Más de medio millón de castellanomanchegos continúan en riesgo de pobreza. | ARCHIVO

TOLEDO.- Más de medio millón de personas en Castilla-La Mancha se encuentran en riesgo de pobreza, casi doscientas mil en riesgo de pobreza severa, y aunque la nuestra es de las pocas comunidades donde no se ha acentuado durante la pandemia, los indicadores siguen situándose por encima de la media nacional.

Son algunas de las conclusiones que se pueden obtener del informe 'El Estado de la Pobreza –Seguimiento del indicador de pobreza y exclusión social en España 2008-2020', una radiografía de la situación del país que ha sido presentada este jueves en el Senado por la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social en el Estado Español (EAPN-ES).

El estudio, que ha tomado como referencia los datos de la Encuesta de Condiciones de Vida (ECV) que publica anualmente el Instituto Nacional de Estadística (INE), permite analizar la vulnerabilidad de las familias a partir de indicadores como su renta, el tiempo que han trabajado en el último año o la capacidad para afrontar gastos inesperados.

En el caso de Castilla-La Mancha, un 25,1 por ciento de su población, unas 514.452 personas, cuentan con rentas por debajo del 60 por ciento de la renta mediana. Dicho de otra manera, una cuarta parte de los habitantes de la comunidad autónoma se encuentra en riesgo de pobreza.

El porcentaje sube al 29,8 por ciento si se tiene en cuenta el índice AROPE, empleado en los países de la Unión Europea para medir el número de personas en riesgo de pobreza y exclusión. Aunque ambos indicadores han registrado una reducción paulatina en los últimos años, un fenómeno que se extiende a todas las regiones del sur, se siguen situando por encima de la media nacional.

Si se tiene en cuenta el umbral de pobreza regional, es decir, el número de personas cuyos ingresos se sitúan por debajo del 60 por ciento de la renta media solo en Castilla-La Mancha y no en todo el país, el porcentaje baja al 18,9 por ciento.

En cuanto a la privación material severa, la comunidad autónoma representa una excepcionalidad en el conjunto de España al contar con unas cifras ínfimas. Solo un 3,1 por ciento de la población (63.400 habitantes) presenta dificultades para asumir elementos de consumo básicos como pagar el alquiler, disponer de un teléfono o comer carne cada dos días.

Unos números que son los terceros más bajos del país, solo por encima de Aragón y La Rioja, situándose cuatro puntos porcentuales por debajo de la media estatal, donde son más de tres millones de habitantes los que se encuentran en esta situación.

Sobre los indicadores BITH (Baja Intensidad del Trabajo en el Hogar), vemos que unas 163.500 personas en la región viven en hogares donde sus miembros adultos no han podido trabajar ni una quinta parte del año. Si lo comparamos con los datos de 2019, se aprecia una reducción de casi cuatro puntos, pasando del 11,8 por ciento al 8.

Por otro lado, la tasa de pobreza severa se ha reducido con intensidad en la región (-1,7 puntos porcentuales). A día de hoy, el 9,40 por ciento de la población de Castilla-La Mancha, unas 193.210 personas, se encuentran en riesgo de pobreza severa.

Si hablamos de la pobreza en la senectud o en personas que no pueden trabajar, hay que abordar la cuestión de las pensiones. Un 38,3 por ciento de las pensiones que perciben los habitantes de la comunidad autónoma se encuentran por debajo del umbral de la pobreza, de las cuales un 11,3 por ciento se sitúan por debajo del índice de pobreza severa.

Con respecto al índice de GINI, que mide la desigualdad entre los habitantes de un ámbito territorial determinado, se ubica en el 28,9 por ciento, más de tres puntos por debajo de la media estatal.

No obstante, este dato no es síntoma de una mejora en la capacidad de vida de las personas que viven en la región, sino simplemente de su uniformidad. Hay menos diferencias económicas porque todos son más pobres. A día de hoy, Castilla-La Mancha cuenta con una renta media 13 puntos porcentuales por debajo de la media nacional.