Imagen de archivo de una pegatina contra el trasvase en una pasarela del acueducto Tajo-Segura. | RÍO TAJO VIVO

GUADALAJARA.- Desconsuelo y decepción. Es lo que sienten los ribereños de Castilla-La Mancha ante el nuevo trasvase del Tajo al Segura aprobado por la comisión de explotación para destinar 12,5 hectómetros cúbicos a regadío.

"Cabía esperar lo contrario", ha dicho la presidenta de la Asociación de municipios ribereños de los embalses de Entrepeñas y Buendía, María de los Ángeles Sierra, sobre todo después de tres meses de intensas lluvias en el Levante. Y en la misma línea, el vicepresidente, Borja Castro, ha expresado que confiaba en la "firmeza" mostrada por el Ministerio para la Transición Ecológica en defensa de los caudales ecológicos, por lo que ha sido decepcionante un "episodio más".

No en vano, los ribereños agradecen los 55 hm3 ahorrados hasta ahora con el cambio de las reglas del trasvase, pero dicen que no alcanzan a comprender la necesidad de una nueva derivación de 12,5 hm3 para regadío y que, si bien entienden que "el camino es difícil", el Ministerio no va a la velocidad que les gustaría.

De hecho, apuntan que les "duele una vez más caer presos de los automatismos del Memorándum y de unas reglas que resultan manifiestamente mejorables para la gestión de nuestros embalses", sobre todo teniendo en cuenta que los informes les condenan a una situación extraordinaria en nivel 3 hasta octubre.

Todo ello lleva a los ribereños a solidarizarse con los hosteleros de la Región de Murcia, que reclamarán ayudas por los daños que la agroindustria ha provocado en el Mar Menor, "reventando la temporada de verano antes de empezar". Comparten su preocupación porque ocurre hace 40 años "por culpa de la misma gente" y es por eso que estudiarán solicitar una ayuda similar a la pedida por los hosteleros murcianos "en vista de que no podremos contar un año más con nuestro mayor activo: el agua".