La ruta que marcó don Quijote que recorre decenas de pueblos de Castilla-La Mancha

La Ruta de don Quijote se puso en marcha en el año 2005 con motivo del IV Centenario de la publicación de la obra universal de Miguel de Cervantes, pero tras muchos años el Gobierno de Castilla-La Mancha la relanzó en 2017 como el recorrido más fiel a los pasajes literarios y con 34 municipios incluidos en la iniciativa.
Estatua de don Quijote en Alcázar de San Juan, Ciudad Real.— TURISMO CLM
photo_camera Estatua de don Quijote en Alcázar de San Juan, Ciudad Real.— TURISMO CLM

TOLEDO.- Las andanzas del hidalgo y su fiel escudero a los que dio vida Cervantes dejaron huella por los siglos de los siglos y viajar por La Mancha es una forma de seguir su rastro y conocer los lugares donde se desarrollaron las aventuras y desventuras de don Quijote.

Kilómetros y kilómetros, pueblos y pueblos que recorrió en la obra literaria y que hoy día siguen muy vinculados a esta figura, muchos de los cuales forman parte de la Ruta de don Quijote.

Esta iniciativa se concibió hace 17 años como un itinerario natural que transcurría por vías y caminos de la región a lo largo de 2.500 kilómetros y 148 municipios, en los que se construyeron infraestructuras y se instaló una señalética muy particular que identificaba la ruta con las aspas de los molinos blancas sobre un fondo verde.

Tal fue el éxito cosechado por la Ruta de don Quijote que en 2007 fue declarada itinerario cultural europeo por el Consejo de Europa, que valoró su sostenibilidad, la gestión cultural y su internacionalización.

Durante el cambio de gobierno en el Ejecutivo castellanomanchego la ruta se diluyó y no fue hasta 2017 cuando la Junta socialista recuperó esta idea pero con una perspectiva diferente, más centrada en los escenarios que forman parte de la obra y no específicamente en itinerarios naturales.

Fue en la Feria Internacional del Turismo (Fitur) de 2017 en la que presentó la rediseñada Ruta de don Quijote con tres propuestas de salida y 34 localidades incluidas (19 de la provincia de Ciudad Real, siete de Toledo, cuatro de Albacete y otras cuatro de Cuenca).

En concreto, la ruta, configurada como una experiencia turística única para conocer esta región, propone una primera salida, de don Quijote en solitario, desde Argamasilla de Alba (Ciudad Real) -una de las poblaciones que se disputan desde siempre ser la patria de don Quijote- y que recrea cuatro aventuras en cuatro lugares, la venta en la que fue armado caballero, la aventura del muchacho Andrés, la encrucijada donde estuvo dudando qué camino seguiría y la aventura de los mercaderes donde quedó molido a palos.

La segunda salida, con su escudero Sancho Panza, ofrece pasar por donde don Quijote vivió 12 de sus aventuras como la de los molinos de viento, la de los frailes y el vizcaíno, la de la venta donde le curaron la ventera y su hija y se hizo el bálsamo de Fierabrás, o la aventura del cuerpo muerto de la que tomó el nombre del caballero de la triste figura.

Y la tercera salida, también junto a su escudero, acerca a 19 aventuras y recorre los territorios donde el hidalgo se encontró con su amada Dulcinea, vivió las bodas de Camacho o la aventura de la cueva de Montesinos.

En Castilla-La Mancha, don Quijote es todo un emblema y sus andanzas han generado un turismo cultural descrito por Cervantes que no solo atrae a los amantes de la literatura sino también a otros visitantes que no quieren dejar pasar la oportunidad de revivir lo que en la ficción ha logrado sobrevivir años y años.

La novela de Cervantes siempre invita a impregnarse del espíritu del ingenioso hidalgo y tomar contacto con la tierra que su creador describe con tanta precisión en los dos tomos de la obra que comienza con la mundialmente conocida frase: "En un lugar de La Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme…".

Pasar por llanuras, antiguas ventas, pueblos, molinos, el mayor viñedo de Europa y una naturaleza llena de lagunas y paisajes en una geografía que envuelve a un turista que siempre quiere conocer más y seguir las huellas de don Quijote, constituyen la ruta literaria propuesta en la relanzada iniciativa que toma como referencia dos mapas.

Estos dos mapas fueron trazados, por un lado, por Tomás López según las observaciones de don José de Hermosilla y publicado por la Real Academia Española en Madrid en 1780 y, por otro lado, por Manuel Antonio Rodríguez según los estudios históricos de Juan Manuel Pellicer e impreso en Madrid por Gabriel de Sancha en 1798.

Pero no solo la literatura y el turismo contribuyen a configurar una ruta de don Quijote sino también la gastronomía, ya que Cervantes detalla en su obra lo que comían y bebían sus personajes y las costumbres culinarias de cada zona.

En su obra puede encontrarse comida de labradores, pastores, arrieros y cabreros, lo que comían los hidalgos como don Quijote y qué consumían los ricos y nobles de la época en la que está ambientada.

Algunos de los productos y comidas que Cervantes nombra en su novela, que despierta el interés de quienes quieren probar los manjares de antaño en su recorrido actual por la región, son carnero, salpicón, duelos y quebrantos, lentejas, palomino, guisos pantagruélicos, requesones, empanadas de conejo, pescados en salazón, albondiguillas, manjar blanco, gazpachos, olla podrida, alboronía, lengua y manos de vaca, perdices, torreznos asados, bellotas, frutas de sartén, suplicaciones o carne de membrillo además de pan, queso y vino.

Sea como fuere, don Quijote es, sin duda, uno de los mejores guías turísticos de Castilla-La Mancha y seguir sus pasos es una alternativa perfecta para adentrarse en esta comunidad y descubrir decenas de lugares a la vez que degustar platos muy típicos de La Mancha.

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