La Feria de Artesanía de Cospedal: una hipoteca de 10.000 euros mensuales para Castilla-La Mancha

Los polémicos ‘stands’ adquiridos en 2013 por el Gobierno del Partido Popular para la Feria de Artesanía de Castilla-La Mancha constaron más de medio millón a las arcas públicas y terminaron vendidos a un chatarrero por 5.000 euros.

Costaron más de medio millón y han terminado vendidos a un chatarrero por 5.000 euros. Unos stands que fueron adquiridos en 2013 por al Gobierno de María Dolores de Cospedal, y que aún hoy siguen saliendo caros al Patronato Rector de la Feria de Artesanía de Castilla-La Mancha (Farcama), a razón de 10.000 euros al mes. Una herencia que deberá seguir haciendo frente hasta octubre del próximo año, ‘gracias’ al préstamo suscrito para la compra de 83 expositores que no se volvieron a utilizar.

Stands que se encargaron para la edición en la que la Feria cumplía 33 años y tenía como escenario el Alcázar de Toledo. Fue allí, en su explanada norte, donde se pusieron a prueba los nuevos expositores y donde también se pudo comprobar que no había sido buena la inversión. La lluvia y el viento que protagonizaron aquella edición de Farcama lo dejaron claro; y es que a pesar de la versatilidad proclamada, de la mayor comodidad y amplitud pretendidas para los artesanos, no fueron lo que realmente el sector necesitaba. Muestra de ello que los nuevos módulos de metacrilato, cuyo diseño fue encargado a un conocido estudio de arquitectura toledano, no se pudieron reutilizar.

Una deuda que impide al colectivo artesano dedicar sus recursos económicos a otros fines. Un sector que continúa ‘hipotecado’ y que deberá seguir pagando, mes a mes, las consecuencias de la nefasta gestión del anterior Ejecutivo del Partido Popular. Además, cabe destacar que este préstamo se solicitó y firmó a espaldas de la Junta Rectora de Farcama, órgano competente para este tipo de operaciones financieras, según recordaba hace unos meses la consejera de Economía, Empleo y Empresas, Patricia Franco, en sede parlamentaria.

Medio millón de euros con el que se habrían podido pagar los expositores de hasta diecisiete ediciones de Farcama, y que, sin embargo, han terminado en una chatarrería. Un elevado coste que contrasta con los 30.000 euros que el Gobierno de Emiliano García-Page destinó en la edición de 2015 para el alquiler, montaje y desmontaje de los expositores.

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