Los vecinos están preocupados por los posibles malos olores, así como por la proliferación de insectos y roedores. ARCHIVO

CUENCA.- Los vecinos de San Clemente y Casas de los Pinos, ambos en la provincia de Cuenca, y de Villarrobledo, en la provincia de Albacete, buscan evitar la construcción de la mayor granja avícola de España, un polémico proyecto por su ubicación contra el que varias asociaciones, tanto 'Pueblos Vivos de Cuenca', 'Asociación de Amigos de la Naturaleza de Villarrobledo' y 'Asociación Cultural las Ventas de Alcolea', han constituido una plataforma ciudadana para mostrar su rechazo.

Una explotación, con capacidad de casi millón y medio de gallinas, 1.020.000 de aves más 360.000 pollitas de recría, cuyo proyecto ambiental está tramitando para su aprobación el Gobierno de Castilla-La Mancha, según denuncian desde el nuevo colectivo, denominado 'Stop Macrogranja San Clemente-Casa de los Pinos-Villarrobledo'.

Igualmente, el colectivo acusa a la empresa de "incumplir la normativa municipal" en su proyecto, en relación a la altura de las naves que pretenden construir.

La instalación está prevista en el paraje de Hoya Cabrera, dentro del término municipal de San Clemente y muy cerca de las zonas habitabas de Casas de los Pinos y sus pedanías Los Estesos, Casas de Roldán, y Ventas de Alcolea, pedanía de Villarrobledo. También se ubicaría a menos de 500 metros del núcleo residencial conocido como El Ventorro y a tan solo 300 metros del núcleo habitado de Casas de las Monjas.

El objeto del proyecto es la construcción de siete naves en una superficie prevista de más de 38.800 metros cuadrados, lo que la convertiría en una de las explotaciones intensivas más grandes de Europa.

Según la solicitud, el promotor del proyecto es el Grupo Avícola Rujamar S.L.U., asociado con Tresmares Capital, un fondo de inversión impulsado por el Banco Santander. La empresa promotora vende una imagen sostenible, asegurando haber eliminado las jaulas de sus plantas de producción.

Sin embargo, la plataforma vecinal duda de las intenciones "ecológicas" del grupo empresarial, al ver una "discrepancia radical" entre lo que dice promover y lo planteado en este caso. "Ese discurso de sostenibilidad y bienestar animal no es otra cosa que una estrategia corporativa diseñada para legitimar sus actividades", afirman desde el colectivo.

El proyecto presenta una estimación de consumo de 115.000 litros de agua al día, una cifra que resulta "del todo insuficiente" para sostener un proyecto de tal envergadura. Según los cálculos que han realizado en base a publicaciones científicas y guías técnicas, así como en los datos manejados en otras explotaciones del promotor, la plataforma apunta a que el agua realmente consumida sería de 345.000 litros al día, el equivalente a 100 hectáreas de viñedo de regadío en la misma zona.

Unos recursos hídricos que se extraerían de la masa de agua subterránea Rus-Valdelobos, declarada ya sobreexplotada y en riesgo de no alcanzar el buen estado cuantitativo y cualitativo por la Confederación Hidrográfica del Guadiana.

Ubicación de la macrogranja de gallinas en el término municipal de San Clemente (Cuenca). PeriódicoCLM

Según el proyecto, se pretenden extraer 41.900 metros cúbicos al año de tres sondeos existentes, además de otra nueva concesión adicional solicitada, lo cual contraviene el Plan Hidrológico del Guadiana, el cual impide concesiones de aguas subterráneas en zonas sobreexplotadas, limitándolas a 15.000 metros cúbicos al año.

Además del consumo de agua, que "pondría en riesgo las explotaciones agrícolas de la zona", la promotora estima una producción de 17.820 toneladas métricas de estiércol al año, 31.025 cadáveres de gallina y otros 10.950 cadáveres de pollitas anuales.

La retirada de los cuerpos estaría a cargo de una empresa subcontratada, y se espera un alto tránsito de camiones en la red de caminos y carreteras de la zona, con un mantenimiento y coste elevado, critica la plataforma ciudadana, que advierte también cómo una mala gestión de los residuos podría provocar la nitrificación de las aguas, llegando a convertirlas en no apta para el consumo humano, algo que ya ha ocurrido en "algunas localidades de Castilla-La Mancha que cuentan con explotaciones de ganadería industrial".

Igualmente, alertan que la macrogranja conllevaría malos olores, proliferación de insectos y roedores y contaminación atmosférica por las emisiones de amoníaco.

De esta forma los vecinos afectados han recordado que hay "evidencia científica y médica sobre los efectos nocivos de los nitratos y los riesgos que conllevan para la salud pública este tipo de explotaciones".

Señalan un estudio, publicado en el International Journal of Cancer, que relaciona la ingesta de nitrato en el agua con el riesgo de cáncer colorrectal, así como enfermedades respiratorias asociadas a la alta exposición de emisiones de amoniaco y a las partículas en suspensión que genera este tipo de actividad ganadera a esta gran escala.

Ese riesgo para la salud puede ser especialmente grave para los grupos de población de mayor edad, pues según otro estudio de la Doctora Ángela Prado Mira, Médico Intensivista del Hospital General de Albacete, las comunidades rurales localizadas a menos de dos kilómetros de este tipo de instalaciones podrían estar expuestas a niveles de amoniaco hasta 40 veces mayores que las concentraciones promedio en el medio ambiente.

"NOS SENTIMOS INDEFENSOS"

Para los vecinos, que han iniciado una campaña de firmas en change.org donde hasta el momento se han recogido más de cuatro mil apoyos, la construcción de la explotación avícola supone "una amenaza para la vida rural y las actividades económicas actuales", generando un ambiente que "cerraría el paso" a posibles vías de desarrollo en la comarca.

Consideran que la granja solo servirá "para enriquecer a unos pocos" a costa de la salud de los habitantes de los municipios afectados.

"Lo que quieren es construir una fábrica de producción masiva de huevos altamente mecanizada", asegura la portavoz de la Asociación Cultural de las Ventas de Alcolea, añadiendo que el proyecto "generaría pocos puestos de trabajo" y convertiría a la zona en "un estercolero".

Además, ha comentado que la macrogranja "revertiría enormemente los esfuerzos que se están haciendo de cara a la Agenda 2030 para intentar devolver vida a la España vaciada de un verdadero respeto al entorno rural y al medioambiente".

Una amenaza ante la que "nos sentimos indefensos", ha sentenciado uno de los vecinos afectados cuya vivienda familiar estaría a menos de 500 metros de la ubicación de la explotación, para quien "no es justo que se someta a gente mayor como mis padres a tener que vivir en unas condiciones que son incompatibles con el bienestar, vulnerando su derecho a una vejez digna, al igual que muchas otras familias que residen en viviendas dispersas por la zona y que, indudablemente, tendrán que abandonar sus casas, ya que no será posible vivir al lado de una macrogranja de semejantes dimensiones".