Opinión

Ideas bajo el campo

Artículo de opinión de Raúl de Miguel, vecino de Talavera de la Reina e hijo de familia ganadera.

Numerosas manifestaciones y concentraciones de ganaderos y agricultores recorren el país reivindicando precios justos y que se cumpla, ni más ni menos, la ley ya establecida para poder tener una venta de su producto digna.

En este terremoto de movilizaciones, los ganaderos y conjunto de trabajadores del campo salen a la calle con unas reivindicaciones que vienen de lejos, pero con una enredadera de campos ideológicos en su interior, difícil de organizar.

Centrando el tema en Castilla-La Mancha y la comarca de Talavera, región con gran tradición ganadera, llevan meses movilizándose reclamando precios justos de la leche y que se cumpla la Ley de Cadena Alimentaria, que prohíbe a industria y distribución comprar la leche a los ganaderos por debajo de los costes de producción.

A pesar de ser una medida tan simple a ojos de nuestros representantes y a la vez que sería la mayor ayuda al sector primario, es una pequeña injerencia en la propiedad de las grandes marcas que nos venden a los consumidores, ya que limita en pequeña medida sus millonarias ganancias. Esto implica que todas sus conexiones políticas y económicas se movilicen a la vez que lo hacen los ganaderos para contrarrestar.

Sabemos que el campo en general es de arraigo conservador, sin embargo, las reivindicaciones que estamos viendo son de carácter progresista. Esto supone una constante lucha, aunque en muchas ocasiones parece ser inexistente en lo político, donde las grandes empresas quieren seguir ganando sus casi infinitas ganancias y donde sus primos políticos quieren contar con aliados dentro del movimiento.

Así sucede cuando organizaciones y partidos políticos, como Vox en Talavera de la Reina, van acompañando y reivindicando como propias todas estas protestas para sacar unos beneficios electorales que les sigan manteniendo en su sillón con su sueldo público, pero en el fondo no defienden ni llevan en sus programas ninguna reivindicación que ayude al ganadero, sino todo lo contrario, mantienen una inexistente intervención de la Administración en el mercado como dice la Ley de Cadena Alimentaria, recientemente reformada.

Tampoco defienden limitar precios a la baja como reclaman los ganaderos, ni que decir de asumir costes de control lechero y producción derivados de la subida de la luz y los gasóleos, cosa que tampoco están en contra de limitar y que ayudaría directamente al pequeño ganadero y agricultor.

Hay muchas maneras de ayudar al sector, pero ellos en ocasiones solo dicen de aportan subvenciones públicas, cuando los ganaderos lo que piden es un precio justo por su labor para poder seguir funcionando.

Dicen de defender el campo, pero callan cuando se señalan a los culpables de esta situación, multinacionales como Lactalis y, grandes superficies como Carrefour y Mercadona. Su exaltación de lo español y rechazo de los extranjeros pobres para callar ante las dos primeras, ricas sociedades francesas, ese es su patriotismo de bandera de muñeca.

Solo tenemos que observar en cuantas movilizaciones de pequeños ganaderos o contra multinacionales ha estado la ultraderecha: exacto, en ninguna. Salvo para criminalizar la defensa en última instancia de los manifestantes.

Estas plataformas y espacios de lucha de los trabajadores del campo están siendo la puerta de entrada de estos partidos que nada defienden en su programa ni trayectoria al pequeño ganadero al permitirles actuar a su lado, desde la falsa idea de que tradicionalmente han apoyado al campo o simplemente por estar en la oposición de un Gobierno que, salvo una reforma de marketing de la Ley de Cadena Alimentaria, que tampoco está haciendo nada para solucionar los problemas reales del campo.

Ni unos ni otros han demostrado apoyar de verdad a los ganaderos porque están íntimamente asociados con los mismos que los explotan y se aprovechan de ello con tal de que todos sigan estando en el sitio donde están, tanto en el despacho de Mercadona o Lactalis, como en las Consejerías y Ministerios del Gobierno.

Nada ganan con abrir las puertas a movimientos políticos que defienden lo contrario a sus intereses. En el momento en el que estas organizaciones están dentro, es muy difícil apartar sus garras y solo intentan que no se cumplan las reivindicaciones como los propios ganaderos necesitan y sí sacar rédito político abanderándose de las pequeñas conquistas que no toquen las grandes ganancias de la industria y distribución, las mismas que luego les pagan las campañas y les financian, como por ejemplo cuando El Corte Inglés financió a  Vox para su fundación a través de Hazte Oír.

Con esta situación, los ganaderos y conjunto de pequeños agricultores, con sus diferencias internas, deben de saber de qué lado están a nivel organizativo y, a través de sus sindicatos independientes, no dejar escalar estas fuerzas ultraderechistas en espacios obreros y ser críticos con lo que tienen encima, ya que solo el pueblo salva al pueblo. De esta manera las ideas no quedarán enterradas bajo sus campos.

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