Un castillo seguntino en busca de dueño: su torre del homenaje, historia y posibilidades siguen sin conquistar

El castillo de Guijosa lleva más de dos años a la venta y sigue sin encontrar proyecto o inversor que pueda dar una nueva vida a esta propiedad del siglo XIV.
El castillo de Guijosa fue levantado en el siglo XIV y declarado BIC en 1985.
photo_camera El castillo de Guijosa fue levantado en el siglo XIV y declarado BIC en 1985.

GUADALAJARA.- Más de dos años lleva en venta, pero aún no tiene comprador. El castillo de Guijosa, ubicado en la pedanía seguntina del mismo nombre, sigue esperando a quien por dos millones de euros quiera hacerse con él.

Apenas ocho kilómetros lo separan de Sigüenza, la ciudad que aspira a convertirse en la tercera castellanomanchega con el reconocimiento de la Unesco como Patrimonio de la Humanidad, y en una de sus 28 pedanías se levanta esta fortaleza olvidada, que sigue en busca de quien esté dispuesto a darle una nueva vida.

Se ofrecen más de 1.500 metros cuadrados construidos, en un edificio de uso mixto, que cuenta con dos ascensores para acceder a sus tres plantas, reconstruido en su parte externa aunque diáfano al interior, sobre un terreno de 4.000 metros cuadrados.

Señalan entre sus singularidades, la altura de su torre del homenaje, que alcanza los 30 metros, así como las torres de la muralla sur, que "no se repiten en ningún otro castillo de España".

Un castillo que fue levantado en el siglo XIV por uno de los terratenientes más poderosos que tuvo la zona, don Íñigo López de Orozco, cuya pertenencia queda probada por el escudo de piedra tallado sobre lo que fuera en su día el portalón de entrada al castillo.

Propiedad que posteriormente pasaría a manos de los Medinaceli, quienes siempre la tuvieron como 'casa fuerte', lugar para albergar servidores y alcaides cómodos, siendo las únicas noticias que recibían de aquel castillo las que se enviaban para pedir dinero y acometer arreglos.

Un singular castillo de planta cuadrada, con torreones semicirculares adosados a las esquinas y puntiagudas almenas, en cuyo interior se alza una torre también cuadrada, la torre del homenaje, que en su día albergaría diversas estancias y escaleras, hundidas todas ellas con el paso de los siglos. En su momento también estuvo rodeado por un foso, aunque hoy en día no se conserva recuerdo del mismo.

Su puerta principal se encuentra hoy en dia semitapada por una casa y tapiada la otra parte, por lo que el acceso se realiza por una puerta abierta en este mismo muro sin valor arquitectónico alguno.

Un castillo de apariencia medieval, erigido "en los verdes campos de Guadalajara" -reza uno de los portales inmobiliarios en los que se encuentra a la venta-, que se presenta como una oportunidad para "crear algo totalmente único" y que representa "una oportunidad de inversión que no se puede dejar pasar: una ocasión de oro para cualquier comprador que desee devolver al inmueble su esplendor de antaño".

Mismo portal en el que se hace referencia a un reciente proyecto fallido de transformar la propiedad en un hotel de lujo de cuatro estrellas, al tiempo que subraya su "enorme potencial de inversión" como espacio para la celebración de conferencias y eventos, como restaurante o, incluso, como vivienda particular.

Una propiedad que fue declarada Bien de Interés Cultural en el año 1985, empezado a reconstruir hace ya más de una década, aunque su futuro sigue siendo incierto y a la espera de quien quiera comprarlo e invertir en acabar la obra.

Una espera en la que se encuentran sumidas también otras fortalezas en esta provincia, como el de Cogolludo, con algunos siglos más de historia y mayor deterioro, aunque a un precio más 'económico'. Una situación a la que están abocadas numerosas construcciones de estas características que por su abundancia dieron nombre a Castilla.

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