La Cátedra del Tajo ha constatado los efectos de los bajos caudales del río en Toledo y Talavera de la Reina. | CÁTEDRA DEL TAJO

TOLEDO.- ¿Existe algún motivo justificado para que los caudales en el tramo medio del río Tajo bajen del mínimo legal? Es la pregunta que se ha hecho la Cátedra del Tajo de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) y la Fundación Soliss ante la situación de las últimas semanas en las que ha descendido visiblemente el caudal del Tajo.

Y la respuesta es que no existe tal motivo y que el problema que ha causado esta situación anómala y alarmante no es la falta de agua, sino la gestión en cabecera. Los desembalses son insuficientes y, sin embargo, los gestores tienen la potestad de aumentar la suelta de agua por requerimientos ambientales.

Son las conclusiones a las que ha llegado la Cátedra del Tajo tras un estudio de la situación. Conclusiones con las que recuerda que los desembalses desde Entrepeñas y Buendía deben ir destinados a satisfacer todas las necesidades del Tajo, incluidos los regadíos.

Y es que aunque existe un límite mensual a la cantidad, fijado en el Memorándum del Tajo, las reglas de explotación del trasvase Tajo-Segura establecen que puede ser superada para atender las necesidades. En verano, suben las demandas agrícolas en la zona media de la cuenca que se deben satisfacer porque también están recogidas en la planificación hidrológica y, además, el descenso del caudal en el tramo medio es incompatible con el mantenimiento de la fauna y la vegetación fluvial.

Unas demandas que son prioritarias y, por tanto, la Cátedra del Tajo cree que es necesario modificar las reglas del trasvase con respecto a los desembalses máximos porque aunque define como excedentarias las aguas que se derivan de la cabecera, esto es una paradoja, al ser la realidad otra muy diferente y el agua insuficiente.

Estos problemas de caudales bajos se han puesto de manifiesto en las últimas semanas y distintas entidades han reaccionado a esta situación. Así lo hacía la propia Cátedra del Tajo de la UCLM y la Fundación Soliss a principios del mes de junio, cuando daba la voz de alarma porque la reducción del caudal y las altas temperaturas ponían en riesgo a las poblaciones del río, pudiend ocasionar nuevos episodios de mortandad de peces.

Hace tan solo una semana, también Talavera de la Reina plantaba cara a la Confederación Hidrográfica del Tajo (CHT), a la que piedía explicaciones por el "atropello medioambiental" del Tajo, que a su paso por la ciudad ha estado por debajo de los 10 metros cúbicos por segundo, y por las consecuencias en insalubridad debido a la proliferación de mosquitos.

El estudio de la Cátedra constata que en Toledo el caudal ha bajado tanto que no puede superar el azud de Safont y provocando así una sucesión de agua estancada que dificulta el mantenimiento de las condiciones ecológicas del río.

Además, confirma que la situación se agrava aguas abajo, pasando por el embalse de Castrejón y cuando el río se va acercando a Talavera de la Reina. Es más, la estación del Sistema Automático de Información Hidrológica (SAIH) que la CHT tiene en el municipio de Cebolla es la que ha detectado caídas alarmantes en el caudal, por debajo de los 3 metros cúbicos por segundo, lo que supone que apenas circule el agua.

Algo para lo que no hay justificación porque el artículo 59 de la Ley de Aguas confiere prioridad a los caudales ecológicos por encima de todos los demás usos, salvo en situaciones de excepcionalidad como de escasez de agua para abastecimiento humano. Y precisamente hasta que no se establezcan caudales ecológicos más ambiciosos, tras la derogación por sentencias del Tribunal Supremo en 2019, no deben circular por debajo de los 10 metros cúbicos por segundo.