GUADALAJARA.- Recibir un saludo de bienvenida por parte de una reina, toparte con el monarca justiciero y su séquito camino del castillo, ser testigo de un asalto a la fortaleza o recorrer las empedradas calles de la ciudad medieval a la luz de las velas, son solo algunas de las experiencias que durante este segundo fin de semana de julio podrás vivir en la localidad guadalajareña de Sigüenza.

Unos días en los que la Ciudad del Doncel, aspirante a obtener el reconocimiento de la Unesco como Patrimonio de la Humanidad, regresa al siglo XIV para recrear algunos pasajes de la historia de quien fuera una de sus ilustres habitantes, doña Blanca de Borbón, a quien su marido, Pedro I el Cruel, confinó durante cuatro años en el castillo.

En torno a ella y las distintas etapas de su historia en la ciudad se organizan desde el año 1999, por parte de la Asociación Medieval Seguntina, estas jornadas, que en este 2022 regresan con mayor entusiasmo y sin restricciones, para hacer viajar al pasado a sus vecinos y a todo aquel que visite la villa.

Un recorrido por la historia de doña Blanca de Borbón en la que es protagonista indiscutible el castillo episcopal -actual Parador de Turismo-, al ser su plaza, patio de armas y eras, escenario de combates, justas y juegos medievales a caballo, el intento de liberación de la reina cautiva o el lugar desde el que partirá al destierro.

Una oportunidad para adentrarse en en esta gran fortaleza, utilizada como residencia de los obispos hasta mediados del siglo XIX, y que aún tras su restauración para alojamiento hotelero, sigue conservando su espíritu altomedieval.

Desde ella doña Blanca fue testigo de cómo la catedral acababa de tomar forma, mientras se levantaban sus almenadas torres, más como elementos defensivos que como campanarios, cerraban la fachada principal del templo; pero también de la vida de la judería, con sus callejuelas y travesías, en las que se fueron empeñando las joyas de su ajuar para sufragar los gastos de su mantenimiento durante el cautiverio.

Además de la parte exterior del castillo, en el que se destaca el gran patio, que recuerda las alcazabas y como en ellas se resguardaba la población en caso de ataque, y el pozo que abastecía a la fortaleza; en el interior se pueden recorrer algunas zonas en las que se recrean los salones y estancias en piedra tallada que albergaron a los obispos y su corte.

Como también se convierte en protagonista la plaza Mayor, que durante estos días acoge algún concierto y teatro infantil, pero también es el lugar en el que se desarrolla el 'Baile de las Ánimas', al son de los lamentos de la reina doña Blanca y el blandir de las espadas en combate.

Un fin de semana en el que Sigüenza regresa al medievo, recreando su pasado, pero también se envuelve en magia y encanto. Como el que la noche del sábado invita a perderse por sus calles empedradas iluminadas con velas; o unirse a las brujas, esqueletos, damas blancas y negras que, junto a otros habitantes nocturnos de la ciudad, recorren las calles del casco histórico hasta llegar a la plaza del Doncel, donde llevan a cabo sus rituales.