Toledo en once esculturas o cómo recorrer la ciudad desde otra perspectiva

Plazas, paseos o jardines de toda la capital albergan obras escultóricas que forman parte del patrimonio toledano, aunque no siempre apreciado como tal
Una propuesta para recorrer la capital castellanomanchega a través de sus esculturas al aire libre.
photo_camera Una propuesta para recorrer la capital castellanomanchega a través de sus esculturas al aire libre.

TOLEDO.- Reyes, literatos, deportistas, el encuentro y el recuerdo; en hormigón, bronce o piedra, la ciudad de Toledo, su pasado y su presente pueden ser recorridos también a través de las esculturas que se levantan en sus espacios públicos.

Un auténtico museo al aire libre -no oficializado aún a pesar de múltiples promesas y anuncios a lo largo de los años- que sin embargo ofrece a quien recorre la ciudad la oportunidad de acercarse a la escultura de artistas más o menos conocidos, pero que han dejado con su obra una huella en la ciudad.

Una pequeña muestra son estas diez propuestas para recorrer la capital castellanomanchega a través de escultura, aunque son muchas más las obras existentes.

Un recorrido que el visitante puede empezar nada más llegar a la ciudad, si lo hace entrando por la carretera de Madrid. Aquí recibe a quien arriba una monumental estatua ecuestre de Alfonso VI, obra de Luis Martín de Vidales, que si bien cuando se decidió su ubicación -hace ya casi 20 años- suscitó una gran polémica, argumentando que restaría protagonismo al "monumento" que en sí es la ciudad de Toledo, hoy no se cuestiona.

La estatua se comenzaba a instalar en noviembre de 2003, con sus más de seis toneladas de peso. Desde una altura de diez metros, sobre una peana que simula una roca, el rey mira hacia Toledo, levantando su espada cogida por la hoja, renunciando así al combate en la toma de la ciudad. A su alrededor, una gran corona en la que el autor quiso recoger los pensamientos del rey sobre la ciudad que conquistó.

Pero antes de dirigir sus pasos hacia donde guía con su mirada el Alfonso VI, el visitante puede encontrarse con otro monarca, del que precisamente este año se conmemora su VIII Centenario, Alfonso X.

Su escultura, realizada para otro lugar y reubicada -también rodeada de polémica, entonces y ahora con motivo de la conmemoración- en el cercano parque de las Tres Culturas, donde fue trasladada en el año 1995. Obra del escultor murciano Francisco Toledo, inaugurada en el año 1976 en el paseo del Miradero, muestra al monarca sentado ante un escritorio entre dos bloques alusivos a las Cantigas.

Una estatua que fue objeto de numerosos actos vandálicos, pintadas y repintada en otro tono, que ahora con motivo del VIII Centenario ha sido remozada, sirviéndose de los moldes originales y recuperando para el conjunto la piedra original del paramento, una caliza rosada de Sepúlveda.

Tras la visita obligada en este año de celebraciones en honor al impulsor de la Escuela de Traductores de Toledo, el visitante puede encaminar sus pasos hacia el casco histórico de la ciudad, accediendo al recinto amurallado por la puerta de Alfonso VI. Cruzado el umbral, girando a la derecha, aguarda en la plaza del mismo nombre la obra Lugar de Encuentros V, de Eduardo Chillida.

Una escultura construida en hormigón, de 16 toneladas de peso, que fue cedida por el artista vasco a la ciudad de Toledo en el año 1981 e instalada un año después, como primera pieza de un futuro museo de escultura al aire libre que recorrería la muralla, y que de facto hasta la fecha no ha llegado a ver la luz.

Una obra olvidada durante muchos años, vandalizada y rodeada de coches aparcados, fue objeto de restauración y recuperación del entorno en el año 2008, tras constantes quejas por parte de la familia, que llegó a plantearse, dada la desidia de las autoridades el reclamar la escultura por vía judicial.

Desde aquí el visitante puede continuar su recorrido escultórico emprendiendo la subida hacia Zocodover. Poco antes de llegar al Miradero, en la confluencia de Núñez de Arce con el inicio de Venancio González, se encontrará con la escultura en honor a otro de los 'ilustres' de la ciudad, el ciclista Federico Martín Bahamontes.

Una estatua con la que el Ayuntamiento y la Fundación Soliss quisieron rendir homenaje al primer español ganador del Tour de Francia, el 'Águila de Toledo', considerado el mejor escalador de la ronda gala de todos los tiempos. Una escultura obra del escultor valenciano Javier Molina, que era colocada en la emblemática subida en el año 2018.

Una vez en la plaza de Zocodover, siguiendo los soportales de la Delegación del Gobierno y al bajar las escaleras del Arco de la Sangre, espera Miguel de Cervantes, obra de Óscar Albariño inaugurada en 2006 a escasa distancia de donde se ubicó el Mesón del Sevillano, lugar en el que el autor de El Quijote situó una de sus novelas ejemplares, La ilustre fregona.

No muy lejos de allí, en la plaza que lleva también su nombre, se levanta la escultura dedicada a otro toledano, Juan de Padilla. Fue en 2015 cuando se inauguraba esta obra en bronce de Julio Martín de Vidales, en homenaje al líder comunero a punto de cumplirse casi 500 años de su fallecimiento.

Una escultura que se hizo esperar, puesto que la primera ocasión en la que se puso sobre la mesa este homenaje fue en el año 1993, aunque no sería hasta veintidós años después cuando viera la luz.

A solo unos pasos, en la recóndita plaza de San Román otra escultura rinde tributo a otro toledano, el poeta y soldado Garcilaso de la Vega. Realizada también por Martín de Vidales, aunque veinte años antes que la de Padilla, representa al poeta pluma y espada en mano, con la mirada puesta en la iglesia de San Pedro Mártir, donde se ubica su sepulcro.

De allí pueden dirigirse los pasos hacia la plaza del Ayuntamiento, donde en su parte más baja, junto a las Casas Consistoriales, Cristina Iglesias instaló su proyecto Tres Aguas. Como si un antiguo canal subterráneo hubiese quedado al descubierto bajo la roca, el agua discurre por las formas de metal fundido, haciendo de espejo cuando está lleno y quieto.

Una obra con defensores y detractores a partes iguales, que desde el año 2014 se ha convertido en un elemento más de esta icónica plaza, flanqueada por la Catedral Primada, el Palacio Arzobispal y el Ayuntamiento, en las que son muchos los que buscan capturar móvil o cámara en mano su espectacular reflejo.

Siguiendo las empedradas y estrechas callejuelas el visitante se encuentra en plena judería. Allí, junto al Museo del Greco, se encuentra el busto de Samuel Ha-Leví, quien fuera tesorero de Pedro I de Castilla.

Llegando casi al final del recorrido, en un pequeño jardín junto a la muralla, a solo unos metros de la puerta del Cambrón, se encuentra el monumento a Santa Teresa de Jesús, realizada en 1985 por Luis Pablo Gómez Vidales, tras un concurso público.

Por último, cruzando el umbral de la puerta del Cambrón, encontramos una de las últimas obras inauguradas en la ciudad, el pasado mes de enero. Yacente, obra del escultor toledano Rafael Canogar, recuerda desde el paseo de Recaredo a las víctimas de la covid-19.

Son muchas más las obras, los recorridos y rincones en los que la escultura tiene su espacio en Toledo. Una guía diferente para adentrarse y descubrir esta ciudad Patrimonio de la Humanidad.

Comentarios