Toledo y Guadalajara, claves frente al empate técnico que mantienen Page y las derechas de cara a las autonómicas de mayo

El PSOE ganaría las elecciones con mayor número de votos, pero se quedaría con 16 diputados, mientras que PP y Vox podrían sumar para hacerse con el gobierno, según un estudio de Key Data para 'Público'.

TOLEDO.- A falta de diez semanas para la cita electoral del 28 de mayo qué deparará la próxima legislatura a Castilla-La Mancha es una incógnita. Unas elecciones autonómicas en las que se enfrentan dos grandes bloques, por una parte el PSOE de Emiliano García-Page, que gobierna en la región desde 2015, y por otra un Partido Popular que quiere volver a la Junta aunque para ello tenga que hacer hueco en su gobierno a la ultraderecha de Vox. Una opción que desde hace unos meses manejan abiertamente los populares, conscientes de que obtener la mayoría absoluta es algo complicado de repetir en el feudo socialista.

Una batalla que, según el último estudio de Key Data para Público, se librará voto a voto, al ser un escaño el que determinaría si conquista la mayoría absoluta un bloque u otro.

Y es que aunque los socialistas obtendrían el mayor número de votos, por el camino perdería alrededor de 40.000 respecto a las elecciones de 2019 -obtuvo entonces 476.469, el 44,1 por ciento del total-, lo que supondría perder tres escaños y quedarse con 16 diputados, uno menos de los que dan la mayoría absoluta en el Parlamento castellanomanchego. Escaños insuficientes para que, en principio, García-Page encadenara su tercer mandato.

Enfrente tendrían a un PP encabezado por Paco Núñez, que en su segundo intento de llegar al Palacio de Fuensalida, mejoraría notablemente los resultados obtenidos hace cuatro años, cuando se quedó a 15 puntos del PSOE. Hoy, según este estudio, estarían ya a menos de tres puntos de los socialistas en estimación de voto (36,7 por ciento frente al 28,5 por ciento obtenido en las urnas en 2019). Un resultado que daría a los populares 15 escaños, número insuficiente para gobernar en solitario.

Mayoría absoluta que sí podrían alcanzar de la mano de Vox, cuyo candidato, David Moreno -quien hace doblete optando también a la Alcaldía de Talavera de la Reina-, ya ha señalado que tiene en Castilla y León "el ejemplo" de lo que quieren para Castilla-La Mancha. De este modo la llave del futuro gobierno podría estar en manos de la formación de ultraderecha, a la que este estudio da una estimación de voto del 10,5 por ciento, lo que supone 3,5 puntos más que en 2019, cuando con 75.636 votos obtenidos se quedaron sin representación en las Cortes, y que sin embargo a día de hoy conseguirían 2 diputados.

Cabe recordar que el Parlamento de Castilla-La Mancha es, junto al de La Rioja, el que menos diputados tiene, 33, aunque con la diferencia de que mientras la primera tiene una población que supera los 2 millones de habitantes, la segunda no llega a los 320.000.

Número de escaños que se fijó, tras dos cambios de la ley electoral en una misma legislatura (2011-2015), la de gobierno del PP con la mayoría absoluta cosechada por María Dolores de Cospedal, en la que se pasó de 49 a 53 diputados y después se optó por un nuevo cambio, reduciéndolos de 53 a los 33 actuales.

Ley electoral que no se ha vuelto a tocar en estas dos últimas legislaturas ya bajo el gobierno del PSOE, puesto que a pesar de los intentos realizados para plantear una reforma del Estatuto de Autonomía y con ella de la ley electoral, no se han llegado a alcanzar los acuerdos necesarios para hacerlo y los socialistas tampoco han querido hacer uso del 'rodillo' que les permitía su mayoría absoluta en esta legislatura para sacarla adelante -como sí hizo, por otra parte, Cospedal-.

Un debate que no se ha vuelto a poner seriamente sobre la mesa, después de que a principios de esta legislatura socialistas y populares llegaran a un acuerdo recuperando el sueldo de los diputados (suprimido bajo el gobierno del PP) a cambio de eliminar la limitación de dos mandatos para el presidente del Ejecutivo. Algo que, finalmente, ha posibilitado que Emiliano García-Page sea por tercera vez el candidato del PSOE y el próximo 28 de mayo opte a continuar otros cuatro años al frente de la Junta de Comunidades.

De esta forma, y con unas Cortes castellanomanchegas que continuarán con un número mínimo de diputados, la complejidad de hacerse con un escaño que decante la balanza de un lado o de otro es grande, y dependerá de dónde se libre la batalla.

Algo que, según este estudio de Key Data, tendrá lugar en las provincias de Toledo y Guadalajara, donde hay en juego 9 y 5 escaños, respectivamente, y las proyecciones apuntan a un empate en el reparto entre el PSOE y el PP (4 para cada uno en el caso de Toledo y 2 en Guadalajara), con el partido de Santiago Abascal entrando en liza para hacerse con el último diputado.

Una caza del voto de derechas que se augura el PP y Vox librarán en los corredores, el de La Sagra en la provincia de Toledo y del Henares en Guadalajara, al ser estas zonas de mayor crecimiento en poblacional de la comunidad autónoma, y en las que, precisamente, la formación de ultraderecha viene experimentando una mayor expansión, vinculada a su arraigo nacional.

Un planteamiento en el que un elemento a tener en cuenta también será que no en todas las circunscripciones el escaño 'cuesta' lo mismo, ya que en Toledo, por ejemplo, es necesario obtener un mayor número de votos para obtener un diputado que en la provincia de Cuenca o de Guadalajara.

Según el estudio realizado para Público, el PSOE ganaría en Albacete y Ciudad Real, donde obtendría 4 escaños en cada una, repitiendo los resultados de 2019, mientras que el PP ganaría en Cuenca, consiguiendo tres diputados, arrebatando así uno a los socialistas.

Pero si ni de una forma o de otra fuera posible formar gobierno, en esa carrera por conseguir el apoyo de los votantes castellanomanchegos, habría otro factor a tener en cuenta y que el candidato del PP ya se ocupado de 'rescatar' de cara a la campaña: si no hay mayoría alternativa, al no contemplar la ley autonómica una repetición de elecciones, la fuerza que obtiene mayor número de votos se queda con el gobierno. Una situación que parece poco probable pero con la que Núñez cuenta, de ahí que se confíe a obtener al menos un voto más que el Partido Socialista que le daría el gobierno también si el peaje exigido por Vox para darle su apoyo fuera excesivo.

Junto a todo ello, este estudio pone de manifiesto algo que vienen señalando encuestas y sondeos desde hace meses, el batacazo electoral que sufriría Ciudadanos, perdiendo los cuatro escaños que cosechaba en 2019 (uno por provincia, salvo Cuenca), y que Unidas Podemos volvería a quedarse fuera del arco parlamentario, como ya sucediera hace cuatro años tras la experiencia de haber entrado como socios de gobierno en el Ejecutivo de García-Page.

En el caso de la formación naranja, según el estudio elaborado por Key Data para Público, la candidatura encabezada por Carmen Picazo (que como el candidato de Vox, también dobla candidatura y opta en este caso a la de Albacete), perdería más de 90.000 votos respecto a los resultados electorales de 2019, cuando 122.619 personas les dieron su apoyo. Ahora, de acuerdo a estas proyecciones, el porcentaje de votos no alcanzaría siquiera el 3 por ciento, frente al 11,4 por ciento de la anterior convocatoria.

Quedaría así por detrás de la confluencia de izquierdas Unidas Podemos que, encabezada por José Luis García Gascón -quien fuera director general de la Junta durante los dos años en los que la formación morada formó parte del Gobierno a cambio de salvar unos presupuestos-, también perdería casi 3.000 votos respecto a los resultados de 2019, quedándose de nuevo sin escaño.

De este modo, a setenta días de la cita electoral quién formará gobierno de cara a la próxima legislatura en Castilla-La Mancha no está tan claro.

El PSOE, al que las encuestas dan como ganador en número de votos, no tiene garantizado revalidar la mayoría absoluta que le dé el gobierno y la estabilidad de la que ha disfrutado durante los últimos cuatro años.

Por su parte para el PP de Núñez, las opciones pasan por gobernar con Vox y repetir el modelo de Castilla y León, o bien la alternativa menos probable: confiarse al voto a voto y sumar uno más que García-Page para lograr llegar a Fuensalida, una opción que complicaría la acción de gobierno.