Diecisiete años de la tragedia de Riba de Saelices, once muertes que siguen estando muy presentes

Nueve bomberos forestales y dos agentes medioambientales perdieron la vida luchando contra el fuego en un incendio que marcó un antes y un después en materia de prevención y extinción.
Los once miembros del retén de Cogolludo fallecieron tras ser sorprendidos por las llamas. - ARCHIVO | EP
photo_camera Los once miembros del retén de Cogolludo fallecieron tras ser sorprendidos por las llamas. - ARCHIVO | EP

GUADALAJARA.- Han pasado ya diecisiete años de aquel trágico 17 de julio, pero Jesús, Mercedes, José, Manuel, Marcos, Luis, Julio, Jorge César, Sergio, Alberto y Pedro, los nueve bomberos forestales y dos agentes medioambientales que fallecieron en el incendio de Riba de Saelices, en la provincia de Guadalajara.

Un suceso que marcaría un antes y un después en materia de prevención y extinción de incendios en Castilla-La Mancha, que también originó en su momento una fuerte sacudida a nivel político en la región, y por el que terminaría condenada en los tribunales una persona, el excursionista que, al encender el fuego aquel 16 de julio de 2005 en la zona de barbacoas de las inmediaciones de la Cueva de Casares -en pleno Parque Natural del Alto Tajo-, había ocasionado el incendio forestal que un día después costaría la vida a once personas y terminaría arrasando más de 13.000 hectáreas.

Una fecha imborrable que han querido recordar a través de las redes sociales desde el Plan Infocam, con un mensaje en el que subrayan que a todos ellos les siguen teniendo "muy presentes", así como a sus seres queridos y a todas las personas que han perecido protegiendo el medio natural.

También ha tenido palabras de recuerdo para los once de Riba de Saelices el presidente regional, Emiliano García-Page, quien ha señalado esta fecha como "un día para la memoria", para "recordar a todas esas personas que arriesgan su vida en un incendio".

Horas antes de este aniversario tenía también unas palabras de recuerdo a los once fallecidos del retén de Cogolludo el consejero de Desarrollo Sostenible, José Luis Escudero, quien rendía homenaje a quienes perdieron la vida en aquel incendio y cuyo recuerdo, aseguraba, "siempre estará en nuestra memoria".

Como también lo han hecho desde el Ayuntamiento de Riba de Saelices, que horas antes de cumplirse el decimoséptimo aniversario del incendio, publicaba una imagen desde el puesto de vigilancia de la Morra Alta, recordando la tragedia que desencadenó el fallecimiento del retén de Cogolludo. "Ojalá no se vuelva a repetir nunca. No les olvidamos", señalan.

Y es que a pesar del tiempo transcurrido, lo sucedido aquellos días del mes de julio de 2005 en la provincia de Guadalajara sigue estando muy presente. Hechos que desencadenaba, en torno a las dos y media de la tarde del 16 de julio, una chispa que saltó al encender una barbacoa -entonces estaba permitido- en un área recreativa próxima a la Cueva de Casares. Cayó en un campo adyacente, el viento puso de su parte y en pocos minutos las llamas habían llegado al Valle de los Milagros.

Como hoy, las temperaturas también eran altas y la fuerza del viento hizo que la lengua de fuego fuera desplazándose sin control.

El primer retén en movilizarse, atendiendo al protocolo existente entonces, fue el de Mazarate, que contó con el apoyo de un helicóptero. Poco después se enviaban desde el Ministerio dos hidroaviones, aunque uno se retiraba para colaborar en la extinción de otro incendio en Zaragoza, mientras el helicóptero tenía problemas para poder llevar agua hasta la zona.

Los obstáculos se iban acumulando mientras las llamas seguían avanzando. Esa misma noche los vecinos de algunos pueblos, como Mazarate o Ciruelos del Pinar, tuvieron que salir de sus casas con lo puesto ante la proximidad de las llamas.

Una noche de lucha contra el fuego con lo que se tenía a mano, que continuaría al día siguiente. Se movilizaban entonces varios retenes más, entre ellos el de Cogolludo, que alrededor de las cuatro de la tarde se ponía en marcha hacia el frente del fuego. Se unía a la comitiva Jesús Abad, un funcionario del ayuntamiento de Arcos de Jalón, en Soria, que había acudido con un camión autobomba del municipio a colaborar en las labores de extinción.

Sin embargo en el cerro del Otero dos lenguas de fuego les sorprendieron, sin posibilidad de respuesta. Allí dejaron sus vidas Jesús Jubrias, Mercedes Vives, José Ródenas, Manuel Mantecas, Marcos Martínez, Luis Solano, Julio Ramos, Jorge César, Sergio Casado, Alberto Cemillán y Pedro Almansilla, quien se encontraba al frente del retén. A Jesús Abad le salvó la vida un vuelco, que le dejó rezagado del resto del grupo.

Una tragedia que sacudió a todo el país y que forzó el cambio en la forma de actuar, con la creación de un mando único y la movilización de todos los recursos, que llevó a controlar el incendio cinco días después. Las llamas que habían costado la vida al retén de Cogolludo no se extinguirían hasta el 2 de agosto.

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