Sirenas antiaéreas en Tarancón para que sus muertos por los bombardeos nazis de la Legión Cóndor no se olviden

La localidad conquense fue de las más afectadas en la retaguardia republicana al ser un importante nexo de comunicación con Madrid. Los aviones alemanes asesinaron al menos a setenta vecinos sin oposición alguna, ya que la población no contaba con defensas.

CUENCA.- Las sanguinarias operaciones de la Legión Cóndor dejaron un reguero de muerte y desolación que se extendió más allá de Guernica. La localidad conquense de Tarancón sufrió al menos una decena de bombardeos durante la guerra civil española, la mayoría de la aviación nazi, siendo una de las poblaciones más afectadas de la retaguardia republicana en Castilla-La Mancha.

La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) de Cuenca  ha decidido emprender una serie de actos para recordar a los vecinos de municipios estos fatídicos acontecimientos. El primero se realizó el pasado 28 de octubre, y el segundo ha tenido lugar esta mañana.

En ambos casos, los memorialistas hicieron sonar una sirena antiaérea desde la torre de la Casa de los Parada, museo de la urbe conquense. Las alarmas sonarán el próximo 2 de diciembre y, si nada lo impide, a partir de 2022 se repetirá la acción los días 15 y 22 de febrero. Ya en marzo, las sirenas se podrán escuchar los días 5, 6, 19, 22 y 25.

Desde la ARMH de Cuenca han explicado que llevan tiempo trabajando en documentar todos los bombardeos, realizando en noviembre de 2019 una primera exposición sobre el tema bajo el título 'Tarancón bajo las bombas'.

El verano pasado, los memorialistas completaron la investigación con un trabajo intensivo en el Archivo Histórico del Ejército del Aire en Villaviciosa de Odón. Allí descubrieron que algunos de los bombardeos no fueron incluidos en los partes de operaciones de la aviación fascista. Sin embargo, los mismos están reflejados en los libros de defunciones del registro civil o en las memorias de los brigadistas internacionales norteamericanos.

Los bombardeos causaron cerca de setenta muertes documentadas, aunque podrían ser muchas más. "Se trasladaron a muchos vecinos al vecino hospital de Uclés, municipio que no conserva los registros de defunciones entre 1936 y febrero de 1938", señalan desde la asociación.

La principal causa de los bombardeos era la posición estratégica de Tarancón, que cuenta con un importante nudo de carreteras y una estación de ferrocarril que durante la Guerra Civil sirvieron para abastecer a las tropas republicanas en Madrid y sus frentes.

Sin embargo, los ataques no se reducían exclusivamente a objetivos militares, sino que se masacraba a la población civil con el fin de desmoralizar a la retaguardia. La mayor parte de estas acciones fueron llevadas a cabo por la Legión Cóndor alemana. El primer bombardeo tuvo lugar el 28 de octubre de 1936, afectando a la carretera de la localidad.

La asociación memorialista ha explicado que la sirena antiaérea sonaba cuando se informaba por teléfono de la presencia de una escuadrilla aérea desde algunos de los puntos de observación que se instalaron en las proximidades de la localidad.

En cuanto se avistaban los aparatos desde la torre de la iglesia, se tocaban las campanas a rebato, siendo ese el momento en el que la mayoría de vecinos corrían hacia los refugios y cuevas en busca de la protección que el subsuelo daba contra las bombas nazis.

Desde la ARMH han solicitado a la parroquia Nuestra Señora de la Asunción apuntarse a la iniciativa, haciendo sonar las campanas minutos después de las sirenas para recrear la secuencia de sonido de la época. Sin embargo, no han recibido ningún tipo de respuesta por parte de la institución eclesiástica.

EL BOMBARDEO DE NOVIEMBRE

El segundo bombardeo que se recuerda estos días ocurrió el 26 de noviembre de 1937. En aquella jornada, la aviación nazi lanzó sus explosivos sobre las localidades de Tarancón, Ocaña y Santa Cruz de la Zarza.

Acontecimiento que recuerdan varios brigadistas estadounidenses que trabajaban de voluntarios en los centros sanitarios de Tarancón. Personas como la enfermera Sonia Merims, el doctor Rintz -médico jefe de los  hospitales del municipio-, la técnica de laboratorio Dorothy Fontaine y el mecánico del parque móvil de sanidad Carl Rahman.

Varios días antes, los aviones del bando franquista habían sobrevolado la población sin atacarla. Las fuentes coinciden en señalar que aquel viernes de 1937, un caza aislado llegó con las puntas de las alas pintadas de rojo y se le tomó con un aeroplano de la aviación republicana. La gente que se encontraba en la calle saludó al supuesto aliado, momento en el que bajó en picado y empezó a ametrallarles.

Poco después, tres escuadrillas de Heinkel He 111 de la Legión Cóndor que venían de descargar sus bombas sobre la Ermita de Riánsares comenzaron las oleadas de bombardeo en grupos de tres sin oposición alguna, dado que la población no contaba con cañones antiaéreos.

El bombardeo duró aproximadamente una hora, con un resultado devastador. Además de ametrallar a parte de la población, se destruyeron varios edificios y se alcanzaron infraestructuras esenciales, como la carretera de Valencia y la estación de ferrocarril.

Una familia entera murió aquel trágico día en su domicilio, tal y como recuerda Fontaine. Las víctimas fueron José Arenas Vico, de 46 años natural de Fuensanta, Albacete, maestro de harinas de profesión y Milagros Garrido Guillén, 48 años natural de Urda, Toledo. Junto a sus padres, también perecieron Felisa, Carmen y Francisca, que entonces tenían 21, 19 y 16 años respectivamente.

La meteorología ofreció un breve respiro a los vecinos, con lluvias y nieblas durante varias jornadas. Pero una semana después, el 3 de diciembre, llegaría el peor bombardeo de la Guerra.