Rechazo de la Junta a las palabras del cura de San Pedro sobre el colectivo LGTBIQ+ y le recomiendan "escuchar al papa"

La consejera de Igualdad recuerda al sacerdote que "aquí no hay diferencia entre personas, ni entre cristianos y no cristianos" y que todos "merecemos la misma consideración y respeto".
El párroco de San Pedro pronunciaba la polémica homilía el pasado domingo. - ARCHIVO
photo_camera El párroco de San Pedro pronunciaba la polémica homilía el pasado domingo. - ARCHIVO

CIUDAD REAL.- "Escuchar lo que dice el papa Francisco" sobre las parejas del mismo sexo es lo que considera la consejera de Igualdad y portavoz del Gobierno de Castilla-La Mancha, Blanca Fernández, que debería hacer el párroco de la localidad albaceteña de San Pedro, quien durante su homilía del pasado domingo aseguraba que los homosexuales "no son queridos por Dios" e insinuaba una relación de este colectivo con la pedofilia.

Palabras que han recibido el rotundo rechazo de la titular de Igualdad, quien preguntada sobre esta polémica durante su visita al Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel, ha señalado que desde el Ejecutivo regional no se comparten estas consideraciones realizadas por el sacerdote Óscar Díaz, ya que "no se pueden compartir en absoluto".

Blanca Fernández ha subrayado que a ella la educaron enseñándole que "debía querer a todo el mundo" y ha recordado que "solo hace falta escuchar al papa para saber que debe ser así, porque habla de que las personas homosexuales deben ser admitidas, respetadas y consideradas" al igual que las heterosexuales.

"Aquí no hay diferencia entre personas, ni diferencia entre cristianos y no cristianos", ha precisado la portavoz del Gobierno regional, quien ha insistido en que "todas las personas merecemos la misma consideración y respeto".

Cabe recordar que durante su homilía el párroco de San Pedro argumentaba que el hecho de que las parejas del mismo sexo se hayan convertido en algo "común", esto no quiere decir que "tenga que ser aceptado como algo normal", que "sea algo querido por Dios", ni que se tenga que aceptar.

Al mismo tiempo arremetía contra quienes, según él, amparándose en la ideología de género pretenden borrar la diferencia existente entre el hombre y la mujer, pero también entre el niño y el adulto, de modo que la pedofilia -planteaba- "ya no es un delito ni una gravedad psicológica, sino una identificación sexual".

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