¿Por qué este verano el Tajo a su paso por Toledo ofrece una imagen impactante con su lecho al descubierto?

La estampa de los tramos en los que afloran las piedras -y la basura acumulada- podría hacer pensar en una drástica reducción del caudal, aunque la realidad es que se mantiene en los mismos niveles que otros meses de agosto. Los azudes y la "visión falsa" que ofrecen del río tienen la respuesta. 

En algunos tramos del cauce del Tajo a su paso por Toledo se puede ver el lecho del río.
photo_camera En algunos tramos del cauce del Tajo a su paso por Toledo se puede ver el lecho del río.

TOLEDO.- Las imágenes que este verano está dejando el Tajo a su paso por Toledo dejando al descubierto las piedras de su lecho han hecho saltar las alarmas sobre una posible reducción del caudal del río.

Algo que, sin embargo, no se corresponde con la realidad, puesto que no se ha reducido durante este verano el caudal en la capital castellanomanchega de forma alarmante, "al menos, no más que otros meses de agosto de los últimos más de 40 años".

Así ha dado respuesta a esta cuestión la Cátedra del Tajo-Soliss, desde la que explican que según los datos del Sistema Automático de Información Hidrológica (SAIH) de la Confederación Hidrográfica del Tajo, en la estación situada en la Casa del Diamantista, el caudal media por hora ha sido de 22,9 m3/s en los últimos diez días, habiendo oscilado entre 14,7 y 32,7 m3/s. Cifras que están "en perfecta consonancia" con lo que viene ocurriendo desde 1980, cuando el caudal medio en los meses de agosto de la serie histórica se sitúa en 19,1 m3/s.

Sin embargo, sí que son apreciables los efectos del trasvase Tajo-Segura, puesto que con anterioridad a la entrada en funcionamiento del acueducto, los caudales medios en el mes de agosto sí eran más altos, situándose entonces en 40,5 m3/s.

De este modo, consideran que 1980 marcó un antes y después para los caudales medios del Tajo, atribuido en parte a las transferencias realizadas al Levante, pero también debido a la reducción de aportaciones que ha venido recibiendo de forma natural el río por el cambio climático.

Sin embargo, si no se ha producido una disminución significativa del caudal, ¿por qué el río presenta algunos tramos a su paso por Toledo en los que se puede ver el lecho?

Desde la Cátedra del Tajo señalan que la causa real del aspecto que presenta el río este verano se remonta a septiembre de 2023, cuando las lluvias torrenciales generaron una brecha en el azud de Santa Ana, la cual, a lo largo de estos meses, se ha ido haciendo mayor. Esto hace que el caudal ya no sea retenido por la barrera de cemento que supone el azud y, por tanto, fluye aguas abajo a través de la abertura.

Y es que, precisan, los azudes situados a lo largo del tramo urbano del río ha generado a lo largo de estos años "una visión falsa" del aspecto real del río: "Nos tenían engañados".

Las aguas discurrían embalsadas, lo que hacía que "se distribuyeran a lo largo y ancho del cauce, con un movimiento imperceptible, dando una sensación real de presencia de gran cantidad de agua almacenada, pero irreal de gran caudal".

De este modo, la "liberación" del río en el azud de Santa Ana ha permitido que las aguas almacenadas fluyan río abajo, ocupando el caudal actual tan solo una parte del cauce en las zonas donde el valle es más abierto y con menos profundidad.

Así, aunque el caudal es similar al de otros veranos, el agua ya no se almacena antes del azud de Santa Ana, siendo visible solo el agua circulante. Al haber desaparecido el agua que estaba embalsada, solo pasa por ese tramo de río el caudal circulante que, como todos los meses de agosto de la serie histórica, es más bajo que en otras estaciones del año.

Una imagen "impactante" del Tajo a su paso por Toledo, que deja ver no solo deja ver parte de las piedras de su lecho, sino también las basuras acumuladas en el fondo, así como aguas retenidas en algunos puntos en las que proliferan las algas por el exceso de calor y nutrientes.

Salvo las basuras, precisan, el resto responde a procesos naturales que los ríos mediterráneos sufren durante el estiaje (cuando debido a la sequía las aguas de un río presentan un nivel más bajo o caudal mínimo en ciertas épocas del año). Y es que, subrayan, "los ríos tienen una gran capacidad de resiliencia ante las alteraciones humanas".

Por ello, "si dejamos que actúe", en poco tiempo la vegetación de ribera irá ocupando estas zonas, generando un río más natural y con mayor diversidad".

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