Opinión

Unidades de apoyo, los trampolines hacia la inclusión laboral

Artículo de opinión de Virginia Lozano Sánchez, trabajadora social en Unidades de Apoyo de AMIAB, Entidad Asociativa Nacional de Economía Social.
Virginia Lozano, trabajadora social en Unidades de Apoyo de AMIAB.
photo_camera Virginia Lozano, trabajadora social en Unidades de Apoyo de AMIAB.

Me gustaría empezar con una pincelada rápida sobre los centros especiales de empleo, explicando que son empresas de empleo protegido que tienen el objetivo proporcionar a las personas con discapacidad un trabajo productivo y remunerado adecuado a sus características personales. Desde estos centros se proporcionan herramientas y se mejoran las capacidades de las personas trabajadoras para que puedan desarrollar una actividad productiva y así dar el salto laboral a un empleo no protegido. Ahí es donde surge la importancia de nuestro servicio.

Unidades de Apoyo, donde estoy trabajando, está compuesta por un equipo multiprofesional formado por trabajadoras sociales, psicólogas y preparadores laborales; desde aquí damos una atención individualizada a las personas trabajadoras de la entidad ayudando a eliminar las posibles barreras, obstáculos o dificultades que las personas puedan encontrar en su puesto de trabajo. Trabajamos siempre en beneficio del mantenimiento y continuidad del puesto de trabajo.

Las trabajadoras sociales ofrecemos atención social y llevamos a cabo un itinerario de inclusión sociolaboral individual centrado siempre en la persona, fomentando la autonomía personal de todas y cada una de ellas. Además asesoramos en gestiones de prestaciones sociales y estamos en coordinación con los servicios públicos. También derivamos a las personas trabajadoras a los diferentes servicios conveniados que nuestra entidad, AMIAB, tiene firmados con distintas entidades.

Desde hace un año, AMIAB ha dado un paso más y ha puesto en marcha el proyecto en el que estoy trabajando. Es un proyecto financiado por la Confederación Empresarial Española de Economía Social y la Unión Europea y que pretende la transición al empleo ordinario (es decir, empleo no protegido) para todas aquellas personas que de forma voluntaria quieran trabajar fuera del centro especial de empleo. Se trata de perfiles que quieren realizar el salto al empleo ordinario después de haber cosechado éxitos en el empleo protegido.

Hemos creado modelos de transición al empleo ordinario basados en itinerarios individualizados de inserción y del empleo con apoyo, así como un conjunto de herramientas e instrumentos adaptados a cada momento en el que se encuentra la persona, reforzando de esta manera el papel que tiene el centro especial de empleo como medio para la plena inclusión en el mercado de trabajo.

Las personas que nos dedicamos al trabajo social en los diferentes ámbitos, tenemos la labor de trabajar en pro de las personas, fomentamos la igualdad, la justicia o la equidad y además somos un trampolín hacia las oportunidades, la inclusión social y en nuestro caso, también laboral.

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