La bandera española fue pintada sobre tres pinturas rupestres de la localidad ciudadrealeña de Solana del Pino. — @SALTALOMAS

CIUDAD REAL.- Las pinturas rupestres que aún conservaba el Peñón del Muerto, en la localidad ciudadrealeña de Solana del Pino, se han convertido en las nuevas víctimas que el vandalismo y la ignorancia se han llevado por delante en Castilla-La Mancha.

Pinturas de hace más de 6.000 años sobre las que los vándalos han pintado una gran bandera de España, con la que han cubierto lo que quedó de un anterior ataque sufrido hace unos quince, cuando fueron expoliadas la mayor parte de ellas, tras ser arrancadas con algún tipo de maquinaria.

En esta ocasión los daños han afectado a tres pinturas rupestres antropomórficas que quedaban, las cuales datan del Neolítico.

Sobre ellas el pasado fin de semana una o varias personas se dedicaban a pintar una bandera de grandes dimensiones, visible perfectamente desde la carretera que va de Solana del Pino hacia Andújar, en plena Sierra Madrona.

Una acción premeditada, puesto que para acceder hasta el lugar en el que se encontraban las pinturas es imprescindible utilizar una escalera.

Hechos que ya han sido puestos en conocimiento de la Guardia Civil, desde la que se investiga lo sucedido. Asimismo se ha comunicado a la Diputación de Ciudad Real y al Gobierno de Castilla-La Mancha.

Un nuevo atentado patrimonial que se viene a sumar al ocurrido el pasado mes de enero en los abrigos rupestres de 'La Rendija', en el término municipal de Herencia, donde también unas pinturas de arte esquemático de la Edad del Bronce, fueron vandalizados con una serie de grafitis de diverso tipo.

Pintadas que tenían lugar en unos abrigos rocosos situados en una finca de titularidad privada, y que tras lo sucedido han sido declarados Bien de Interés Cultural con el objetivo de proteger la zona y su entorno, estableciendo un perímetro de unas cien hectáreas a su alrededor.

Este nuevo episodio de actos vandálicos sobre el patrimonio arqueológico de la región vuelve a abrir el debate sobre la protección que se puede dar a los mismos, así como sobre la conveniencia o no de revelar el emplazamiento de los nuevos restos que se localizan.

Un punto sobre el que reflexionan en la Asociación Anasma, que trabaja en la difusión de los valores y atractivos turísticos, culturales y artísticos de la sierra en el límite de la provincia de Ciudad Real, desde la cual se plantean dejar de difundir estos emplazamientos de abrigos de arte rupestre para tratar de preservarlos y evitar nuevos actos vandálicos.

Por otra parte, en la localidad de Solana del Pino, de apenas trescientos habitantes, se han localizado en los últimos diez años un total de siete abrigos rupestres, incorporados así a su carta arqueológica, en la que ya contaba con otros cinco.