García-Page no comparte la reforma del Código Penal planteada por el Gobierno de Sánchez. - JCCM

CIUDAD REAL.- El presidente de Castilla-La Mancha y secretario general de los socialistas castellanomanchegos, Emiliano García-Page, no comparte la reforma del Código Penal para eliminar el delito de sedición que va a impulsar el Gobierno de Pedro Sánchez y considera que "este debate hoy no toca".

Así lo ha señalado en Ciudad Real, tras la presentación del proyecto de rehabilitación del antiguo palacete de Cruz Roja que convertirá este edificio en centro de atención a las víctimas de violencia sexual, donde ha considerado que en plena escalada de precios "lo único que se va a abaratar es el ataque a la Constitución".

Con "serenidad y tranquilidad", aunque sin ocultar la sorpresa que le ha causado el anuncio, García-Page ha recalcado que no comparte el planteamiento realizado desde el Gobierno. "Esto no significa que entre todos busquemos la mayor convivencia en Cataluña, y especialmente de la parte más independentista, con el resto de España", ha insistido, pero cree que "el camino de dejar las soluciones a los que tienen como propósito romper la convivencia, no es el camino".

En su opinión, "dentro de uno o dos años", se podría plantear como algo "lícito" abordar "cómo llamaríamos en España a algo que nos sorprendió a todos, a lo que sucedió en Cataluña". Un debate que "no toca" hoy, ha señalado, puesto que el primer objetivo de todos debería ser que Puigdemont viniera a España y se sometiera a las mismas normas que Junqueras y los demás, en lugar de "cambiar las normas a mitad de partido". "Primero Puigdemont aquí y luego ya hablamos de cómo tipificar las futuras intentonas", ha apostillado.

Y es que para García-Page no es un debate sereno si se produce cuando hay aún procesos en marcha, incluso en los tribunales europeos, que no duda tomarán nota si se produce este cambio normativo antes de dictar sentencia.

El líder de los socialistas castellanomanchegos dice poder entender la "buena intención" del Gobierno de España, pero "un pacto" para afrontar el intento de quebranto constitucional "de toda una operación planificada del independentismo catalán", "no es sereno ni objetivo".

Por su parte, respecto a quienes plantean una homologación legal a otros países europeos, García-Page se ha mostrado convencido de que "no se va a encontrar en Europa con qué equiparar" la actitud de los independentistas el 1-O, puesto que "no fue una algarada", al tiempo que ha recordado que todo sistema democrático está obligado a dotarse de mecanismos de defensa ante "quien quiera atacarlos".

Considera que en aquel momento hubo "demasiados brazos cruzados y errores de bulto" por parte del PP, "se les fue la mano" y ahora "estamos pagando la factura". Por ello está convencido de que quien quiera volver a intentarlo debe saber que las consecuencias "no son solo políticas, retóricas, sino también penales".

Y aunque al ser preguntado por la "preocupación electoral" que este anuncio puede generar, ha señalado no saber si es así o no, sí ha planteado "si se diría lo mismo si esta decisión, en vez de unos meses antes de las autonómicas, se hubiera planteado unas semanas antes de las generales".

Por último, y en relación a si pedirá a los diputados nacionales y senadores castellanomanchegos votar en contra, ha señalado que "no me deben el cargo", a lo que ha añadido: "Solo faltaría que jugáramos al independentismo dentro del Congreso". "Supongo que para muchos será un plato de mal gusto", ha concluido.