La Cátedra del Tajo advierte que las inundaciones "irán a más" en Toledo y propone soluciones más allá de "meras limpiezas"

La "arriesgada" ordenación urbanística en los municipios afectados por las lluvias torrenciales de la DANA ha potenciado su efecto destructivo.
Guadamur fue una de las localidades afectadas por la DANA a principios de septiembre.
photo_camera Guadamur fue una de las localidades afectadas por la DANA a principios de septiembre.

TOLEDO.- La Cátedra del Tajo UCLM-Soliss considera que las inundaciones derivadas de las lluvias torrenciales de la Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA) de primeros de septiembre han estado agravadas por "una arriesgada ordenación urbanística" en los municipios afectados y, además, ha afirmado que las técnicas de encauzamiento y soterrado de ríos urbanos se han manifestado como poco adecuadas para evitar inundaciones, aumentando en su caso, su efecto destructivo.

En su informe denominado '¿Qué se puede hacer para evitar daños en la próxima DANA?', la Cátedra del Tajo -impulsada por la Fundación Soliss y la Universidad de Castilla-La Mancha- ha recogido que en las lluvias torrenciales de los días 3 y 4 de septiembre, cayeron 267 litros por metro cuadrado en Mocejón, 122 litros/m2 en Orgaz o los 119 litros por metro cuadrado en Toledo, con la particularidad de que en Toledo, cayeron 90 litros por metro cuadrado en una hora.

Episodios de lluvias torrenciales relativamente frecuentes históricamente en España, pero que debido al cambio climático las precipitaciones son de una mayor intensidad al igual que las inundaciones asociadas. Y es que según un reciente informo de World Weather Atribution, los episodios de DANA sucedidos en el mes de septiembre, tienen un tiempo de retorno entre 10 y 40 años, lo que supone que cada año hay una probabilidad de entre el 2,5 y el 10 por ciento de que se produzca un episodio similar.

Advierten así de que es "muy probable" que se incrementen las DANAS y las situaciones de riesgo, y puesto que son hechos inevitables que "irán a más" en el futuro, se hace necesario implementar medidas de adaptación que no hagan incrementar el riesgo.

Un contexto en el que desde la Cátedra del Tajo recuerdan que, a pesar de las fuertes lluvias generalizadas, no en todos los casos han devenido en inundaciones, por lo que un análisis de las inundaciones asociadas a la DANA en la provincia de Toledo hace pensar que responden a la combinación de lluvias torrenciales unidas a errores en la ordenación territorial y urbanística, especialmente en la transformación morfológica y ocupación del espacio fluvial de ríos y arroyos.

Una característica común de las localidades o espacios urbanos inundados es la presencia de cauces atravesando los cascos urbanos, es decir, en todos los casos analizados se ha urbanizado sobre cursos de agua y su llanura de inundación.

La cátedra también ha observado el estado de la cuenca de estos arroyos antes de su entrada en las poblaciones y ha advertido de que se han detectado cauces muy degradados por tener sus márgenes ocupados y alterados y, en casi todos los casos, desprovistos de su vegetación de ribera.

En algunos casos, ha lamentado que la degradación es tal que el cauce desaparece bajo caminos, construcciones o cultivos; en otros, el cauce queda reducido a la mínima expresión, constreñido por los usos humanos, y en otros, el cauce discurre entre motas o barreras artificiales. Algo que ocurre, por ejemplo, con el arroyo Carnicería (Casarrubios del Monte), arroyo de la Presa (Recas), arroyo de los Pucheros (Mocejón), arroyo de la Fuente (Yuncos) o arroyo de Tocenaque (Cobeja), el arroyo de Ramabujas (Toledo) o el arroyo de la Dehesa Nueva (Guadamur).

En el informe, se ha advertido de que estas modificaciones en la morfología fluvial tienen consecuencias negativas en lo que se refiere a los fenómenos de inundabilidad ya que favorecen una mayor velocidad y energía del agua, evitando las funciones de retención, laminación (que contribuye a reducir la velocidad y a disipar la energía del agua) y esponjamiento que tiene el espacio fluvial bien conservado.

Además, ha lamentado que cuando estos cursos llegaron a las poblaciones, el agua se topó con el espacio fluvial invadido, urbanizado, encauzado y, en muchos casos, soterrado bajo calles y edificios, por lo que el resultado ha sido calles convertidas en torrentes y un agua con una enorme fuerza destructiva.

En general, a juicio de la Cátedra del Tajo, las inundaciones generadas durante la DANA han estado agravadas por una arriesgada ordenación urbanística de los municipios afectados, pues ha alertado de que urbanizar sobre el cauce de los arroyos y sobre su llanura de inundación supone aumentar las situaciones de riesgo en caso de producirse una riada.

Además, ha apuntado que las técnicas de encauzamiento y soterrado de ríos urbanos se han manifestado como poco adecuadas para evitar inundaciones, aumentando en su caso, su efecto destructivo.

Por otro lado, ha señalado que la DANA ha evidenciado el deterioro generalizado de las cuencas, la pérdida de la vegetación de ribera y la destrucción de la llanura de inundación de múltiples arroyos aguas arriba de las poblaciones, lo que ha supuesto un elemento que ha favorecido el efecto destructivo de las avenidas, aumentando la velocidad y energía del agua y el transporte de sedimentos.

Asimismo, ha advertido de que las meras "limpiezas" y regulación de cauces no sirven por sí solas para evitar las inundaciones, por lo que ha propuesto aumentar la capacidad de adaptación y resiliencia de las localidades en riesgo para evitar daños de futuras inundaciones, al tiempo que ha abogado por implementar soluciones basadas en la naturaleza, favoreciendo las funciones de retención, laminación y esponjamiento del espacio fluvial. 

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