A la luz del patrimonio, seis propuestas para descubrir la monumental Castilla-La Mancha también de noche

La iluminación artística de monumentos de todo tipo se ha convertido en un valor añadido para pueblos y ciudades de la región que buscan así completar su oferta turística.
El castillo de Molina de Aragón y la torre de Aragón han sido los últimos monumentos en iluminarse. - JCCM
photo_camera El castillo de Molina de Aragón y la torre de Aragón han sido los últimos monumentos en iluminarse. - JCCM

TOLEDO.- Castillos, molinos, puentes o conjuntos escultóricos en pueblos y ciudades de Castilla-La Mancha se iluminan cada noche para ofrecer a sus vecinos y visitantes una visión distinta del patrimonio. Proyectores, leds, metros de cableado y kilovatios de potencia instalados con mimo para poner luz, y en algunos casos también color, para poner en valor monumentos de todo tipo.

Los últimos monumentos en sumarse a esta lista han sido el castillo de Molina de Aragón y la torre de Aragón, cuya iluminación artística era inaugurada hace unos días.

Un nuevo atractivo para descubrir el castillo más grande de la provincia de Guadalajara, cuyos orígenes se remontan a la fortaleza árabe construida entre los siglos X y XI sobre los restos de un castro íbero. Desde entonces han sido numerosas las modificaciones y ampliaciones que ha experimentado el castillo, hasta llegar a su estado actual.

Situada sobre la colina que domina el valle, punto estretágico para control del paso fronterizo entre Castilla y Aragón, destaca la fortaleza por su gran muralla exterior poblada de torres de defensa. En su interior llegó a tener ocho torres, de las cuales se pueden contemplar aún hoy cuatro así como los restos de otras dos. Todas ellas comunicadas por un adarve almenado.

Si bajo el dominio árabe se levantaba la alcazaba, poco después tomada por los cristianos, no fue hasta que estuvo bajo el Señorío de los Lara cuando se construyó la torre vigía, hoy conocida como torre de Aragón.

Iluminación artística con la que también empezaba hace un par de años a presumir de su patrimonio durante las noches la ciudad de Talavera de la Reina. La basílica del Prado, su muralla en los tramos de Carnicerías y Corredera-Palenque, así como su puente romano, cuentan ya con este recurso con el que no solo hacer disfrutar a los locales sino también como reclamo para atraer visitantes.

Una iniciativa por iluminar las noches talaveranas que ya tiene otro proyecto a la vista, la iluminación artística de la iglesia de Santa María la Mayor, conocida popularmente como La Colegial.

Otro puente que ha estrenado su iluminación ornamental más recientemente ha sido el puente árabe de Guadalajara. Uno de los monumentos más emblemáticos de la ciudad en el que ahora, también de noche, resalta "su piel" de piedra.

Un monumento cuyo origen se remonta a la época califal, entre los siglos X y XI, que fue considerado puente monumental durante la Edad Media y que, sin embargo, en el siglo XVII sufrió importantes daños durante la Guerra de Sucesión. Desde entonces han sido varias las intervenciones llevadas a cabo en él, hasta la última realizada en el año 1922 para ensanchar su calzada.

Una apuesta por mostrar el patrimonio también al caer la noche y atraer visitantes que también llegaba hace unos años a Alustante, una pequeña localidad también ubicada en el Señorío de Molina-Alto Tajo, donde los led de bajo consumo llegaron para poner luz -y en fechas determinadas también color- a su molino de viento.

Se trata del único existente en esta comarca y fue construido en el siglo XIX para compensar con el viento los momentos de sequía que dificultaban el uso de los molinos hidráulicos para la molienda del cereal. Sin embargo en 1917 dejó de utilizarse, dejando que el tiempo y el abandono hicieran mella en su estructura, de modo que en 2005 apenas quedaran del mismo dos paredes. Fue entonces cuando se declaró Bien de Interés Cultural y comenzó su restauración, un proceso que concluiría años después, dotando también a este centenario molino de maquinaria funcional.

A los pies de la conocida como 'loma del molino', se encuentra la pequeña población en la que el visitante también podrá disfrutar de otro de sus tesoros, el toque manual de campana, declarado patrimonio cultural inmaterial de la humanidad por la Unesco, y el que Alustante conserva dieciseis toques, que a lo largo de los siglos han ido cumpliendo una serie de funciones sociales para la comunidad, desde informar a alertar, proteger a la población e incluso conjurar tormentas.

Y si en Alustante es su molino el que se convertía en faro de sus noches, en la ciudadrealeña Puertollano hacía lo propio hace menos de dos años el Monumento al Minero, conjunto al que se dotaba de iluminación artística para prolongar su imponente visión unas horas.

Un monumento no tan antiguo, fue realizado en el año 1983 por el escultor Pepe Noja, pero que es una seña de identidad para los puertollaneros. Un conjunto escultórico realizado en bronce, que se levanta alrededor de 17 metros en el cerro de Santa Ana, y recuerda lo que la ciudad debe a la mina y los valores que conlleva.

Tamaño y ubicación que lo hacen visible desde prácticamente toda la ciudad, también durante la noche gracias a la iluminación artística.

Monumentos de ayer y de hoy a los que se ha decidido mostrar con una luz distinta que, también en algunos casos, ayuda a descubrir detalles que de otro modo pasan desapercibidos.

Iluminación como la que se dio a los molinos históricos del catastro del marqués de la Ensenada, de Campo de Criptana, también en la provincia de Ciudad Real, en los que se buscó potenciar los volúmenes de estos restos arqueológicos.

Junto a ellos, de forma más reciente, se ha inaugurado también otra iluminación ornamental en el cerro de los Molinos y la ermita Virgen de la Paz.

Propuestas diferentes para recorrer y descubrir el patrimonio de Castilla-La Mancha, también de noche.  
 

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