TOLEDO.- La Iglesia toledana no quiere que el uso de las redes sociales por parte de sus fieles, especialmente de los sacerdotes, se salga de madre y para ello ha elaborado un protocolo para su "buen uso", el cual contempla también la creación de una comisión que ofrecerá orientación y amparo.
Unas directrices que los obispos de la archidiócesis toledana, el arzobispo primado Francisco Cerro Chaves, y su obispo auxiliar, Francisco César García Magán, firmaban el pasado 29 de mayo, con motivo de la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, y que han trasladado a la comunidad junto a una misiva en la que aconsejan utilizar estos medios "con entrega y equilibrio" y teniendo presentes los "valores morales perennes que nos marcan los mandamientos".
Propone así a los sacerdotes un protocolo a seguir, actuando "desde la libertad", pero sin olvidar la "misión" que a todos les une. Unas reglas que establecen cómo hacer uso de las redes sociales, tanto en perfiles oficiales como en los personales, y advierten, entre otras cuestiones, sobre la utilización de cuentas falsas "para parecer lo que en realidad no somos".
Así, por una parte, y al margen de los perfiles oficiales con los que cuenta la archidiócesis, desde los que "informamos, convocamos, animamos… siempre desde la transparencia y la ilusión", anima a los sacerdotes y a quienes dirigen movimientos y asociaciones a crear -donde aún no existan- páginas web y perfiles oficiales que "informen desde la responsabilidad y la fidelidad a la doctrina católica".
Pero tras esta invitación a ampliar la red de cuentas oficiales, marca una serie de pautas a quienes "el celo pastoral" les lleva a tener perfiles personales y una presencia activa en el mundo digital.
A todos ellos advierte que "nada de falsos perfiles" que puedan dar lugar a esconderse en el anonimato para parecer lo que no son. Y es que, según Cerro Chaves, la presencia en redes de los sacerdotes de la archidiócesis toledana debe ser "perfectamente reconocible" y "de contenido ejemplar para no ser motivo de escándalo".
Igualmente les insta a no aprovechar su condición o cargos pastorales para verter opiniones estrictamente personales. Apela a mantener la unidad en todo lo referido "a la fe y a las costumbres", procurando que brille la caridad y en las cosas opinables, "libertad siempre", defiende.
Sin embargo deja claro que no se deberá "nunca" dar la sensación de que la opinión personal es la postura oficial de la institución a la que sirven o representan. Por ello pide taxativamente que las opiniones personales sean expresadas "con el nombre propio y nunca bajo el paraguas del cargo".
También hay recomendaciones para quienes, a raíz de la pandemia, retransmiten las celebraciones litúrgicas a través de las redes. Una realidad -dice- que "ha llegado para quedarse" y que si bien ofrece oportunidades a quienes no pueden acudir a los templos, también "entraña una gran responsabilidad" al tener que cuidar "la dignidad de las celebraciones y la fidelidad de los libros litúrgicos".
Como último punto del protocolo avanza la creación de la 'Comisión para el buen uso de internet' a la que se pueda acudir en busca de orientación y "vele por el bien común de los fieles" que tienen "el derecho a recibir de sus legítimos pastores los mejores alimentos que nos conduzcan a la santidad".
