Tras las huellas de ilustres personajes vinculados a tierras castellanomanchegas

Castilla-La Mancha es cuna de artistas, escritores, reyes, nobles y hasta santos, y las huellas dejadas en esta tierra invitan a conocer sus vidas y la vinculación con este territorio en una ruta muy cultural para los amantes de la historia.
Estatua de Francisco de Quevedo y Villegas junto a uno de sus manuscritos en Torre de Juan Abad (Ciudad Real).
photo_camera Estatua de Francisco de Quevedo y Villegas junto a uno de sus manuscritos en Torre de Juan Abad (Ciudad Real).

TOLEDO.- Historia, cultura y turismo se funden en una propuesta para seguir las huellas de artistas, escritores, reyes, nobles o santos, y recorrer cada uno de los rincones de Castilla-La Mancha en los que dejaron su marca por los siglos de los siglos.

Una ruta turística que combina también patrimonio por los lugares que acogen las obras de artistas o residencias de nobles que siguen conservando los ecos de sus vivencias y que despiertan el interés de los turistas a los que les gusta ir tras sus pasos y rememorar épocas pasadas a través de su experiencia.

Sin duda, uno de los artistas más prestigiosos y que mayor renombre le ha dado a la capital castellanomanchega es Domenikos Theotokópulos, El Greco, cuya obra no se entiende sin la ciudad en la que hoy día puede visitarse su Casa-Museo, que exhibe obras tan relacionadas con esta ciudad como 'Vista y plano de Toledo', o 'El entierro del Señor de Orgaz' en la vecina iglesia de Santo Tomé.

Fue en 1577 cuando El Greco se estableció en Toledo y sus paisajes envuelven gran parte de su obra pictórica que también puede disfrutarse en el retablo mayor y los laterales del convento de Santo Domingo el Antiguo, en la sacristía de la Catedral Primada que alberga 'El expolio' rodeado de los lienzos de los apóstoles, en el Hospital de Tavera y en el Museo de Santa Cruz.

Las obras de El Greco no solo pueden visitarse en la capital sino también en el municipio de Illescas, en concreto en el Hospital Santuario de Nuestra Señora de la Caridad, y donde puede contemplarse un gran conjunto de obras del pintor realizadas para decorar el retablo mayor y sus cinco lienzos, entre las que figuran 'San Ildefonso', 'La Virgen de la Caridad', 'La Coronación', 'La Anunciación' y 'La Natividad'.

La pintura, con El Greco como mayor exponente, no es la única capacidad artística que tuvo recorrido de manos de ilustres personajes en Castilla-La Mancha, también la escritura ocupa un lugar destacado con tan afamados expertos de la pluma como Miguel de Cervantes, Garcilaso de la Vega y Quevedo.

Cervantes y su universal Quijote han llevado por todo el mundo los pueblos y parajes castellanomanchegos, lo que despierta la curiosidad de los turistas no solo por conocer los lazos del autor con esta tierra sino los lugares de las andanzas del hidalgo caballero.

Cervantes estuvo unido a la localidad toledana de Esquivias porque fue allí, en el templo parroquial dedicado a Nuestra Señora de la Asunción, donde se casó con Catalina de Salazar y Palacios, vecina de este municipio, y es el lugar que acoge la Casa Museo de Cervantes; si bien el matrimonio también tuvo casa en Toledo, cerca del río Tajo, y junto a la plaza de Zocodover, en el centro neurálgico del casco histórico de la ciudad, junto a la que hay una estatua del escritor que es objeto de numerosas fotografías por parte de los turistas.

La celda en la que la historia dice que Cervantes empezó a escribir El Quijote está en Argamasilla de Alba (Ciudad Real) pero hay otros muchos pueblos que aparecen recreados en la obra del escritor como El Toboso (Toledo), patria de Dulcinea; Beteta en Cuenca o Molina de Aragón y Sigüenza de la provincia de Guadalajara.

La ciudad de Toledo también está muy ligada a Garcilaso de la Vega, es el lugar de su nacimiento y donde su padre ocupó importantes cargos en la corte de los reyes católicos además de que contaba con un señorío en Cuerva, en el que su hijo pasaba largas temporadas.

Garcilaso se casó en Toledo con Elena de Zúñiga y en esta ciudad estableció su casa en las inmediaciones del convento de san Clemente, pero murió en Niza a consecuencia de las heridas de guerra por su ejercicio de soldado, aunque sus restos están la capilla del Rosario de la iglesia de San Pedro Mártir de la capital castellanomanchega, actual paraninfo universitario.

Además de Cervantes y Garcilaso, Francisco de Quevedo es otro de los escritores ilustres cuyo rastro quedó para siempre en Castilla-La Mancha, en concreto, en la localidad ciudadrealeña de Torre de Juan Abad, cuyo señorío compró su madre antes de morir; y aunque Quevedo falleció en el convento de santo Domingo de Villanueva de los Infantes, en su Casa-Museo de Torre de Juan Abad se conserva su tintero y el sillón donde escribía.

Reyes y nobles cierran la propuesta de esta ruta turística cultural por Castilla-La Mancha de la mano de personajes como Juana I de Castilla, hija de los Reyes Católicos nacida en el castillo de Cifuentes (Guadalajara) y bautizada en la iglesia del Salvador de Toledo.

Y, entre estos personajes ilustres, también hay dos santos que estuvieron por estas tierras: san Juan de la Cruz y santa Teresa de Jesús; el primero de los cuales, precursor de la poesía mística española, protagonizó una fuga de la cárcel en el desaparecido convento del Carmen por las calles de Toledo y pasó su convalecencia en el Hospital de Santa Cruz.

Santa Teresa de Jesús desarrolló buena parte de su vida y obra en la ciudad de Toledo, en la que recibió influencias de su director espiritual, el padre Báñez, y de fray García de Toledo; y su sabiduría viajó por Pastrana (Guadalajara), Malagón (Ciudad Real), Villanueva de la Jara (Cuenca) o Torre de Juan Abad (Ciudad Real), lugares en los que hoy día se recuerdan sus fundaciones y acogen museos teresianos dedicados a la santa.

El patrimonio histórico-cultural constituye una de las formas de hacer turismo más tradicionales y demandadas, y seguir el rastro de quienes con sus vidas y obras dieron renombre y prestigio a ciudades y pueblos de Castilla-La Mancha, mantiene viva esa historia e invita al turista a rememorar tiempos pasados en el presente.

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