TOLEDO.- Durante décadas fueron la única forma de comunicación para miles de españoles, un servicio público convertido en punto de referencia en pueblos y ciudades, que con la aparición de los teléfonos móviles a mediados de los 90 fue quedando relegado hasta el desuso y su desaparición. Cabinas telefónicas que se han ido retirando de calles y plazas en las últimas décadas, después de años acumulando polvo, actos vandálicos y cero llamadas.
Esto es lo que ocurrió también en la localidad toledana de Almendral de la Cañada. Un pueblo de la Sierra de San Vicente que cuenta con poco más de 300 habitantes censados, en el que la falta de uso llevó a retirar su cabina, la que había estado 'toda la vida' en el entorno de la plaza, y a la que ahora un grupo de vecinos se ha propuesto darle una nueva oportunidad, rescatándola del olvido.
No será su función ya la de hacer posible la comunicación a distancia, sino de acercar esa otra forma de comunicar, la lectura, a los almendraleños. Y así, recuperando su cabina, un querido elemento en el pueblo, han inaugurado coincidiendo con las celebraciones en torno al Día del Libro su 'bibliocabina', posiblemente la primera en la provincia de Toledo.
Una idea ya puesta en práctica en otros puntos del país, como Valencia, Barcelona o Irún, pero que en una pequeña población como Almendral de la Cañada cuenta con un valor añadido, el de la memoria, lo que ese elemento representó en su día para varias generaciones que, sin las facilidades que hoy ofrece la telefonía móvil, debían recurrir a esta cabina para poder contactar con familiares o amigos y realizar gestiones a distancia.
Una iniciativa que ha sido posible gracias a una docena de vecinos de la localidad que, desinteresadamente, han recuperado la antigua cabina, la han decorado y techado para proteger los libros de la lluvia, convirtiéndola así en un punto de intercambio para la lectura.
Así, a falta de biblioteca municipal en el pueblo, vecinos de todas las edades podrán volver a tener su emblemática cabina -tal y como se refieren a ella desde el ayuntamiento- como punto de referencia, ahora para poder compartir con el resto de habitantes de Almendral de la Cañada sus libros preferidos y tomar prestados otros aún sin leer.
Una segunda vida como punto cultural para una cabina condenada al olvido por el avance de la tecnología y a la que, sin embargo, los vecinos de Almendral de la Cañada se han propuesto dar una nueva oportunidad, recuperando a su vez un elemento que les ha acompañado en el día a día de la localidad durante años.