Noches veraniegas de teatro, y no solo eso, para encontrarse con Almagro

Mientras su Festival Internacional de Teatro Clásico apura los días de la 45 edición, la villa ofrece al visitante la posibilidad de descubrirla en sus calles, fachadas y tradiciones, más allá de la escena.
El Corral de Comedias de Almagro es el único que conserva íntegra la tipología de los teatros del siglo XVII y mantiene su actividad. -FESTIVAL TEATRO ALMAGRO
photo_camera El Corral de Comedias de Almagro es el único que conserva íntegra la tipología de los teatros del siglo XVII y mantiene su actividad. -FESTIVAL TEATRO ALMAGRO

CIUDAD REAL.- Las noches veraniegas son el principal aliado de la cita que desde hace más de cuatro décadas tiene Almagro con el teatro. Creación, estrenos, autores del Siglo de Oro y contemporáneos se dan cita en este villa ciudadrealeña que apura ya el último tramo la 45 edición de su Festival Internacional de Teatro Clásico.

Casi un mes en el que multiplica su actividad con el teatro como causa y excusa, ofreciendo también a quien la visita numerosas opciones para disfrutar del día y de la noche, atendiendo así al lema elegido para este año: "Ser en la noche un ser como en el día", verso de la escritora uruguaya Ida Vitale.

Cultura, arte, tradición y sabor castellano envuelven a esta villa, capital del antiguo Campo de Calatrava, que en este 2022 celebra también el 50 aniversario de su declaración como conjunto histórico-artístico. Fachadas, rincones y empedrados en los que no perder detalle y descubrir a cada paso todo lo que Almagro tiene que ofrecer.

Uno de los imprescindibles en la visita es su Corral de Comedias, el único que se conserva intacto y en activo desde principios del siglo XVII.

Punto de partida y eje en torno al que sigue articulándose su Festival Internacional de Teatro, este emblemático edificio barroco -fruto de la remodelación del antiguo Mesón del Toro- devuelve al visitante al Siglo de Oro, con su empedrado zaguán en el que cantos rodados dibujan la Cruz de Calatrava, y su icónico patio, rodeado de 54 pies rectos que lo sustentan. Sobre ellos las galerías, palcos en altura desde los que ver y ser vistos, que sirvieron también de alcoba a los viajeros.

Pero Almagro, reconocido como uno de los pueblos más bonitos de España, no es solo teatro. Así, antes de asomarse a ese templo del teatro clásico, el visitante se habrá encontrado con su monumental Plaza Mayor. De planta rectangular, irregular, flanqueada por soportales de columnas toscanas de piedra y recorrida por dos galerías, en su día abiertas al exterior y de carácter público, hoy cerradas y acristaladas, que la hacen única en España.

Galerías que fueron tribunas para actos públicos, festivos y religiosos, de las corridas de toros celebradas en la plaza hasta su prohibición en 1785 por Carlos III, hoy convertidas en testigos directos del ir y venir de almagreños y visitantes.

Un buen punto de partida para sumergirse en el pasado de la villa, la huella de las órdenes militares de monjes-soldados, la grandiosidad de sus conventos e iglesias, o el trazado perfecto de su inalterado Barrio Noble, adyacente a la Plaza Mayor y conocido también como Barrio de los Caballeros.

Encontramos así en la misma plaza, y a solo unos metros del Corral de Comedias, la fachada de la Casa del Mayorazgo de los Molina, rompiendo el ritmo de los soportales y galerías acristaladas; y la barroca portada de la Casa de los Rosales, en el número 33.

En este entorno otros ejemplos de portadas nobles, como las los banqueros alemanes Welser y la del factor Juan Xedler en la calle de las Nieves. Esta última es quizás una de las más conocidas de la localidad, al llamar la atención por su ancho dintel profusamente decorado, sus columnas rematadas con capiteles en los que figuran Hércules y Teseo, y su gran arco bajo el que se sitúa el escudo familiar.

Detalles y obras de singular belleza que también se pueden descubrir en edificios religiosos, como el Convento de la Asunción de Calatrava, un conjunto compuesto por la iglesia, el convento y un hospital, construido a lo largo del siglo XVI y en el que se dan la mano estilos diversos, del mudéjar al renacentista, pasando por el gótico.

O el Convento de Santa Catalina, fundado entre finales de ese mismo siglo y principios del XVII por D. Jerónimo Dávila y de la Cueva, y desde hace unas décadas en Parador Nacional de Turismo.

Para quienes buscan algo más, Almagro cuenta con un museo dedicado su producto artesano más reconocido, el encaje, como también artesanos son otro de los elementos más icónicos de su Corral de Comedias, sus 'butacas', sillas de madera torneadas con el asiento trenzado.

Visita que no puede terminar sin degustar alguna de sus propuestas gastronómicas, como las berenjenas de Almagro, variedad autóctona cultivada en la zona desde tiempo inmemorial y su singular aliño; u otros platos algo más extendidos por la zona, como las migas del pastor, las gachas de almortas o el asadillo manchego.

Variadas propuestas para disfrutar de esta localidad ciudadrealeña, escenario único para las noches de verano, y no solo.

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