La motilla del Retamar precisa una intervención "de urgencia" para garantizar su seguridad.

CIUDAD REAL.- La motilla de Retamar, un excepcional yacimiento arqueológico de la Edad del Bronce ubicado en la localidad ciudadrealeña de Argamasilla de Alba, tendrá la declaración de Bien Interés Cultural (BIC) antes de que finalice el año, aunque ya será de aplicación de forma inmediata y provisional el régimen de protección previsto por la Ley de Patrimonio Cultural de Castilla-La Mancha desde el momento en que se inicie el procedimiento. Algo que se producirá una vez que la Junta de Comunidades reciba el documento técnico para incoar el expediente de declaración.

Así se ha puesto de manifiesto durante la visita que ha realizado al yacimiento la viceconsejera de Cultura y Deportes, Ana Muñoz, junto al alcalde de Argamasilla de Alba, Pedro Ángel Jiménez, y la vicepresidenta tercera de la Diputación provincial, Noelia Serrano, para constatar los trabajos que se están desarrollando en el marco de la primera campaña de restauración de la motilla.

Visita que se produce después de que la Junta de Gobierno Local del consistorio argamasillero haya aprobado el informe técnico elaborado por el arqueólogo, doctor en Prehistoria y profesor en la Universidad Complutense de Madrid Luis Benítez de Lugo, para la incoación del expediente de declaración de la motilla como BIC.

Un nivel de protección administrativa, el máximo contemplado por la legislación vigente, que resulta imprescindible para acceder a la financiación estatal derivada del fondo del 1,5% Cultural.

En estos momentos solo tres motillas, las del Acequión en Albacete; la de los Palacios en Almagro y la del Azuer en Daimiel, cuentan con este nivel de protección, por lo que la motilla de El Retamar se sumaría a este selecto grupo compuesto por los mejores exponentes de este tipo de elementos patrimoniales.

Y es que la motilla del Retamar necesita "con urgencia" unas labores de conservación que garanticen su seguridad y evitar la pérdida de información científica. Desde el Ayuntamiento de Argamasilla de Alba explican cómo factores climáticos y animales -conejos, fundamentalmente-, están provocando daños que "queremos controlar y minimizar".

Para ello desde el consistorio se ha llegado a un acuerdo con la Junta de Comunidades de cara a la aplicación a la motilla de medidas que garanticen la preservación de este bien cultural de gran importancia para Castilla-La Mancha, tal y como ha subrayado Jiménez.

LA PRIMERA ARMA DE LA MANCHA

Las motillas constituyen los primeros poblamientos en la región natural de La Mancha en la Edad de Bronce. Se situaban en las llanuras de inundación o en el cauce de los principales ríos que atravesaban la Llanura Manchega, en el caso de la motilla del Retamar, es el cauce del río Guadiana.

La del Retamar es una de las más relevantes de esta Cultura de las Motillas, en la que cada una de ellas es diferente y aportan, entre todas, informaciones complementarias.

Este yacimiento cuenta con una superficie de 2.990 metros cuadrados y se encuentra muy cerca de otras motillas, como la de Santa María. Al igual que el resto de motillas, cuenta con una torre central en torno a la cual se articulan una serie de lienzos de muralla de tendencia circular, estando asociadas todas ellas a la captación de aguas subterráneas.

Un tipo de yacimientos arqueológicos que son fácilmente reconocibles en el terreno, por ser montículos artificiales que se elevan una altura media de entre cuatro y diez metros sobre la llanura circundante, convirtiendo estas motas o motillas en hitos del paisaje.

En esta ubicada en el término municipal de Argamasilla de Alba se ha recuperado la única alabarda aparecida en Castilla-La Mancha, la primera arma en la historia de la región, y a la que la revista Complutum dedicó un artículo sobre su estudio y análisis científico el pasado mes de junio.

Hallazgo enmarcado en los trabajos de restauración de la motilla cuya dirección científica está integrada por el arqueólogo y profesor de la UCM Luis Benítez de Lugo y la arqueóloga y restauradora de bienes culturales Carmen Alañón, quienes han mostrado su agradecimiento a los propietarios de la motilla -se encuentra ubicada en un terreno privado-, la familia Moltavo Wilmot, por haber concedido su permiso para realizar los trabajos de conservación que precisa.

Respecto al programa de intervención, Benítez de Lugo explica que se desarrollará en varias fases, estando prevista para este año la primera de ellas, consistente en la limpieza del yacimiento, la toma de muestra y análisis de los morteros de la construcción, el ensayo para la aplicación de los consolidantes necesarios, la consolidación estructural de los muros que se encuentran más amenazados, así como la protección de los diferentes espacios mediante la colocación de mallas específicas y geotextil.

Durante los años 2019 y 2021 tanto la Junta como el Ayuntamiento cofinanciaron investigaciones arqueológicas en la motilla, con una inversión total de casi 50.000 euros, llevadas a cabo durante tres meses de trabajo de campo. Consecuencia de estas campañas fue el descubrimiento y estudio de la alabarda de la motilla del Retamar.

En este 2022 la aportación municipal al proyecto asciende a 15.000 euros, para una intervención de tres meses de duración en la que se contará con cuatro peones contratados a través del Plan de Zonas Rurales, han precisado desde el Ayuntamiento.

Cabe recordar que hace algo más de un año, desde el Gobierno de Castilla-La Mancha se anunciaba que todas las motillas de la región contarían con protección patrimonial para garantizar su conservación, siendo 46 las conocidas por la investigación hasta entonces.