional, en la que más de 20.000 personas redoblan sus tambores por las calles de la ciudad, ataviados con túnica negra y pañuelo rojo o negro al cuello.

Aunque los primeros redobles se escuchan ya el Viernes de Dolores, no es hasta el Miércoles Santo cuando tiene lugar la primera tamborada oficial, una de las más multitudinarias, que comienza a las tres de la tarde y finaliza con la recogida de la procesión de la Oración en el Huerto.

La cita el Jueves Santo es a medianoche, al término de la procesión del Silencio y sin cesar hasta la tarde del Viernes Santo,  tras la bajada al Calvario. El Sábado de Gloria tiene lugar la última tamborada que acaba la tarde del Domingo de Resurrección con la recogida  de la procesión del Encuentro.

Es en este marco en el que se produce uno de los momentos de mayor emoción, el silencio absoluto de miles de tamborileros en los instantes previos al Encuentro para después, una vez abierta la piña que libera decenas de palomas, retomar con renovado brío el atronador sonido hasta el término de la procesión.

Un ambiente único y un sonido inigualable que cada año acompaña a miles de visitantes que durante estas fechas se suman a la tradición.

Tambores cuyos redobles también se extienden a dos pedanías hellineras: Agramón, donde se pueden escuchar las noches de Viernes de Dolores, Jueves Santo y Sábado de Gloria; e Isso, cuya única tamborada tiene lugar a mediodía el Domingo de Ramos.

DE INTERÉS TURÍSTICO NACIONAL

Junto a estas celebraciones que brillan a nivel internacional, Castilla-La Mancha también tiene entre sus municipios otros cinco cuya Semana Santa está declarada de Interés Turístico Nacional.

ALBACETE

Una de las más recientes en obtener esa declaración fue la de Albacete, que obtenía el reconocimiento en 2017.

Una Semana de Pasión a lo largo de la que se desarrollan veintiuna procesiones organizadas por las catorce cofradías con las que cuenta la ciudad. De especial interés es la protagonizada por los niños el Lunes Santo, portando reproducciones a escala de los principales pasos.

Una de las características de la Semana Santa albaceteña es que la mayoría de los pasos son portados por costaleros, lo que otorga una mayor solemnidad y belleza.

Una de sus 'joyas' es el grupo escultórico del Descendimiento, realizada en 1952 por José Dies López, que recoge la tradición castellana; como también lo es el conjunto de El Santo Entierro, realizado en 1945 por Juan González Moreno.

En total son 36 las imágenes que recorren durante estos días las calles de la ciudad, la mayor parte de ellas realizadas en el siglo XX.

CIUDAD REAL

La Semana Santa de Ciudad Real fue reconocida como Fiesta de Interés Turístico Nacional en 2006.

Veinticuatro hermandades salen en procesión con treinta y cuatro pasos de gran valor artístico durante estos días, envueltas en la sugerente atmósfera creada bien por la música que les acompaña, bien por el silencio roto por la cadencia de los tambores.

Procesiones que comienzan el Domingo de Pasión con la de Jesús Nazareno, continuando el Viernes de Dolores  y el Domingo de Ramos, con el Niño de la Paz, obra del siglo XVII y El Misterio, portado por treinta y cinco costaleros. El Prendimiento y la Coronación de Espinas son otros de los pasos que pueden contemplarse en las calles de la ciudad durante el Domingo de Ramos.

El Martes Santo es el turno de las imágenes del Niño del Remedio y Nuestro Padre Jesús Nazareno, así como del paso de nuestra Señora de la Esperanza y el de Jesús de Las Penas.

Son numerosos los pasos e imágenes que desfilan en la Semana Santa ciudadrealeña, destacando algunos como el Ecce Homo, que recoge la escena en la que Jesús es presentado al pueblo por Pilatos, portado a hombros por 32 miembros de su Hermandad; o el de la Santa Cena, compuesto por trece figuras y un peso total de nueve toneladas y medias, que es el de mayor tamaño de esta celebración.

RUTA DE LA PASIÓN CALATRAVA

Sin salir de la provincia de Ciudad Real nos encontramos con otra celebración declarada de Interés Turístico Nacional en 2016, la Semana Santa Calatrava, que incluye los municipios de Aldea del Rey, Bolaños de Calatrava, Almagro, Carrión de Calatrava, Granátula de Calatrava, Ballesteros de Calatrava, Pozuelo de Calatrava, Miguelturra, Torralba de Calatrava y Valenzuela de Calatrava.

Un itinerario que recorre los municipios que componen el Campo de Calatrava y que formaban la antigua orden cisterciense.

Muy características son sus escenificaciones históricas de diversos pasajes de la Pasión de Cristo, con antiguos romances y músicas propias de cada localidad.

El Jueves Santo las cofradía de 'Armaos', propias del Campo de Calatrava, visten sus armaduras tradicionales que van desde las de tipo romano a las del siglo XVI. En Aldea del Rey se escenifica la traición de Judas Iscariote, mientras que en Bolaños los 'Armaos' comienzan la búsqueda de Jesús que termina con la escenificación del prendimiento al final de la tarde. Por su parte en Granátula es el capitán de la tropa romana el encargado de entonar el Romance del Prendimiento, mientras que en Almagro destaca la danza de 'El Caracol' en la que los 'Armaos' se mueven abriendo y cerrando un círculo en torno a su bandera.

El Viernes Santo destacan las procesiones de 'El Paso', celebradas por la mañana en Torralba de Calatrava y Granátula de Calatrava. Tiene lugar también este día el Juego de las Caras, que rememora el sorteo de la túnica de Jesucristo, siendo en Calzada de Calatrava donde alcanza su máxima expresión.

Por su parte la noche del Sábado Santo los 'Armaos' convierten las calles en escaparate de labores artesanales de blonda y encaje de bolillos, que lucen las mujeres en sus mantillas en todas las procesiones.

El romance tradicional 'Aleluya de Resurrección' pone el punto final el Domingo a las celebraciones en Pozuelo de Calatrava, Torralba de Calatrava y Calzada de Calatrava.

OCAÑA

El orden y el silencio son por su parte las notas características de otra Semana Santa de Interés Turístico Nacional como es la de Ocaña. Una decena de cofradías ayudan a celebrarla, acudiendo todas ellas el Domingo de Ramos a la procesión en la que la Comunidad gitana porta el paso.

Especialmente intensa es la procesión del Viernes Santo, donde se representan las tres caídas de Cristo, mediante sus imágenes articuladas, en medio de un sepulcral silencio. La Hermandad de los Armados es especialmente notoria entonces, por los petos y yelmos de armadura que visten, así como los nazarenos que, en cumplimiento de sus promesas, arrastran cadenas con los pies descalzos.

Majestuosos desfiles que desde hace más de 400 años dan vida a la Semana Santa ocañense, en la que participan más de 2.000 cofrades cada año.

TOBARRA

Y en contraste con el silencio de otros puntos de la región, el ininterrumpido sonido del tambor en la Semana Santa de Tobarra, que enmudece tan solo en los actos solemnes, como la bendición impartida por la imagen articulada de Jesús Nazareno, que cada año reúne a más de 30.000 personas. Un momento sobrecogedor, en el que como si la talla hubiese cobrado vida, se mueve su brazo para bendecir a los presentes, en los cuatro puntos cardinales, seguido de las notas de una marcha fúnebre. Tras ello los tambores vuelven a sonar, durante más de cien horas, sin cesar.

Lo hacen así en la procesión de la Santísima Virgen de los Dolores, talla del imaginero murciano Francisco Salzillo, y también en la Bajada del Cristo de la Caída, durante el Jueves Santo, un acto de fuerza, sacrificio y devoción para los costaleros, que soportan el peso de más de dos toneladas.

Durante la Semana Santa tobarreña todos los pasos son portados a hombros por los "agarráores" o "agarráoras", acompañados por las bandas de música o agrupaciones musicales.

Sin embargo es el tambor el gran protagonista, habiendo llevado a que las tamboradas de Tobarra hayan sido declaradas Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco.

DE INTERÉS TURÍSTICO REGIONAL

Y si estas cinco localidades tienen reconocimiento de Interés Turístico a nivel nacional, son muchas más las que han visto cómo sus celebraciones de Semana Santa han sido declaradas de Interés Turístico Regional.

Entre ellas se encuentra la Semana Santa de Daimiel, caracterizada por la sucesión de sus desfiles procesionales, que siguen el estricto orden de la Pasión de Jesucristo y el colorido de los mantos, capuces y capirotes de los cofrades, que ha dado origen a los sobrenombres populares: coloraos, capuchinos, moraos, blancos, negros y corbatos. El Viernes Santo desfila una de las mayores cofradías de España, formada por más de 5.000 hermanos, la de Nuestro Padre Jesús Nazareno con ocho pasos portados por nazarenos de manto y capillo morados con corona de espinas.

También en la provincia de Ciudad Real es de Interés Regional es la Semana Santa de Villarrubia de los Ojos, que destaca por sus siete desfiles procesionales, en los que participan más de 3.400 cofrades. Recorridos de gran devoción entre los que destaca la procesión de La Flagelación, el Jueves Santo, en la que participan tres cofradías. El Viernes Santo son dos los desfiles, uno por la mañana, el de Los Encuentros, y por la tarde en el que se dan cita la mayoría de las cofradías de la localidad.

Otra cita en la provincia es con la Semana Santa de Campo de Criptana, en la que seis hermandades ponen en la calle veintinueve pasos en nueve procesiones caracterizadas por el orden cronológico de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo. Entre sus curiosidades, la formación de las procesiones con el denominado 'paseíllo' y la forma de portar los pasos a hombros.

En la provincia de Albacete cuentan con este reconocimiento las celebraciones de Villarrobledo y Chinchilla de Montearagón, así como El Bonillo y La Roda.  La primera de ellas destaca por el completo silencio en el que, durante la procesión del Santo Entierro, los penitentes descalzos arrastran cadenas de hierro durante más de dos kilómetros, roto únicamente por el chirriar del hierro contra el suelo.

Por su parte en Chinchilla es el sonido grave y triste de las bozainas, instrumentos de más de tres metros de longitud, el que inunda las calles de la localidad durante los sábados de la Cuaresma, anunciando la Semana Santa. Durante ella son once las procesiones que recrean los episodios de la vida de Cristo, adquiriendo especial significación la de la mañana del Viernes Santo, en la que se interpreta el Canto de la Pasión de Chinchilla, un romance del siglo XV que narra lo ocurrido a Jesucristo desde que es prendido en el Huerto de los Olivos hasta su llegada al Calvario.

En la Semana Santa de El Bonillo destaca el espíritu sobrio y respetuoso de los actos religiosos, que se remonta a sus orígenes en el siglo XV. De especial atractivo es la imagen de La Dolorosa, que conserva el rostro y las manos talladas por el maestro Salzillo, y que sale en procesión la mañana del Viernes Santo.

En 2015 obtuvo su declaración la Semana Santa de La Roda, que actualmente cuenta con nueve cofradías que movilizan de forma directa a más de 2.000 nazarenos. El Lunes Santo tiene lugar la procesión infantil, en la que desfilan hasta nueve pasos portados por niños.

La Semana Santa de Tarancón también cuenta con este reconocimiento, destacando en ella la espectacular representación de la Pasión de Cristo, que tiene lugar el Sábado Santo. Consta de veinte pasos, todos ellos reconocidos por su calidad artística y entre los que se encuentran tallas de escultores de gran renombre.

En el año 1999 obtenía su declaración la Semana Santa de Guadalajara, muestra viva de la religiosidad popular y de la cultura tradicional. Son ocho las procesiones que recorren la ciudad. Destaca el Jueves Santo, tras la procesión de Jesús Nazareno y Nuestro Padre Jesús de la Pasión, el Lavatorio que se celebra en la Concatedral a cargo de la Cofradía de los Apóstoles. Allí, durante los oficios religiosos, el sacerdote lava los pies a los cofrades, al igual que hizo Jesús con sus discípulos, y una vez finalizados los santos oficios, todos juntos, ataviados con capa castellana, visitan los diferentes monumentos instalados en las iglesias de la ciudad.

También en la provincia de Guadalajara es Fiesta de Interés Turístico Regional la Pasión Viviente de Hiendelaencina, realizada por vecinos de la localidad desde hace más de cuarenta años. Espectacular resulta la escena de la crucifixión, representada en uno de los montes cercanos al pueblo, donde se levantan las tres cruces.

Ya en la provincia de Toledo destacan con este reconocimiento la Semana Santa de Quintanar de la Orden, en la que despierta especial interés la Procesión de las Carracas, que portan y hacen sonar los nazarenos el Miércoles Santo, y la Procesión del Silencio el Viernes Santo, en la que participan más de 3.500 cofrades; y la de Talavera de la Reina, considerada una mezcla entre la Semana Santa castellana y la andaluza.

Por su parte la de Corral de Almaguer destaca por algunas de sus tradiciones, como el Coro de Cantores de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, cuyas voces ilustran y narran los acontecimientos que se desarrollaron en el primer vía crucis. En total 66 coplas únicas en España que datan del siglo XVI, que entonan acompañados por un tambor y una bocina. Coplas que se han ido transmitiendo de forma oral y deben ser mantenidas en secreto, alimentando así la curiosidad del oyente.

En la también toledana Carmena destaca la escenificación de los últimos días de Jesús en las calles engalanadas para la ocasión. De la entrada de Jesús en Jerusalén a lomos de la borriquita a la escena del beso de Judas y la sentencia de Pilato, hasta llegar a la procesión del Santo Entierro. El momento álgido es el Domingo de Resurrección, con la procesión del Encuentro, enmarcada en un toque de campanas, que culmina con la Quema de Judas.

Una amplísima variedad de celebraciones en cuanto a tradiciones, representaciones e historia, que se extiende no solo a estas localidades cuya Semana Santa ha recibido algún tipo de reconocimiento de interés turístico, sino por todos y cada uno de los municipios castellano-manchegos.

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