Portada de la primera parte del ejemplar.— HOSPITALILLO TARANCÓN

CUENCA.- La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) de Cuenca ha presentado el primero de los tres fanzine dedicados a los casi cien conquenses deportados a los campos de concentración del régimen nazi durante los años cuarenta.

El primer volumen de la publicación, titulada 'De Cuenca a Mauthausen (La historia de nuestros paisanos olvidados)', incluye una amplia introducción con los nombres, esbozos geográficos y los detalles que llevaron a los noventa y seis paisanos de la provincia a los terribles campos nazis. De todos ellos, solo treinta y cuatro pudieron volver con vida.

A través de su páginas, los lectores podrán conocer cómo era el mundo nazi, la vida de los deportados en aquel infierno y cómo el hecho de defender la República española supuso su sentencia de muerte.

Desde la ARMH de Cuenca comentan que la obra, que empezó a elaborarse hace más de un año y se terminó el pasado mes de diciembre, busca "resarcir el cruel olvido al que se han sometido a estos vecinos durante ochenta años" para que sean reconocidos como víctimas por parte de la sociedad conquense.

La primera parte del fanzine cuenta con un total de cuarenta y cinco páginas y ya se puede adquirir en varias librerías y tiendas de la provincia. Se trata de la cuarta publicación realizada por la asociación memorialista, que previamente sacó a la luz los títulos 'Boxear en el infierno. Boxeadores en los campos nazis', 'Tarancón en la memoria de las Brigadas Internacionales' y 'El Polvorín de Tarancón. Historia de una explosión'.

Paralelamente a esta actividad divulgativa, la asociación ha estado solicitando a los ayuntamientos de la provincia la instalación de placas en recuerdo de los vecinos que fallecieron en estos campos, aunque lamentan que la mayoría de ellos no han respondido a sus solicitudes o las han rechazado.

Es el caso del alcalde del PP en El Provencio, Julián Barchín, que calificó de "postureo" la memoria histórica y pidió a la asociación que le "dejasen tranquilo" cuando esta solicitó la colocación de una placa para Joaquín López Alarcón, muerto en Mauthausen en 1943.