El asesinato de Lorenzo a manos de un enmascarado en Toledo, un crimen sin resolver desde la fatídica noche de Halloween

Cronología del homicidio que consternó a la capital castellanomanchega y que, tres meses después, todavía no cuenta con ningún detenido. La familia del joven, "muy dolida", reclama justicia y asegura que "no busca venganza".
Familiares, amigos y vecinos de la víctima portan su retrato en la concentración del pasado mes de noviembre para pedir justicia por el crimen. — EFE/ARCHIVO
photo_camera Familiares, amigos y vecinos de la víctima portan su retrato en la concentración del pasado mes de noviembre para pedir justicia por el crimen. — EFE/ARCHIVO

TOLEDO.- La familia de Lorenzo, el joven de 21 años asesinado la noche de Halloween en el barrio de Santa María de Benquerencia en Toledo, ha asegurado que "no busca venganza" y que solo quiere que "se haga justicia" casi tres meses después del suceso y sin ningún detenido.

Así lo ha confirmado el abogado de la familia, Ignacio Castillo Castrillón, que ha definido los hechos como "muy violentos y muy gratuitos". "Lorenzo era un chaval que estaba siempre jugando a la Play en casa. No solía salir a la calle", recuerda el letrado.

"No es una familia vengativa. Al contrario, está muy dolida y espera a ver si se hace justicia", ha asegurado el representante legal del despacho Castillo Castrillón Abogados.

Desde diciembre se incorporó al caso la Unidad Central de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) de Madrid y las investigaciones siguen su curso: la Brigada Provincial de la Policía Judicial ha hecho registros e intervenciones de teléfonos pero sin obtener resultados que hayan desembocado en arresto.

CRONOLOGÍA DEL HOMICIDIO

La noche del 31 de octubre, Loren, como le llamaban sus allegados, quedó con unos amigos en el domicilio de uno de ellos, cerca del instituto Juanelo Turriano.

A las dos de la madrugada, la víctima y otro amigo salieron del domicilio para dar una vuelta y "tomar un poco el aire" por el conocido Parque Lineal, a la altura de la calle Río Cedena, según fuentes judiciales.

De repente, un individuo que caminaba en dirección contraria les increpó. Llevaba la cara tapada por una máscara con una calavera y de su mano izquierda colgaba un machete "de grandes dimensiones" y les ordenó que le dieran todo lo que tuvieran.

Los dos amigos, creyendo que se trataba de una broma, intercambiaron un par de palabras con el asaltante que, sorpresivamente, dio un fuerte golpe en el suelo con el machete y les advirtió: "Que es de verdad, eh", con una actitud "claramente agresiva y violenta".

El amigo le respondió que llevaba encima poco dinero y Loren se ofreció a darle dinero por los dos y sacó de su cartera un billete de diez euros que el agresor cogió.

Loren le preguntó que cuánto dinero le había dado y el hombre le puso el billete delante para que lo viese y, entonces, el joven lo agarró y el agresor alzó el brazo y le asestó un golpe con el machete.

A continuación, el individuo lanzó otro golpe al testigo, con la misma intención de atacar, pero este lo esquivó y el machete, "de filo ancho y punta curvada", solo le alcanzó la oreja izquierda.

El hombre salió corriendo en dirección a la calle Rio Cedena y, el testigo, al ver que Loren cayó al suelo y perdía mucha sangre, llamó al 112 a las 2.26 horas.

En el momento de los hechos, no había nadie en las inmediaciones y, en el lugar del homicidio, los agentes de la policía judicial encontraron el billete de diez euros de Lorenzo, que resguardaron de la lluvia.

Pese a haber sido manipulado tanto por la víctima como por el autor, no se encontraron huellas dactilares.

El amigo de Loren describió al atacante como un hombre joven, de 1,70 o 1,75 metros de altura y complexión normal, que llevaba puesta ropa oscura y cuyo acento tenía "matices latinoamericanos", aunque matizó que "también podría ser español".

OTROS TESTIGOS

En la tarea de búsqueda de otros testigos que pudieran aportar datos sobre lo sucedido esa noche, un menor informó de que, sobre las 1.50 y las 2.00 horas, vio a un hombre de similares características. Estaba en el portal de un piso de la calle Rio Yedra en compañía de unos amigos.

Uno de ellos bajó al garaje y observó a un hombre que se paró al verle y sacó un machete de una funda de plástico que llevaba colgando de la cintura. El chaval subió para comentárselo a sus amigos y fueron juntos a buscarlo por el garaje, pero no lo encontraron y fueron en su búsqueda.

De pronto, de un árbol salió una sombra, y resultó ser este hombre, que lo describieron con una altura de 1,85 metros, complexión normal.

Llevaba puesta una máscara como la de la película 'Viernes trece', una capucha, una sudadera azul oscura, vaqueros y unas zapatillas Adidas negras con rayas blancas.

Dos de los amigos corrieron hacia él y, como no se movía y permaneció "firme como una estatua", se detuvieron a unos cuatro o cinco metros y le gritaron: "¿Qué pasa?".

El individuo se quedó inmóvil hasta que dio un paso adelante, se agachó y pegó dos golpes en el suelo con el machete que llevaba en la mano derecha "saltando chispas" y, luego, golpeó contra las ramas de un árbol, que cayeron al suelo.

El grupo de amigos decidió marcharse y retroceder, cuando esta persona comenzó a correr hacia ellos de una manera "muy peculiar, levantando mucho las piernas, como a saltitos".

La "frialdad" y "rapidez" de sus movimientos evidenciaban una preparación y práctica para manejar este tipo de arma, actuando como un "sádico", sin mediar palabra, en todo momento "tranquilo, sin miedo ni tensión". A los jóvenes les pareció que "había salido a cazar" y que parecía "un psicópata de película".

Sus andares les recordó a los de "una película", con pasos muy largos hasta que cogió carrerilla. Los jóvenes intentaron parar un coche pero el conductor siguió su marcha. El hombre permaneció inmóvil ante el coche y volvió a la zona donde lo habían encontrado.

Por otro lado, una mujer que se encontraba en la terraza de su domicilio, que mira al Parque Lineal, llamó al 091 y al 112 tras escuchar voces y gritos de un chico pidiendo ayuda porque habían apuñalado a su amigo y gritaba: "Ahora corre", que ella interpretó como una recriminación hacia alguien.

Esta joven pudo ver a alguien debajo de su casa que se alejaba corriendo en dirección opuesta al lugar de los hechos.

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