Del altar al funeral 'ciudadano'

  • Dura noche de recuento de votos en la sede naranja, en la que el descomunal descalabro electoral se abre paso tras el éxtasis vivido el 28A.
  • La formación de Albert Rivera pasa a la quinta posición en Castilla-La Mancha tras perder todos sus diputados y más de 133.000 votos.

TOLEDO.- Resignación, desilusión y ambiente de funeral, cuando hace apenas cinco meses y medio era poco menos que de euforia, alegría incontenible y de noche de bodas, son las claves que han rodeado a Ciudadanos en una noche electoral que no se parece en nada a la vivida hace 196 días.

Resignación ante la evidencia de que los 57 diputados alcanzados el 28 de abril era, el 10N, todo un quimera y desilusión por pasar de ser una fuerza emergente, a punto de convertirse en el primer partido de la oposición -tercero en escaños-, a apenas dos puntos del Partido Popular, a pasar a ser el quinto, y último, en el espectro nacional, una formación residual, tras ser adelantado como una 'moto' por Vox y superado, incluso, por Unidas Podemos.

Con estos ingredientes es fácil adivinar el desánimo entre las huestes 'naranjas', cuya representación en la sede ha sido poco menos que testimonial.

Nada parecido a la noche del 28 de abril cuando los afiliados y simpatizantes disfrutaron con el paseo a la sede -tampoco los 9 grados se asemejaban a los 18 grados de abril- conforme los resultados les acercaban a dar la sorpresa al bloque 'popular' y se sumaban al éxito de crecer en 25 escaños (de 32 a 57).

Ahora, no ha existido, obviamente, ninguna celebración. Lógico. No ha habido gritos de alegría mientras iban 'cayendo' diputados a medida que el porcentaje se aproximaba al final, ni tampoco expectación contenida por el dudoso disputado congresista número 57, que finamente logró y que marcó el éxtasis de la noche 'ciudadana'.

No hay consuelo para describir tan dura noche de recuento de votos, aunque tampoco se ha dejado traslucir la pesadumbre -la procesión iría por dentro-, incluso sin ser presumible, ni en las peores previsiones, tan impensable fiasco.

Y eso que las encuestas previas no invitaban ni mucho menos al optimismo, pero al menos dejaban la cuenta en la veintena, que al final ha sido una pírrica decena.

Y es que pasar a apenas un 7 % de los votos totales, cuando se ha disfrutado durante casi cinco meses y medio del 14 %, y quedarse en la quinta fuerza política nacional, después de tocar con la yema de los dedos el disputar el Gobierno al Partido Socialista, no es ni explicable ni entendible para Girauta y compañía.

Será momento de hacerse preguntas del por qué de tan sonoro fracaso y descalabro. Los eruditos del partido 'naranja' deberán recapacitar y extraer conclusiones, positivas, si quieren convivir con el funeral que antaño fue una boda por todo lo alto, y con la pretensión de ser el auténtico partido que rompiera el bipartidismo.

Tendrá que ser en la próxima convocatoria electoral que, a la vista de la evidente y obvia disgregación del voto, como el 28A, no hay que descartar que se acorte porque vuelva a imperar el bloqueo.

Sería, no obstante, la posibilidad de revancha para Cs y romper los peores presagios. Desde este lunes deberá recomponer su mapa mental para hacer frente al futuro con la cabeza alta y reconducir sus ideas para volver a 'enganchar' el voto del centro-derecha.

Quedarse sin representación en Castilla-La Mancha, cuando sumó cuatro diputados en abril, es la peor de las pesadillas de un sueño real. Sólo 196 días después de las risas se ha pasado a las lágrimas.

Comentarios