Vecinos de Calzada de Calatrava y la comarca jugando a 'Las Caras' en la plaza de España.— JCCM

CIUDAD REAL.- El Gobierno de Castilla-La Mancha ha iniciado los trabajos para declarar Bien de Interés Cultural (BIC), con la categoría de inmaterial, el tradicional juego de 'Las Caras' que tiene lugar en la mañana del Viernes Santo en la localidad ciudadrealeña de Calzada de Calatrava

Así lo ha anunciado hoy la viceconsejera de Cultura y Deportes, Ana Muñoz, que ha participado en esta tradicional fiesta de la Semana Santa junto a la alcaldesa, Gema García, y parte de la corporación calzadeña.

Muñoz ha señalado que este BIC de carácter inmaterial se unirá al del Castillo de Salvatierra, una fortaleza de origen musulmán que se encuentra ubicado en su término municipal.

La viceconsejera se ha congratulado de que vuelvan las celebraciones de la Ruta de la Pasión Calatrava, de la que forma parte el juego de 'Las Caras', una fiesta declarada de interés turístico nacional "donde los vecinos y vecinas de diez municipios de esta comarca hacen aflorar la tradición, la cultura y el sentimiento religioso de la Semana Santa".

Muñoz ha mostrado el apoyo de la Junta de Comunidades a este tipo de manifestaciones "que están íntimamente ligadas a las raíces de nuestros pueblos y que, además, sirven también como focos de atracción turística, lo que conlleva creación de empleo y de riqueza en estas zonas".

El juego de 'Las Caras' es un juego de azar en el que se utilizan dos monedas de cobre de la época de Alfonso XII que se viene practicando desde épocas muy lejanas. Son miles las personas que van a Calzada de Calatrava a disfrutar de este tradicional juego venidos de toda la geografía española.

'Las Caras' parecen tener su origen en el primer Viernes Santo, pues los romanos despojaron a Jesús de sus vestiduras y se las jugaron a los dados. Una segunda hipótesis es que Judas se jugó las treinta monedas con las que entregó a Cristo, mientras que una tercera habla de que los soldados romanos pagaron monedas por la túnica de Jesús que habría sido subastada, por lo que sólo se juega en Semana Santa.

Hay una persona que tiene la banca y alrededor se colocan los apostantes, que reciben el nombre de puntos, no existiendo más límites para las apuestas que el fondo del que disponga la banca que, situada en el medio del círculo, cubre las apuestas depositadas en el suelo. El baratero es quien organiza y cuida que el juego se haga con normalidad.

Se lanzan las dos monedas al aire. Si al caer al suelo y botar salen las dos caras hacia arriba, el baratero grita: ¡Caras!, y la banca recoge todo el dinero de las apuestas hechas. Si, por el contrario, después de caer y botar quedan visibles los escudos, entonces la palabra que pronuncia es: ¡Cruces!, y son los puntos quienes recogen el dinero de sus respectivas apuestas, pues perdió la banca.

Pero puede ocurrir que, al caer las piezas, quede cada una de lado diferente. En este caso, el baratero vocea: ¡Cara y Cruz!, con lo que no gana nadie. Se recogen las piezas, las entrega al banquero y vuelve a iniciarse el juego.