Castilla-La Mancha ha registrado 4.304 contagios de covid en mayores de 60 años durante la última semana de junio. | JCCM

TOLEDO.- La normalidad se impone a la realidad de la séptima ola de covid. Castilla-La Mancha no se plantea en ningún momento adoptar medidas o restricciones para frenar el avance de contagios incesante de las últimas semanas. Seguirá en la misma situación que hasta ahora.

La región, con carácter general, no se va a "distinguir ni diferenciar" en el contexto nacional y la propia ministra de Sanidad, Carolina Darias, lo ha dejado claro: no contemplan medidas distintas ni nuevas. Y en esta línea la portavoz del Gobierno castellanomanchego, Blanca Fernández, también ha dejado clara la posición de alineamiento con el Ejecutivo central.

Sin embargo, las residencias de mayores de esta comunidad autónoma sí han visto endurecidas las medidas esta semana mediante resolución del consejero de Sanidad, Jesús Fernández Sanz, y estos centros vuelven al aislamiento y al seguimiento de contactos estrechos de positivos y se recomienda, aunque no se obliga, al uso de la mascarilla durante las visitas de familiares.

Algo que Blanca Fernández ve lógico teniendo en cuenta que la población de las residencias es la más vulnerable y, por tanto, hay que adecuar las medidas a la situación epidemiológica que en la última semana de junio refleja que hay 124 residencias de mayores en la región con un total de 1.097 casos positivos entre sus residentes.

No en vano, las cifras del coronavirus en la comunidad autónoma siguen una tendencia ascendente en las últimas semanas y entre el 27 de junio y el 3 de julio se han detectado 4.304 casos por infección de covid en personas mayores de 60 años, casi un millar más que la semana anterior cuando se contabilizaron 3.385. También ha aumentado de manera considerable el número de fallecidos, pasando de 28 a 46, mientras que el número de hospitalizados en cama convencional es 542 y en Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) con respirador 16.

Unos datos con los que, sin embargo, la portavoz del Gobierno regional pide "tranquilidad" porque suponen el 11 por ciento de ocupación de camas hospitalarias y el 6,5 % de camas UCI de "pacientes con covid y no por covid", ha remarcado.

Una tasa de hospitalización que, ha dicho, "se mantiene en la normalidad de los últimos tiempos" y, aunque reconoce el importante crecimiento en contagios de mayores de 60 años, cree que los números se traducen en que en los hospitales hay "tranquilidad".

También se ha pronunciado al respecto el jefe del Ejecutivo castellanomanchego, Emiliano García-Page, quien ha asegurado que desde la región no se va a apostar por obligar a llevar mascarilla "ni siquiera en interior", puesto que tanto la experiencia como los datos científicos avalan esta decisión.

Considera García-Page que no se puede volver a parar el país, con la economía "patas arriba" como está, y más aún cuando "nos estamos apañando" para manejar el covid.

Y es que, ha considerado, en el sector sanitario se ha dado "tal estirón" que se ha terminado "quedando con más presupuesto que médicos", aunque en casos como estos, "es mejor pecar por exceso que por defecto".

Todo esto ha llevado a la portavoz del Gobierno regional a presumir de la situación hospitalaria de cara al verano y hacer así frente a las negativas previsiones desde organizaciones sindicales y partidos políticos. "El sistema está más que preparado para atender las circunstancias y demandas del verano. No vamos a tener ningún problema", ha asegurado Fernández, pero no solo en lo que respecta a la pandemia sino en todo lo demás.

Sin embargo, el Sindicato de Enfermería Satse ha estimado en 200 las camas que se cerrarán este verano en los hospitales de Castilla-La Mancha, a lo que suma la suspensión de consultas, pruebas diagnósticas e intervenciones quirúrgicas y, todo ello, en medio de la séptima ola de la covid-19.

Unas previsiones que Satse atribuye a la "incapacidad" de la Administración sanitaria y avisa de que los hospitales se convertirán en "auténticas bombas de relojería" durante el verano y no podrán garantizar una atención y cuidado óptimos a la ciudadanía, que también enferma en verano y que no puede esperar a septiembre.

Pero según Blanca Fernández, se trata solo de una estimación que Satse entiende que tiene que hacer, ya que ha recalcado que "no hay un cierre de camas como tal" sino que lo que se hace es "adecuar" la actividad asistencial a la actividad quirúrgica programada, de manera que se ralentiza la que no es grave y, a la vez, se adapta a las vacaciones de los profesionales sanitarios, que "tienen derecho a ellas como el resto de profesionales del mundo".

En todo caso, ha dicho que si se tienen que ampliar camas en un momento dado y por una determinada circunstancia, se hará; porque el sistema está "vivo" y los pacientes no pueden estar demasiado tiempo esperando una cama.