Fallece el legendario ciclista Federico Martín Bahamontes, El Águila de Toledo, a los 95 años

El primer español ganador del Tour de Francia será enterrado este miércoles en el cementerio municipal de Toledo.
Bahamontes fue el primer español en ganar el Tour de Francia, en el año 1959.
photo_camera Bahamontes fue el primer español en ganar el Tour de Francia, en el año 1959.

TOLEDO.- El ciclista Federico Martín Bahamontes, que en 1959 se convirtió en el primer español en ganar un Tour de Francia y conocido con el sobrenombre de El Águila de Toledo, ha fallecido este martes en Valladolid a los 95 años.

Bahamontes residía en un pequeño pueblo de Valladolid desde el inicio de la pandemia, en marzo 2020, como medida de prevención desde que el Gobierno decretó el primer confinamiento de la población a causa del coronavirus.

Eligió para ello un pequeño alojamiento rural en Villanueva de San Mancio, un pueblo de menos de un centenar de habitantes situado junto al Canal de Castilla, cerca de Medina de Rioseco donde se abastecía, y a unos cincuenta kilómetros de la capital vallisoletana.

Residía con un cuidador y puntualmente con su hija, Victoria Sahagún, y dedicaba el tiempo a dar paseos al aire libre por el entorno y a cultivar sus aficiones preferidas, entre ellas el bricolaje.

Las principales salidas a Valladolid fueron a varios centros hospitalarios para tratarse de algunas dolencias o pequeños percances.

Aunque a Bahamontes se le ha identificado siempre con Toledo, lo cierto es que no nació en la ciudad, sino en el pequeño pueblo toledano de Santo Domingo Caudilla, a 30 kilómetros de la capital, el 9 de julio de 1928. Ni tampoco se llamaba realmente Federico, sino Alejandro, puesto que el nombre por el que se le ha conocido fue empeño de un tío suyo.

Permaneció en activo entre 1954 y 1965, etapa en la que logró un total de 74 victorias, la más importante el Tour de Francia (1959). Pero antes de llegar a coronarse como campeón de la ronda gala, hubo un largo camino.

Su primer oficio fue aprendiz en un taller de carpintería, pero al poco se fue a otro taller, de bicicletas, que regentaba su antiguo ídolo local Moisés Alonso, labor que compaginó como repartidor de varios comercios, para los que siempre usaba por las empinadas calles toledanas, el preludio para desarrollar sus innatas condiciones escaladoras.

Comenzó su carrera como aficionado con 19 años, casi por casualidad, y logró su primer triunfo con una bici de paseo que había comprado por 150 pesetas (menos de un euro).

El Lechuga, mote heredado de su abuelo, que le encajaba por su trabajo en una frutería, tuvo que esperar dos años (1949) para hacerse un nombre al triunfar en el Trofeo Luis Guijarro y en la Vuelta a Ávila. En 1953 participó por primera vez en la Volta a Cataluña para dar el paso al profesionalismo al año siguiente. Se ubicó en Barcelona y fichó por el equipo de Santiago Mostajo, para lograr el primer podio internacional en la subida al Mont Agel, en Mónaco.

Ya 'fichado' por el seleccionador nacional, Julián Berrendero, logró sus primeros éxitos en las altas cumbres francesas en su primera presencia en el Tour (1954), convirtiéndose en 'rey' de la montaña, que repitió en otras cinco ocasiones (1958, 1959, 1962, 1963 y 1964).

Un año más tarde se estrenó en la Vuelta a España, pero no pudo participar en el Tour por una enfermedad, aunque se tomó la revancha al año siguiente cuando se empezó a forjar la aureola de escalador de lujo, que confirmó con un cuarto puesto final en la general individual.

En 1957, acabó segundo en la Vuelta a España y, ya bajo el apodo de El Águila de Toledo con el que le denominó el diario 'L'Equipe', se retiró en la novena etapa del Tour, si bien en la siguiente edición se sacó la espina al ganar la montaña y acabar sexto en la general.

PRIMER ESPAÑOL EN GANAR EL TOUR

Fue en 1959 cuando, de la mano de Fausto Coppi, que le convenció de fichar por su equipo, el 'Tricofilina', logró su mayor éxito: el Tour. En esa edición, pese a no ser favorito, sentenció el primer triunfo nacional en Francia tras una larga escapada en los Pirineos y una cronoescalada en Puy de Dome.

Tras un mal 1961, con retirada en el Giro, no compareció en el Tour, donde sí estuvo en 1962, año en que los equipos nacionales dieron paso a las escuadras comerciales.

Fichó por el equipo francés Margnat-Paloma y en un Tour que dominó Jacques Anquetil se enfundó de nuevo el maillot de la montaña, ganó una etapa y acabó cuarto de la general.

El año siguiente, se vio relegado por Anquetil a la segunda plaza en el Tour y en 1964 Bahamontes finalizó tercero, por detrás de Anquetil y Raymond Poulidor, en edición en la que se adjudicó su sexto y último título de la montaña, y ganó dos etapas.

En su última campaña como profesional, 1965, terminó décimo en la ronda nacional y no pudo finalizar la ronda gala.

La última de sus 74 victorias, antes de colgar la bicicleta, fue en la Escalada a Montjuic (Barcelona), el 12 de octubre de ese año.

Ya retirado -sólo volvió a montar una bicicleta en público en un homenaje al conquense Luis Ocaña, ganador del Tour de 1973 que falleció en 1994- Federico se centró en gestionar su tienda de bicicletas y ciclomotores en Toledo desde 1966 hasta que cerró en 2004, y se convirtió en organizador de la Vuelta a Toledo durante 50 años, hasta 2015.

En 2013, coincidiendo con el primer centenario del Tour, recibió un homenaje de la organización en el que se le nombraba oficialmente el mejor escalador de la historia de esa competición.

Uno de los últimos homenajes al ciclista, y al que ya no pudo asistir por su estado de salud, tenía lugar en Toledo el pasado 9 de julio, con motivo de su 95 cumpleaños, con la celebración de una concentración que reunión a medio millar de ciclistas, convocados por el Consistorio toledano, que recorrieron con su bicicleta la distancia entre el paseo de Merchán y la escultura del deportista, ubicada en el entorno del Miradero, inaugurada el mayo de 2018. Entonces Bahamontes sí acudió al acto, en el que junto a las autoridades también estuvieron otros tres españoles ganadores del Tour: Miguel Induráin, Pedro Delgado y Carlos Sastre, quienes así arroparon al Águila de Toledo en un día tan señalado.

La ciudad de Toledo se despedirá este miércoles del legendario ciclista, por cuyo fallecimiento se han decretado dos días de luto. Este martes, a partir de las 20.00 horas, se abrirá la capilla ardiente en el Ayuntamiento de Toledo hasta la medianoche. El miércoles reabrirá sus puertas a las ocho de la mañana, hasta poco antes de que el cuerpo de Bahamontes sea trasladado a la catedral, donde el arzobispo oficiará el funeral a las cinco de la tarde.

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