En el día Internacional de la Mujer saldremos a las calles con la mirada puesta en la construcción de la lucha colectiva desde las alianzas entre mujeres. El 8 de marzo es un día de movilización internacional en el que juntas reivindicamos la mejora de las condiciones de vida de las mujeres en general y de las condiciones de las mujeres obreras en particular.

La división sexual del trabajo está presente, con trabajos ampliamente feminizados que son menos valorados y menos remunerados con lo que la brecha salarial se sigue extendiendo a pesar de quienes lo niegan. Los planes de igualdad en las empresas se aplican de manera superficial y con la ley de igualdad salarial se pretende corregir esta cuestión y visibilizar lo que la mantiene, para corregirlo.

Además la subida del SMI incide en las categorías feminizadas que son las más precarias. Pero seguimos construyendo feminismo porque queremos romper la desvalorización de los trabajos feminizados y una aplicación correcta del SMI que mejore la capacidad retributiva de las mujeres trabajadoras.

Porque el sistema se sostiene por el trabajo gratuito, precarizado e invisible de cuidados. Por eso reclamamos medidas de conciliación, pero no las medidas establecidas que afectan a nuestros salarios y desarrollo profesional y  basadas en un sistema de dependencia que en vez de servicios ha primado las prestaciones de miseria para seguir cuidando en casa. Por eso queremos dar un paso más y abogamos por la corresponsabilidad: de los hombres porque todos somos vulnerables e interdependientes; de las instituciones, a través de un sistema público de cuidados que con servicios dignos proteja a su ciudadanía;  pero también de las empresas que necesitan del cuidado porque con los salarios en el mercado no se cubren todas las necesidades de quien trabaja.

Desde el feminismo defendemos una reorganización social de los cuidados que nos implique a todos y todas y su incorporación en la economía porque no hay trabajo productivo sin el reproductivo.

No podemos olvidarnos de las guerras que aún siguen presentes en el mundo no solo las mediáticas, también las guerras olvidadas presentes en el continente africano, de las mujeres y niñas de Afganistán y de Irán, que están siendo disciplinadas y agredidas por querer acceder a la escuela y la educación.

El 8 de marzo es un día de lucha y reivindicación que nos recuerda que trabajar frente a las desigualdades y la violencia debe presidir las actuaciones de las administraciones e impregnar a la sociedad este día y siempre. Que el folklore y el reparto de merchandising no nos haga olvidar la raíz de la conmemoración de este día.

Unidas y organizadas construyendo feminismo