Los maristas reconocen abusos a menores en su colegio de Toledo por parte de uno de sus religiosos: "Pedimos perdón"

El hermano Marino de esta congregación católica ejerció de psicólogo en el centro durante la década de los noventa, contando con un despacho propio donde tocaba los genitales a las víctimas para "relajar los nervios".
Entrada del colegio Santa María de Toledo, donde se produjeron los abusos del religioso Marino González. —  MARISTAS
photo_camera Entrada del colegio Santa María de Toledo, donde se produjeron los abusos del religioso Marino González. — MARISTAS

TOLEDO.- El Colegio Santa María de Toledo, perteneciente a la congregación católica de los maristas, no ha tenido más remedio que reconocer los abusos sexuales que se produjeron en el centro durante los  años noventa, pidiendo perdón a las víctimas por "no haber sido capaces de protegerles" y poniéndose a disposición de estas para "todo lo que se necesiten".

En una carta que la dirección del centro ha remitido a los padres de los alumnos, el Colegio Santa María ha hecho alusión a la información publicada esta semana por el diario El País sobre el hermano Marino González, que llegó a Toledo en 1990 tras décadas en colegios de Madrid, donde tenían conocimiento de su conducta y de varias denuncias por abusos.

Este profesor de avanzada edad ejerció de psicólogo en el centro toledano, donde disponía de un gabinete propio. Solía llamar a los alumnos a su despacho y, una vez allí, se ofrecía a dar "masajes para relajar los nervios" y mejorar su rendimiento académico. Prácticas que acababan en tocamientos de las partes íntimas de los chicos.

El hermano también preguntaba durante las tutorías sobre las conductas sexuales de los muchachos, si se masturbaban y con qué frecuencia. Fuera de su despacho, González trataba de colarse en las residencias y contactaba con los alumnos por teléfono.

Además, intentaba ganarse la confianza de las familias, y presumía de poder enchufar en la Universidad Pontificia de Comillas a los alumnos que no superasen la nota de corte, siempre que accedieran a sus peticiones.

"Aún me está costando superarlo y me sigue dando problemas", afirma una de las víctimas de Toledo, añadiendo que le duele más que los profesores y el colegio religioso no hicieran nada entonces, cuando era una cosa conocida.

La orden ha admitido que tuvo varias denuncias en el pasado y que se tomaron medidas contra él, siendo apartado del contacto con los menores. En los maristas de Toledo ha surgido también otra acusación de los años setenta, contra un hermano llamado Javier.

Tras la publicación de la noticia, el colegio ha condenado estos "terribles hechos" y han ofrecido su apoyo a las víctimas. "Creemos en su palabra, ellas son nuestra prioridad y estamos a su disposición para todo lo que necesiten", han comentado desde la dirección del centro.

En el escrito añaden que si el destinatario ha sido objeto de abuso, haya prescrito o no para la justicia, o si ha sido testigo de que un menor ha sido abusado, puede ponerse en contacto con el Equipo de Protección del Menor de los Maristas.

La dirección del centro ha afirmado que sigue investigando estos casos y trabajando en la prevención, la escucha y la denuncia, ya que ha declarado que su "firme compromiso" es "colaborar con la sociedad para erradicar esta lacra de los abusos sexuales y ofrecer ayuda a todas las personas que lo necesiten".

Comentarios