Apostar por las energías limpias o negacionismo climático, modelos contrarios para Castilla-La Mancha entran en juego el 28M

REPORTAJE | En los últimos años la comunidad autónoma ha visto en las renovables una oportunidad, tanto para ejercer su responsabilidad con el medio ambiente como de desarrollo económico, que contrasta con los planteamientos que se hacen desde la derecha de cara a la cita electoral.
Imagen del archivo del río Tajo a su paso por la central nuclear de Trillo, en la provincia de Guadalajara. - C. JORDÁ
photo_camera Imagen del archivo del río Tajo a su paso por la central nuclear de Trillo, en la provincia de Guadalajara. - C. JORDÁ

TOLEDO.- Castilla-La Mancha se ha convertido en los últimos años en un referente en materia de energías limpias. Una apuesta por un modelo energético más justo y racional con el que la comunidad autónoma, además de acelerar su transición energética y contribuir a mitigar los efectos del cambio climático, se ha propuesto atraer proyectos que crean riqueza y empleo en las zonas en las que se asientan.

Una comunidad autónoma en la que en los últimos ocho años se ha visto en esta apuesta una oportunidad para el territorio, tanto desde la responsabilidad en la lucha contra la variación global del clima, aprovechando a la vez los recursos naturales de los que dispone para generar ingresos y ayudar al desarrollo de las zonas rurales.

Un cambio de rumbo en las políticas energéticas que han llevado ya a Castilla-La Mancha a superar en su mix energético (la combinación de las diferentes fuentes de energía que cubren el suministro eléctrico) los 10.000 megavatios de potencia instalada eléctrica procedente de energías de fuentes renovables, lo que representa más del 81 por ciento, 22 puntos por encima de la media del país.

Impulso que también dará al desarrollo de las renovables en la región la producción de hidrógeno verde, con importantes proyectos en Puertollano y Guadalajara.

Alternativas energéticas que también se han planteado para la comarca conquense sobre la que hasta hace solo unos meses pendía la amenaza del cementerio nuclear y para la que ahora se propone la producción de energía fotovoltaica como revulsivo, fuente de ingresos y generación de empleo.

Modelo y apuesta decidida por las energías renovables que también se encuentra sobre el tablero de juego el próximo 28 de mayo, cuando los castellanomanchegos están llamados a las urnas para elegir a quiénes serán sus representantes -y las políticas a seguir, cambiar o poner en marcha- durante los próximos cuatro años.

Y es que no todos los partidos políticos que aspiran a gobernar en la comunidad autónoma mantienen este posicionamiento respecto al papel de las renovables, cuál debe ser el modelo de desarrollo y en algún caso ni siquiera sobre el concepto mismo de cambio climático.

Así, por ejemplo, mientras que desde el actual Ejecutivo, presidido por el socialista Emiliano García-Page, se viene advirtiendo sobre los efectos del cambio climático al hablar de agua y los caudales ecológicos establecidos para el Tajo, desde el Partido Popular su candidato a la Junta, Paco Núñez, hace suyos los planteamientos de Moreno Bonilla (respaldados por Vox) para Doñana, con los que se incumple la normativa europea medioambiental al plantear una regulación indiscriminada de regadíos. Un modelo -ya advertía- que pretende replicar en Castilla-La Mancha si llega al gobierno.

Posiciones aún más distantes si se mira todavía más a la derecha, puesto que desde Vox también se ha introducido el negacionismo climático en esta campaña electoral. Planteamientos de la ultraderecha como los del vicepresidente de Castilla y León, Juan García-Gallardo, quien durante una visita a Toledo para acompañar al candidato de Vox a la presidencia autonómica, David Moreno, defendía explotar los recursos naturales para favorecer el desarrollo industrial, aceptando las "externalidades negativas" que implique, puesto que "el clima lleva cambiando desde el origen de la Tierra".

Y es que el planteamiento de la formación de Santiago Abascal considera "excusas" con las que se pretende frenar el desarrollo cuestiones como las emisiones de CO2 -gas sobre el que ponen en duda si es contaminante-, y rechazan un modelo en el que se anteponga la preservación del medioambiente al crecimiento económico.

Por ello de cara a las elecciones autonómicas y municipales del 28 de mayo piden que se elija entre el modelo de quienes "quieren carriles bici y no hacer infraestructuras ferroviarias" o el suyo, que pasa por explotar los recursos y dotar de infraestructuras a "territorios olvidados".

Extremo contrario a lo que se plantea desde la confluencia de izquierdas Unidas Podemos, en la que además de la formación morada e IU se integran en Castilla-La Mancha Verdes Equo y Alianza Verde, desde la que no solo plantean un compromiso medioambiental para mitigar los efectos de la crisis climática, sino también a la hora de plantear políticas responsables.

Serán los ciudadanos los que hablen en las urnas y elijan también con sus votos el próximo 28 de mayo qué modelo prefieren para Castilla-La Mancha.

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