De la calle a encontrar su oportunidad, o cómo una iniciativa vecinal puede contribuir a la integración de jóvenes migrantes

Una veintena de chicos han pasado a lo largo de sus tres años de vida por la Casa de la Solidaridad y la Autonomía que gestiona la asociación en la localidad toledana de La Puebla de Almoradiel.
Emilia Lozano, presidenta de Somos Acogida, junto a algunos de los jóvenes migrantes a los que ayuda la asociación. - SOMOS ACOGIDA
photo_camera Emilia Lozano, presidenta de Somos Acogida, junto a algunos de los jóvenes migrantes a los que ayuda la asociación. - SOMOS ACOGIDA

TOLEDO.- Llegan a España en patera, después de haber tenido que pagar a las mafias, de un largo viaje en el que son obligados a trabajar y recorrer cientos de kilómetros a pie; muchos son rescatados por Salvamento Marítimo y desde ese momento inician otro periplo por comisarías y centros de acogida, una historia que se repite para decenas de menores migrantes muchos de los cuales, al cumplir la mayoría de edad, se quedan en la calle.

Situaciones que cada día se repiten en centros de acogida como el del barrio madrileño de Hortaleza, entre cuyos vecinos surgió la asociación Somos Acogida con el objetivo de ayudar a estos jóvenes y ofrecerles una alternativa.

Es así cómo, tras la jubilación y después de toda una vida trabajando en el movimiento feminista con las mujeres del barrio, de formar parte del Foro de Madrid contra la Violencia hacia las Mujeres y el Consejo de la Mujer de Madrid, Emilia Lozano y otras cinco personas decidían crear una asociación para ayudar a los jóvenes migrantes que se reunían en el centro de acogida de su barrio, el madrileño de Hortaleza, y que en no pocas ocasiones eran objeto de insultos e intimidaciones.

Comenzaron así a acercarse a ellos, a conocer sus historias, y a subirles a sus casas; pero también a saber lo que les esperaba tras cumplir los 18 años, al tener que dejar los centros de acogida y quedarse, literalmente, en la calle. Fue de este modo, buscando un techo bajo el que pudiera dormir uno de estos jóvenes, abocado a tener que hacerlo en un parque, como nació la asociación.

Comenzaba así su andadura, inicialmente en el barrio de Hortaleza, concretamente en el Espacio Pegaso, donde junto a otra asociación y a través de sus voluntarios, ofrece clases de español y de habilidades sociales a más de medio centenar de chicos.

Historias como la de uno de los primeros chicos a los que Emilia Lozano, presidenta de la asociación, decidió acoger en su hogar, al saber que había pasado cuarenta días durmiendo debajo de un banco en el parque Tierno Galván, atemorizado por carecer de papeles y sin tener a dónde ir. "Se vino de Andalucía cuando acabó la pandemia; era piel y huesos", recuerda Emilia, quien junto a su familia le acogió durante dos meses en su casa.

Un camino en el que se daría un paso más tras un verano en el que Emilia y su familia decidieron llevarse a pasar el verano al pueblo, La Puebla de Almoradiel (Toledo) a uno de estos chicos. Empezaba entonces a gestarse el proyecto de la Casa de la Solidaridad y la Autonomía, un espacio en el que poder ofrecer a estos jóvenes que se quedan en la calle al cumplir la mayoría de edad un recurso residencial, al tiempo que se les dota de las habilidades necesarias para poderse desenvolver e integrar en la sociedad en su vida adulta.

Con el proyecto redactado, lo presentaron al Ayuntamiento de la localidad toledana, desde el que les ofrecieron su apoyo desde el primer momento. No podrían ayudar a financiarlo, "porque el dinero no llega para un pueblo de apenas 5.000 habitantes", pero con el sí del equipo de gobierno, presidido por Alberto Tostado, de Unidas Almoradiel, lo dieron por bueno y empezó la búsqueda de recursos.

Explica Emilia Lozano que fue a través de la radio cómo explicó a los vecinos en qué consistía el proyecto y que se necesitaba una casa, no muy cara, para poder llevarlo a cabo. Al terminar, recuerda la presidenta de Somos Acogida, "una pareja nos trajo unas llaves", si les parecía bien, la casa era suya.

Fue así cómo la vivienda fue cedida para el proyecto, viniendo después otra petición de ayuda a los vecinos, que no dudaron en donar muebles, menaje y horas de trabajo para equipar la nueva Casa de la Solidaridad y la Autonomía.

Se ponía así en marcha este recurso, para el que no se cuenta con financiación por parte de las administraciones -a pesar de haberla solicitado-, y que sigue sustentándose con las aportaciones de sus voluntarios y la sociedad civil.

"Aquí aprenden a integrarse, a trabajar, a estar", explica Lozano, al tiempo que también se les facilita la tramitación de los papeles de residencia. "Unos tardan más de un año, otros solo tres meses, depende del país de origen", añade.

Gestiones para las que cuentan con la colaboración de la Fundación GFM Renovables, desde la que ofrecen formación a los jóvenes que pasan por la Casa de la Solidaridad y la Autonomía, en la sede que la empresa tiene en la localidad de Villacañas. Una labor que complementa a la que desarrollan en uno de los países de origen de muchos de estos jóvenes, Senegal, donde trabajan con la comunidad local "para evitar que tengan que meterse en la patera".

Por su parte, en este recurso residencial "les explicamos cómo va la casa, a cocinar, dónde tienen que comprar", a organizarse para poder ser autónomos, explica Lozano. Desde la asociación se les facilitan 140 euros al mes para que puedan comprar comida, "y luego vamos pidiendo aportaciones de aquí y de allí", reconoce su presidenta.

Un acompañamiento el que se les ofrece desde Somos Acogida que a estos jóvenes "les motiva mucho", apunta Lozano, "porque somos su familia" y ya "no tienen ese miedo a la soledad".

Una labor, tanto la que se desarrolla con esta Casa como a la que se realiza en Madrid, que "no es fácil", reconoce, pero que es enriquecedora para ambas partes. "Merece la pena", apostilla.

Para la presidenta de Somos Acogida es una forma de "mostrar los beneficios de lo que la sociedad civil, un grupo de vecinos, puede hacer con tantos chicos". "Nosotros les aportamos, pero a nosotros también nos beneficia; es un intercambio", señala.

A lo largo de los tres años que lleva en funcionamiento han pasado una veintena de jóvenes por la Casa de la Solidaridad; la mayoría de ellos ha conseguido regularizar su situación en España, encontrar un empleo y empezar a labrarse un futuro.

Historias como las de Sheriff, quien tras pasar por el centro de acogida de Hortaleza encontró en Somos Acogida esa oportunidad. Gracias a la asociación y a su estancia en la Casa de la Solidaridad, aprendió español y recibió formación como electricista, profesión a la que se dedica actualmente, lo que le ha permitido también formar su propia familia.

O la de otro de jóvenes que han pasado por ese recurso, quien un año y medio después de encontrar trabajo en unos grandes almacenes, "con mucho trabajo y esfuerzo", ha conseguido construir una casa para sus padres en Costa de Marfil -explica con orgullo Emilia-.

Como también la de otro de los chicos que han pasado por este centro, quien se embarcó rumbo a Europa tras ver morir a su padre "por ser pobre", al no disponer de medios para ser atendido de la enfermedad que le fue diagnosticada.

Aunque este recurso cuenta con capacidad para ocho personas, no pueden ser más de tres los jóvenes acogidos, un límite que establecen las donaciones con las que se sustenta y que hace que los chicos tengan que ir rotando.

Las condiciones para poder acceder a este recurso, en el que se atiende a chicos de hasta 23 años, son "no tener ninguna denuncia pendiente; no está permitido el alcohol ni llevar mujeres", explica la presidenta de la asociación.

Un proyecto del que se convertirá en padrino el cantaor, compositor y músico flamenco Israel Fernández, quien recibirá este título durante un acto que se celebra este martes, 29 de agosto, a las nueve de la noche, en la plaza de la Constitución de La Puebla de Almoradiel.

Un acto de apadrinamiento que contará con la participación de algunos de los jóvenes migrantes a los que Somos Acogida ha ayudado a lo largo de sus cuatro años de vida, así como con la actuación de un grupo de música y bailes africanos, junto a las intervenciones del alcalde de La Puebla de Almoradiel y la presidenta de la asociación.

Antes de ello, la Casa de la Solidaridad y la Autonomía abrirá sus puertas para que puedan acercarse y conocer la labor que con ella se realiza todas las personas interesadas, así como "todo lo que estos chicos aportan".

En este sentido, la presidenta de Somos Acogida se pregunta "por qué hay partidos que tanto rechazan a estos jóvenes", sin darse cuenta de todo lo que aportan a la sociedad: igualdad, educación e incluso son claves para el futuro de las pensiones, apunta Lozano, antes de subrayar que "hacen mucha falta al país". Pero antes de todo ello, insiste, "son seres humanos", que han nacido en un lugar lejano y muy pobre, pero que se merecen la oportunidad de buscar un futuro mejor.