Según la normativa europea todos los animales de las explotaciones afectadas deben ser sacrificados. - ARCHIVO

CUENCA.- La localidad conquense de Villaescusa de Haro ha visto en apenas cuatro días cómo se multiplican los focos de viruela ovina, obligando al sacrificio de más de 16.000 animales.

En total son seis focos los que se han detectado en este municipio, confirmados tras la intensificación de la vigilancia llevada a cabo por los Servicios Veterinarios Oficiales (SVO) a raíz de la notificación, el pasado 22 de septiembre, de la presencia de virus de viruela ovina y caprina en una explotación de la localidad granadina de Benamaurel. Vigilancia que ha llevado a la confirmación de un total de nueve focos, tres en la provincia de Granada y seis en la de Cuenca.

Focos estos últimos, detectados en la misma localidad, en explotaciones dedicadas tanto a la producción de leche como de carne, en cebadero y en un centro de concentración.

Una enfermedad caracterizada por la aparición de fiebre, nódulos y pápulas generalizadas en los animales, así como lesiones internas especialmente en los pulmones, que conducen finalmente a la muerte.

Así lo recoge el informe publicado por la Subdirección General de Sanidad e Higiene Animal y Trazabilidad, dependiente del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, en el que se detalla cómo el primero de los focos en Cuenca se confirmaba el pasado 26 de septiembre, en un centro de concentración con 890 ovinos censados.

Un día después llegaba la confirmación de otro foco, en este caso en una explotación dedicada a la producción de leche, con un censo de 7.654 ovinos.

Por su parte, este jueves, 29 de septiembre, han sido cuatro más los focos notificados en Villaescusa de Haro. Dos de ellos en cebaderos, con 227 y 1.877 animales censados, respectivamente; otro en un centro de concentración con un censo de 5.075 ovinos y un último foco en una explotación de producción de leche, de 591 animales.

Explotaciones todas ellas en las que por parte de las autoridades se han adoptado las medidas de control contempladas en la normativa europea en lo referente a las normas relativas a la prevención y el control de determinadas enfermedades, entre las que se encuentra el sacrificio de los animales.

Asimismo, estas medidas contemplan la eliminación de los cadáveres en una planta de transformación, la limpieza y desinfección oficial de la explotación, así como el establecimiento de una zona de protección de 3 kilómetros y una de vigilancia de 10 kilómetros, con refuerzo de las medidas de bioseguridad y vigilancia en las explotaciones, así como la aplicación de medidas de restricción de movimiento de animales y productos; y la investigación epidemiológica para tratar de identificar el origen del virus, así como los posibles contactos de riesgo que se hayan podido dar.

Recuerdan desde el Ministerio que se trata de una enfermedad no zoonósica, que afecta exclusivamente a las especies ovina y caprina, sin que en ningún caso pueda transmitirse al ser humano, ni por contacto directo con los animales ni a través de productos de los mismos.

No obstante, advierten también la importancia de aplicar en todo el territorio nacional unas adecuadas medidas de bioseguridad en las explotaciones de ovino y caprino, así como durante el transporte animal. Del mismo modo consideran también importante garantizar el buen funcionamiento de los sistemas de vigilancia pasiva para detectar tempranamente la eventual entrada de la enfermedades en otras explotaciones, para lo que es vital que se comunique a los SVO cualquier indicio de la enfermedad que pudiera aparecer en las explotaciones de ovino y caprino del país.