Identificado el primero de los represaliados del franquismo recuperado de las fosas comunes de Manzanares

Francisco Martín Alcarazo fue fusilado el 25 de octubre de 1940. Las pruebas de ADN han permitido devolverle su identidad y sus restos han sido entregados este sábado a su hija María, de 91 años.
Francisco Martín, fusilado en Manzanares en  octubre de 1940, es el primer identificado tras la exhumación de las dos fosas comunes.
photo_camera Francisco Martín, fusilado en Manzanares en octubre de 1940, es el primer identificado tras la exhumación de las dos fosas comunes.

CIUDAD REAL.- María, de 91 años, podrá finalmente dar una sepultura digna a su padre, Francisco Martín Alcarazo, una vez que sus restos han sido identificados entre los treinta y tres cuerpos recuperados de las dos fosas comunes extramuros del cementerio de Manzanares, en Ciudad Real.

Se trata de la primera identificación de los restos exhumados por la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica el pasado mes de mayo, permitiendo que su familia, tras cuarenta años de dictadura y otros cuarenta de democracia, finalmente pueda enterrarle donde considere oportuno.

Las pruebas de ADN han dado positivo en este proceso de identificación, tras contrastar las muestras genéticas extraídas de los restos de Francisco con las de su hija, a la que este sábado se han entregado los restos y se le ha dado sepultura, más de 81 años después de que fuera asesinado.

Un momento que ha vivido con una intensa mezcla de emociones. "Parece un sueño", ha manifestado María, cuando en la casa familiar se le ha hecho entrega de la urna con los restos de su padre, así como una pequeña caja de madera que contenía unos botones que aparecieron asociados a su cuerpo durante la exhumación.

Con dolor ha recordado cómo se llevaron de casa a su padre, lo terrible que fue su asesinato y la dura que fue la vida para su familia desde aquel momento.

Tras abrazar visiblemente emocionada la urna, su familia la ha acompañado hasta el cementerio de Manzanares, donde Francisco ha sido enterrado finalmente en un un nicho familiar.

El acto ha contado también con la presencia de miembros del Colectivo Memoria Histórica de Manzanares, quienes se ocuparon de realizar la investigación previa y promovieron la exhumación de las dos fosas llevadas a cabo el pasado mes de mayo. Hoy, explican desde la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, han depositado unas flores con los colores de la República.

Para José Luis de Gracia, bisnieto de Francisco y uno de los promotores de la exhumación, el de hoy ha sido "un emotivo acto de reparación, solemne y cercano", algo -ha precisado- que "tenía que haber ocurrido hace mucho tiempo".

Junto a ellos también han estado varios voluntarios de la ARMH, que se han desplazado desde Galicia, El Bierzo y Madrid para participar en el acto.

Francisco Martín Alcarazo, vecino de Manzanares, tenía 36 años cuando fue fusilado en cumplimiento de la condena que un tribunal militar le había impuesto dieciséis meses antes. Era el 25 de octubre de 1940 cuando fue ajusticiado y sus restos enterrados en una fosa común del cementerio municipal.

Policía municipal desde febrero de 1936, Francisco permaneció en el cuerpo hasta que fue movilizado con el Ejército de la República en mayo del 38. Afiliado a la UGT, fue detenido tras el final de la guerra, concretamente el 6 de abril de 1939, y condenado a pena de muerte por adhesión a la rebelión en el juicio sumarísimo 2828 que se celebró el 18 de junio de ese mismo año.

Desde la asociación, recuerdan cómo fue la viuda de Francisco, Josefa Peñuelas, quien en 1981 solicitó por escrito al Ayuntamiento de Manzanares que se dignificara con una placa de mármol la Fosa 4 y que se pusieran los nombres de todos los asesinados conocidos hasta ese momento.

Su cuerpo, junto al de otros 20 hombres, fue exhumado el pasado mes de mayo por la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, convirtiéndose así en la primera de las identificaciones que permitirán devolver la identidad y la dignidad a estas personas, así como a sus familias el poder elegir dónde descansan sus restos.

Desde la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica se han sufragado tanto los costes de la exhumación como los de las pruebas de ADN que han permitido su identificación. Algo, explican, para lo que no piden subvenciones, "por estar en contra de un modelo en el que crímenes tan graves no se tratan como derechos humanos y por tanto universales".

Así, destacan cómo sus recursos proceden de sus socios y socias donantes, así como del trabajo voluntario que llevaron a cabo en el cementerio de Manzanares un grupo de arqueólogos forenses y personas que dedicaron su tiempo y su esfuerzo a posibilitar esta reparación para las familias.

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