Naturalistas censuran la apertura de la matrícula de la escuela taurina de Toledo a niños desde los nueve años

La Fundación Franz Weber denuncia el incumplimiento de las recomendaciones sobre la exposición a la violencia contra animales por parte de menores realizadas desde el Comité de los Derechos del Niño.
La escuela taurina de Toledo está promovida por la Diputación. - DIPUTACIÓN TOLEDO
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TOLEDO.- La Fundación Franz Weber vuelve a denunciar el incumplimiento por parte de la escuela taurina de Toledo, impulsada por la Diputación Provincial, de las recomendaciones realizadas por el Comité de los Derechos del Niño en 2018 y 2023 respecto a la exposición a la violencia contra animales por parte de menores de edad, al mantener abierta la inscripción en este nuevo curso a niños desde los 9 años.

Los naturalistas advierten que en esta actividad los menores pueden participar en tentaderos y clases prácticas ya desde esa edad, y hacerlo utilizando elementos cortopunzantes contra animales desde los 14, de acuerdo al reglamento taurino estatal y al que Castilla-La Mancha nunca ha planteado objeción alguna.

Actividades "supuestamente formativas", señalan en una nota de prensa, en las que los menores están expuestos a lesiones, heridas con las propias herramientas o cogidas de los erales, becerros o añojos que se explotan como actividad práctica.

Todo, continúan, "para una verdadera minoría entre los grupos poblacionales de Toledo y provincia", puesto que tan solo una treintena de menores son matriculados cada año en la escuela taurina, evidenciando así la existencia de "un claro desinterés de la ciudadanía por integrar a su hijo o hija como parte del entramado taurino".

A día de hoy, añaden, "la tauromaquia no provee una salida profesional real ni digna, constituyendo formación no reglada que también carece del aval de instituciones educativas, sabiendo que existen numerosos ciclos formativos homologados en diferentes ramas que ofrecerían un empleo digno, no el de matar novillos o toros en plazas".

Por otra pare denuncian cómo los alumnos de esta escuela pueden "crear y ver" las heridas provocadas sobre el bóvido, así como comportamientos y gestos asociados a un evidente sufrimiento y la muerte violenta de los mismos.

Por último, añaden los naturalistas, la participación va acompañada de comentarios que refuerzan de forma positiva todo lo que se produce en la plaza, algo que "personas menores de edad pueden asumir como normal y positivo, contribuyendo a la banalización de la violencia contra los animales".

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