Alfombras de serrín y sal, danzantes y bordados, las expresiones artísticas que invitan a vivir un Corpus diferente

Hellín, Elche de la Sierra, Villanueva de la Fuente, Porzuna, Camuñas, Lagartera y la propia capital ofrecen distintas alternativas para disfrutar del arte en esta festividad en Castilla-La Mancha.
Alfombra de serrín en una de las calles de Villanueva de la Fuente (Ciudad Real). | TURISMO CLM
photo_camera Alfombra de serrín en una de las calles de Villanueva de la Fuente (Ciudad Real). | TURISMO CLM

TOLEDO.- Calles teñidas de serrín y sal dibujando figuras geométricas, flores y adornos; danzantes bajo máscaras que protagonizan representaciones teatrales de antaño o el lucimiento en todo su esplendor de la técnica del bordado. Castilla-La Mancha pone al alcance en estas fechas diferentes propuestas para una fiesta donde las expresiones artísticas son un reclamo perfecto para el turista.

El Corpus es la segunda fiesta de carácter regional, después del Día de Castilla-La Mancha, que se celebra en diferentes puntos de la geografía española pero que en esta región tiene unas particularidades que despiertan el interés de amantes del turismo, el arte, la cultura y las tradiciones de una manera muy especial.

La elaboración de alfombras de serrín y sal es uno de los exponentes de este día, que llenan las calles de varios municipios castellanomanchegos de colores y alegría y que hacen las delicias de residentes y visitantes que admiran un laborioso trabajo que tiene como resultado una de las manifestaciones artísticas más características de esta fecha.

Son varias las localidades de Castilla-La Mancha que apuestan por esta expresión del arte en la calle como el municipio albaceteño de Hellín, cuyo Corpus está declarado como Fiesta de Interés Turístico Regional e implica a cofradías, hermandades y diversos colectivos ciudadanos que cubren con un manto multicolor espectacular distintas vías, a la vista de visitantes que recorren sus calles admirados por este arte efímero.

También en la provincia de Albacete, Elche de la Sierra esparce serrín coloreado por sus plazas y calles convirtiéndolas en verdaderos lienzos de la mano de las peñas alfombristas que cada año compiten por hacer la creación más espectacular. De hecho, esta sana disputa ha alcanzado la categoría de Fiesta Turística Nacional por su crecimiento desde que Francisco Carcelén, promotor de la iniciativa, obtuviera la idea de un viaje a Tarrasa y de una alfombra que contempló hecha con pétalos de flores.

La ruta turística por Castilla-La Mancha para conocer de primera mano estas expresiones artísticas continúa por Ciudad Real, en concreto por el municipio de Villanueva de la Fuente, donde el serrín coloreado cubre más de 1.800 metros de las calles formando artísticos dibujos. Otra Fiesta de Interés Turístico Regional en la que los vecinos cobran un papel fundamental, pues son quienes se esfuerzan por hacer las mejores formas y figuran sobre el suelo.

Y en la provincia ciudadrealeña merece también hacer parada en Porzuna, donde las alfombras de serrín y sal se mezclan con otro de los atractivos de este día festivo: los danzantes. Acompañados de rondallas de guitarras, laúdes, bandurrias y castañuelas y también de jinetes que los escoltan, y una vestimenta típica de la zona, los danzantes hacen un recorrido de dos kilómetros por el pueblo mientras cantan y bailan sobre las alfombras.

Pero si hay una manifestación artística del Corpus en la que los danzantes, y los pecados, son conocidos es en el municipio toledano de Camuñas, donde dos grupos perfectamente diferenciados por su vestimenta representan el bien y el mal, los últimos entre alaridos y pólvora y los primeros con una danza muy significativa; y todo ello, sin pronunciar ni una sola palabra.

Si lo que buscan los turistas y visitantes es poder admirar la artesanía propia de esta fiesta, entonces deben trasladarse a Lagartera, también en la provincia de Toledo, donde sus bordados y trajes típicos son únicos y muy vistosos. En este caso, las calles están tapizadas con hinojo, mistranzo, hierbabuena y albahaca, que crean un clima aromático diferente en el que poder admirar el despliegue de bordados y joyas textiles que son los auténticos protagonistas de este día.

Hablar de Corpus es, sin duda, hablar de Toledo. La capital castellanomanchega se convierte en centro neurálgico de la fiesta y no solo por el aspecto más religioso que conlleva sino porque las calles del Casco Histórico de la ciudad se engalanan y se cubren con antiguos toldos que proceden de los gremios de tejedores y sederos. Los balcones se visten con reposteros, banderas y otros ornamentos y todo el recorrido huele a tomillo, por el que pasan también la famosa Tarasca o los Gigantones.

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