La bandera de Castilla-La Mancha cumple años, estas son las curiosidades sobre la historia del primer símbolo autonómico

El 25 de enero de 1980 quedó definida mediante decreto, al que acompañan el escudo pero no así el himno, ya que en la región nunca se ha alcanzado un acuerdo para identificarse como territorio con letra y música.
Bandera de Castilla-La Mancha ondeando. — KUM111
photo_camera Bandera de Castilla-La Mancha ondeando. — KUM111

TOLEDO.- Cada territorio tiene sus símbolos, elementos que dan fuerza al sentimiento de pertenencia a un lugar y que exhiben la fuerza de una patria o, en este caso, de cada una de las autonomías en las que se organizó España a raíz de la Constitución de 1978.

Fue hace ya 42 años cuando, en concreto el 25 de enero de 1980, se definió mediante decreto la bandera como primer símbolo de Castilla-La Mancha, tal y como recoge el departamento de Documentación Autonómica del Senado en relación a los símbolos institucionales de las 17 comunidades.

Es el Estatuto de Autonomía de Castilla-La Mancha, aprobado el 3 de diciembre de 1981, en su artículo 5, el que recoge que la bandera de la región se compone de un rectángulo dividido verticalmente en dos cuadros iguales, el primero junto al mástil, de color carmesí con un castillo de mazonado de sable y aclarado de azur; y el segundo, blanco.

Asimismo, establece que la bandera de la región ondeará en los edificios públicos de titularidad, provincial o municipal, y figurará al lado de la bandera de España, que ostentará lugar preeminente, y también podrá figurar la representativa de los territorios históricos; así como que la comunidad tendrá escudo e himno propios, si bien es sabido que esto último no es así, y que una ley de las Cortes de Castilla-La Mancha determinaría estos dos últimos elementos.

Además, las provincias, comarcas y municipios de la región conservan sus banderas, escudos y emblemas tradicionales.

En cualquier caso, la bandera regional se creó por decreto casi dos años antes de la aprobación del Estatuto, cuando éste aún estaba gestándose, mientras que la Ley del escudo fue posterior -10 de junio de 1983- y su modelo oficial se hizo público el 5 de julio del mismo año y fue complementado más de dos años después a través de otro decreto.

Con todo, la bandera es uno de los principales elementos de esta autonomía y su creación se remonta, por tanto, al régimen de preautonomía, cuando los partidos políticos presentes en el denominado ente preautonómico decidieron adoptar unos símbolos distintivos.

La elección de la bandera fue objeto de diferentes estudios y propuestas, de manera que llegaron a discutirse hasta siete proyectos en una reunión celebrada en Albacete el 11 de enero de 1980.

Tras el debate, el proyecto elegido fue el de Ramón José Maldonado, heraldista manchego y académico historiador al que le corresponde gran parte de los escudos municipales a partir de la segunda mitad del siglo XX en la provincia de Ciudad Real, y que desarrolló su obra principalmente en Castilla-La Mancha y La Rioja, y en especial en la localidad de Almagro en la que fue cronista oficial.

Su creación dibuja una bandera partida, de arriba a abajo, en dos tamaños iguales. En la tela más unida al asta, el escudo o pendón de Castilla, antiguo reino al que perteneció esta tierra que se configura en el castillo de tres torres de oro en las que se señalan de negro las piedras y con las puertas y ventanas en color azul, todo ello en un fondo de rojo carmesí.

Por su parte, el lado blanco recuerda a las órdenes militares de Calatrava, Santiago y san Juan, cuyas milicias conquistaron la tierra manchega siempre con pendones blancos como blanca fue la cruz de san Juan sobre rojo.

Lo curioso de la bandera de Castilla-La Mancha es que sus proporciones oficiales eran diferentes a la norma general en las banderas españolas y en la mayoría de países europeos, lo que se ha corregido de tal manera que posteriormente se confeccionaron y utilizaron banderas con las proporciones habituales aunque diferentes a la que establecía el Estatuto y, además, con un diseño del castillo también distinto.

A la bandera se suma en la simbología de la comunidad autónoma el escudo, basado en el diseño de la primera de tal modo que es partido y con un castillo también en la misma parte que la bandera.

La corona encima, que forma parte del mismo, es un círculo de oro engastado de piedras preciosas compuesto por ocho florones, de hojas de acanto, de los que son visibles cinco, interpolados de perlas y de cuyas hojas salen sendas diademas de perlas que convergen en el punto más alto en azul.

Este escudo ha sido adoptado como parte de sus propios emblemas por numerosas instituciones de Castilla-La Mancha a lo largo de los años, entre ellas las Cortes regionales, el Consejo Consultivo y la Universidad regional.

Bandera y escudo sí, pero no himno. Castilla-La Mancha no tiene una melodía que la identifique como territorio más allá del himno nacional que puede escucharse en muchos actos públicos e institucionales.

No ha sido posible tener un himno propio aunque no es porque no se ha intentado y, de hecho, llegaron a presentarse varias propuestas como la 'Canción del Sembrador' de la zarzuela 'La rosa del azafrán' de Jacinto Guerrero, el 'Canto a la Mancha' de Tomás Barrera, o la canción popular de vecinos de Villarrobledo (Albacete) bajo el título 'Patria sin fin'.

Sea como fuere, la bandera y el escudo de la región están presentes en todas las instituciones y actos oficiales de la región, si bien en otras muchas actividades, incluidas las turísticas o de promoción de Castilla-La Mancha, han sido casi desbancados durante todo este tiempo por otros emblemas muy característicos de esta comunidad como los molinos o la silueta de El Quijote, también símbolos -aunque no oficiales por decreto- de la región.

Comentarios